CENTRO CABALISTA
ENERGÍA CÓSMICA TECNO/MENTE

ZOHAR Yisro

 
YISRO

 

Y Jetró, sacerdote de Midian, suegro de Moisés, oyó todo lo que había hecho El Eterno por  Moisés y por Israel. R. Ezequías comenzó aquí un discurso sobre el versículo: Y Aarón alzó su mano hacia el pueblo y los bendijo, (Vayikrá, Levítico 9,22.) Dijo: El empleo de la palabra “mano”, en singular, indica que quería levantar su mano derecha encima de su izquierda, y esto por cierta razón esotérica. Encontramos en el libro del Rey Salomón que quien levanta su mano hacia el cielo sin ninguna intención devota de enunciar una plegaria o una bendición, será perseguido por diez poderes celestiales, los “'diez potentados que hay en la ciudad”  (Koheles, Eclesiastés 7,19.). es decir, los diez seres superiores designados sobre la “Extensión de las manos”, para recibir las bendiciones o plegarias ofrecidas con ellas, y para dotarlos con un poder a través del cual el nombre santo, Adonai, es glorificado y bendecido desde arriba y es así glorificado de todos los lados. Y estos “diez potentados” tomarán las bendiciones arriba y las derramarán sobre el de abajo. Por eso, cuando el hombre levanta su mano al cielo, debe cuidar que su intención sea orar o bendecir o suplicar, porque si la levanta vanamente, esos poderes que cavilan sobre la “Extensión de las manos” lo van a maldecir con doscientas cuarenta y ocho maldiciones. De uno así está escrito “y amó la maldición y ésta llegóse a él” (Tehilím, Salmos 109,17). Más aún, el espíritu de impureza se posa en tales manos, porque acostumbra merodear sobre un lugar vacío y la bendición no permanece allí. Por lo tanto, la mano debe ser alzada al cielo solamente como una expresión de oración o de bendición. Realmente, esta “extensión de las manos” tiene un profundo significado simbólico. Cuando un hombre extiende sus manos y las alza en plegaria y súplica se puede decir que glorifica al Santo de varias maneras. Simbólicamente —las dos manos contienen diez dedos une las diez Palabras (Sefirot), unificando con ello el todo y bendiciendo debidamente al Nombre Santo. También, une las carrozas internas y las Carrozas externas, de modo que el Nombre Santo puede ser bendecido de todos los lados, y todo se vuelve uno, lo de arriba y lo de abajo. Los diez poderes de que hemos hablado son las diez Palabras  (Sefirot) de abajo, simbolizadas por las letras inscriptas que corresponden a las de arriba, y en primera instancia tienen a su cargo el levantar los dedos en plegaria. Y cuando todo el lado de la santidad se une arriba, los “otros lados” están sometidos, y también ellos confiesan y alaban al Rey Santo. Observad esto. En la doctrina mística del Nombre Santo hablamos de Rey y Sacerdote, ambos arriba y abajo. El Rey arriba es el místico Santo de los santuarios —Biná— y debajo de él hay un Sacerdote, la mística Luz Primordial, que actúa ante él en apoyo; él es el sacerdote llamado “grande” y se halla estacionado a la mano derecha. Hay un Rey abajo, en la semejanza del Rey arriba, que es rey sobre todo lo de abajo. Y debajo de él hay un Sacerdote que le ayuda: es ese al que se llama Mijael, el Sumo Sacerdote, que está a la derecha. Todo esto constituye el verdadero objeto de la fe, la del lado de la santidad. Al “otro lado”, el lado que no es santo, hay también un rey, ese al que se llama “un rey viejo y un necio” (Koheles, Eclesiastés 4,13). y el sacerdote, que está bajo él y le auxilia, es On (nada, idolatría); a él se alude en el versículo: “Y Efraím dijo: Aunque me he vuelto rico, me he encontrado sin poder”, es decir, el no santo poder celestial que presidió sobre el acto de idolatría que cometió Jeroboam (Melajim 1, 1° de Reyes 12,28). sin el cual no habría podido ocurrir. Y bien, cuando este rey y este sacerdote del “otro lado” están sometidos y su poder quebrantado, todos los “otros lados” les siguen, y también están sometidos y quebrantados y reconocen la soberanía del Santo y de esta manera sólo El rige arriba y abajo, como está escrito: “Y en ese día sólo el Eterno será exaltado”I (Yeshayahu, Isaías 2,11). Exactamente de la misma manera El Eterno quebrantó aquí sobre la tierra el poder de un “Rey viejo y necio”, es decir, de Faraón, el cual, cuando Moisés le dijo “El El Eterno de los hebreos se ha encontrado con nosotros”, respondió, “yo no conozco al Eterno”, pero cuando el Santo, queriendo que Su Nombre fuese glorificado sobre la tierra como lo es en el cielo, lo castigó a él y a su pueblo, y entonces él vino y reconoció al Santo. Subsiguientemente también su sacerdote, es decir Jetró, el sacerdote de On, es decir, idolatría, fue también humillado, de modo que vino y reconoció al Santo, diciendo: “Bendito sea el Eterno, que os ha liberado... Ahora yo sé que el Eterno es más grande que todos los dioses” (Shemós, Éxodo 18,10- 11). Así, cuando ese rey y ese sacerdote reconocieron al Santo, Bendito Sea, y fueron ante El humillados, El fue exaltado arriba y abajo, y entonces, entonces solamente. El dio la Toráh, como soberana e indiscutida sobre todo. R. Eleazar meditó sobre las palabras del Salmo: “Sea El Eterno misericordioso con nosotros” (Tehilím, Salmos 67). Dijo: El rey David se levantó y alabó y agradeció al Rey Santo. Estaba estudiando la Torá en el momento en que el viento norte se levantó y tocó las cuerdas de su arpa, de modo que hizo música. ¿Y qué fue el canto del arpa? Ved ahora. Cuando el Santo se mueve hacia los carros y los ejércitos para dar alimento a todos esos seres superiores, como está escrito, “Ella (la Shejiná) se levanta cuando aún es noche y da alimento a los de su casa y una porción a sus servidoras” (Mishlei, Proverbios 31,15).  y todos están llenos de gozo y canto. Comienzan su decir himnos con las palabras: “El Eterno sea misericordioso con nosotros y nos bendiga y haga que Su rostro brille sobre nosotros”. Y el viento norte cuando despierta y respira sobre el mundo, canta: “Que tu camino sea conocido sobre la tierra, tu salvación entre todas las naciones”; y el arpa, cuando se la hace sonar con ese viento, canta: “Que todos los pueblos Te alaben, oh Dios; que todos los pueblos Te alaben”. En cuanto a David, cuando fue despertado y el Espíritu Santo lo movió, él cantó: “Entonces la tierra protegerá su incremento, y El Eterno, nuestro El Eterno, nos bendecirá; El Eterno nos bendecirá y todos los confines de la tierra lo temerán”. Esto lo cantó de manera de hacer bajar la bondad del Santo de arriba a la tierra abajo. Luego David ordenó todos estos cantos en un salmo. El canto del arpa —“Que todos los pueblos te alaben”— significa que cuando las naciones paganas reconocen al Santo, la gloria de El se consuma arriba y abajo. Cuando Faraón reconoció a El diciendo: “El Eterno es el Justo” (Shemos, Éxodo 9,27). todos los otros reyes debieron seguir tras de él: “Entonces los duques de Edom fueron aterrados” (Shemós, Éxodo 16,15).   porque Faraón era entonces quien reinaba sobre todo el mundo. Entonces vino Jetró, ese grande y supremo sacerdote de todo el mundo pagano, y confesó su fe en el Santo diciendo, “Ahora sé que el Eterno es más grande que todos los dioses”. Entonces el Santo fue exaltado en Su gloria arriba y abajo y entonces dio la Toráh en la plenitud de su dominio. R. Simeón le dijo a R. Eleazar, su hijo: Acerca de esto está escrito: “Que todos los pueblos te alaben, Oh Eterno; que todos los pueblos te alaben”. Entonces vino R. Eleazar y besó su mano. Pero R. Abba lloró y dijo: Un padre tiene piedad de sus hijos. ¿Quién se compadecerá de R. Eleazar y traerá sus palabras a su integración excepto si tiene la compasión del Maestro? Cuan felices podemos considerarnos porque tuvimos el privilegio de oír estas palabras de modo que no seremos avergonzados de nuestra ignorancia en el mundo por venir. R. Abba continuó: No dice que Jetró fue un sacerdote de On, sino de Midian. R. Simeón respondió: Todo es uno; primero, al suegro de José se lo llamó un “sacerdote de On”, y luego al “suegro de Moisés” se lo llamó un “sacerdote de Midian”, y ambos tienen el mismo simbolismo, porque ambos, Moisés y José, estaban en ese grado que simbolizan las dos Vavs que son una. Entonces R. Abba puso sus manos sobre su cabeza, lloró de nuevo y dijo: la luz de la Toráh alcanza ahora el trono más llevado en el cielo. Pero, ¿quién encenderá la lámpara de la Toráh cuando el Maestro haya desaparecido de este mundo? Desdichado el mundo que será huérfano sin ti. Pero las palabras del Maestro brillarán en el mundo hasta que el Rey Mesías aparezca, cuando “la tierra estará llena del conocimiento del Eterno como las aguas cubren el mar” (Yeshayahu, Isaías 11,9). Entonces Jetró se regocijó por todo lo que El Eterno (Elohim) hizo para Moisés e Israel, su pueblo y que el Eterno (YHVH) había hecho a Israel, a quien libró de manos de los egipcios. R. Jiyá dijo: Advertimos que hay una transición en este versículo del nombre Elohim al nombre de YHVH. Hay para esto una razón interna. El primer nombre indica la Shejiná que protegió a Israel en el exilio, estando siempre presente con los israelitas y con Moisés, y el segundo nombre significa, la suprema emanación que los sacó del Egipto, y simbólicamente se conoce como “Jubileo”. Según otra interpretación, “lo que El Eterno ha hecho para Moisés” se refiere al tiempo cuando fue arrojado al Nilo y cuando fue salvado de la espada de Faraón, y “para Israel su pueblo”, el tiempo cuando “él oyó el rugido”. R. Yose citó aquí el versículo: “El envió redención a su pueblo; El ordenó su pacto por siempre; santo y tremendo es su nombre” (Tehilím, Salmos 111,9). Señaló que este versículo y el siguiente (“el temor del Eterno es el comienzo de la sabiduría; buen entendimiento tienen todos que hacen sus mandamientos; su alabanza dura por siempre”) consiste, cada uno, de tres partes, de las cuales las primeras letras están en orden alfabético, mientras que el resto del Salmo solamente tiene dos de tales partes en cada versículo. Y su explicación fue que los últimos dos versículos, entre ellos completan el alfabeto en seis lados. El primero corresponde a las tres redenciones de Israel, aparte de la egipcia —es decir, babilónica—, Siria y la futura; el segundo a las tres divisiones de la escritura: Torá, Profetas y Escritos. “El envió redención a Su pueblo”, es decir, cuando El redimió a Israel del exilio egipcio; “El ha ordenado Su pacto por siempre”, esto es, cuando Jetró vino y el Santo  lo recibió en Su Pacto y lo acercó a sí mismo para que pudiese rendirle culto. Desde entonces todos los prosélitos fueron traídos a descansar bajo las alas de la Shejiná. Y de ahí “santo y tremendo es Su Nombre”, porque el Nombre Santo es otorgado cuando el “otro lado” es sometido y quebrantado, como en el caso de Jetró. Entonces Jetró... oyó. ¿Fue Jetró el único que oyó de todo lo que El Eterno ha hecho? ¿No se dice, 'Pueblos oyeron, estaban aterrados?” (Shemós, Éxodo 15,14). Efectivamente todo el mundo oyó, pero solamente Jetró renunció a la idolatría y aceptó al Santo para adorarlo. R. Abba dijo: Frecuentemente hemos afirmado que cualquier cosa que el Santo ha hecho, ya sea arriba o abajo, tiene un propósito: El es verdad y Su obra es verdad y, por eso, ningún fenómeno en el mundo ha de ser despreciado, como si no hubiera que tomarlo en cuenta, pues toda cosa está formada de acuerdo a una pauta divina y por eso es de alguna necesidad. Por ejemplo, una vez R. Eleazar estaba caminando con R. Ezequías que le hacía compañía, cuando se cruzaron con una víbora. R. Ezequías estaba por matarla, pero R. Eleazar dijo: No, déjala, no la mates. R. Ezequías le dijo: ¿Pero no es una creatura nociva que mata a la gente? A esto respondió R. Eleazar: Está escrito: “¿La serpiente muerde sin encantamiento? (Koheles, Eclesiastés 10,11). La serpiente no muerde si no es instada y ordenada a matar a alguien, de modo de impedir que esa persona cometa algún mal. Y el veneno lo emplea el Santo para efectuar algún milagro. En verdad, todo está en Sus manos; todo es de acuerdo a Su plan, y si no tuviera propósito, El no lo habría creado. Y si es malo despreciar algo en este mundo, cuánto más pecaminoso ha de ser el pensar con ligereza de alguna palabra o de algún acto del Santo, Bendito Sea.  Está escrito: “Y El Eterno vio todo lo que El había hecho, y, he aquí, que era muy Bueno” (Bereishis, génesis 1,31). El “El Eterno viviente” (Elohim Jayim) se propuso darnos luz y cuidar de nosotros en Su providencia. Y en Su creación todo está unido, arriba y abajo, el “Lado Derecho” y el “Lado Izquierdo”, el ángel de vida y el ángel de muerte: todos son parte de Su plan, y es “muy bueno”; todo es parte de la misma doctrina mística, aprehendida por los que contemplan el misterio de la sabiduría. Fue Jetró quien le dio a Moisés aguda advertencia respecto de la administración de justicia. Y en esto se contiene una alusión a su confesión del Santo, es decir, en su conocimiento de que “el juicio es del Eterno” (Devarím, Deuteronómio 1,17). y no pertenece al “otro lado” y que la ley y el derecho fueron dados a Israel y no a alguna de las naciones paganas, como está escrito: “El ha manifestado su palabra a Yaakov, sus estatutos” y sus juicios a Israel. No ha hecho así con ninguna otra de las naciones; y en cuanto a juicios, ellas no los conocen” (Tehilím, Salmos 147,19,20).    Así uno debe evitar el despreciar nada, pues las palabras de un hombre común pueden ser de gran consecuencia, como se dice de Moisés que él “escuchó la voz de su suegro e hizo todo lo que éste dijo” (Shemót, Éxodo 18,24). R. Eleazar continuó: Está escrito: “Por eso yo te alabaré. Oh Eterno, entre las naciones, y cantaré alabanzas a tu Nombre” (Tehilím, Salmos 18,50). David dijo esto al dictado del Espíritu Santo, cuando vio que la gloria del Santo no era exaltada y honrada en el mundo como debía ser, a menos que otras naciones también contribuyeran. Es verdad que el Santo es glorificado en mérito a Israel solo. Pero mientras Israel es el fundamento de la luz divina de la cual sale luz para el mundo entero, cuando las naciones paganas aceptan la gloria del Santo y Le rinden culto, el fundamento de la luz es fortalecido y todos sus rayos son unificados y entonces el Santo reina arriba y abajo. Exactamente es esto lo que ocurrió cuando Jetró, el alto sacerdote del paganismo, se convirtió al culto del verdadero Dios de Israel. El mundo entero, al oír de las potentes obras del Santo y al ver que un gran sabio, Jetró, se había acercado al culto del El Eterno de Israel, dejó sus ídolos comprendiendo su impotencia, y de esta manera la gloria del Santo Nombre de El Eterno fue exaltada en todos lados. Por eso se conservó en la Torá el relato referente a Jetró, con el nombre de Jetró encabezándolo. Faraón tenía como sus consejeros a tres sabios: Jetró, Balaam y Job. Jetró, como ya se adelantó, era el ministro de culto y no había Capitán celestial o estrella de los cuales no conociera el culto apropiado. Balaam era un máximo hechicero, de palabra y de acto. Job desplegó preeminentemente el sentido de la reverencia y el temor religiosos. Pues en la esfera de las relaciones supramundanas, ya en la región de la santidad o en la región de la no santidad (“'El otro lado”), el hombre no puede hacer bajar el espíritu de arriba y unirse con él sin un sentido de temor y reverencia, sin la concentración del corazón y la mente y el autoborrarse, el autodisminuirse. Sin este temor, el adorador, aunque sea un idólatra, no puede propiamente ligar su voluntad al poder de arriba; solamente será capaz de alcanzar algunas pequeñas chispas de ese poder y aun éstas requieren concentración de voluntad y un sentido de temor. La actividad religiosa de Jetró hubo de ser continua e independiente de las necesidades de los adoradores. Pues, para que pudiese ser capaz de emplear el poder cuando necesitaba hacer así, siempre hubo de estar vinculado con él. Balaam adhería a sus médiums, intermediarios, de hechicería, como hemos asentado, y Job, debido a ese superior sentido de reverencia que había en él, cuando vio las potentes obras del El Eterno de Israel en Egipto, se dirigió a rendirle culto a El con el mismo temor y la misma amplitud de reverencia. Pero Jetró no se convirtió sino más tarde. Solamente cuando los israelitas efectivamente dejaron Egipto, cuando él comprendió que eran fútiles todos los lazos con los que los magos egipcios intentaron retener a Israel en su poder y cuando vio que los egipcios todos habían perecido en el Mar Rojo, sólo entonces se orientó a rendir culto al Santo, Bendito Sea. Balaam, a su vez, no se convirtió del todo, porque se le pegó la impureza del “otro lado”. Pero aun él vio algo de lo Divino y lo Santo, aunque desde una distancia, a través de los desperdicios de su impureza y su ligadura al “otro lado”. Porque en él “otro lado” hay un ingrediente o anillo exterior de luz que rodea la oscuridad, como está escrito: “Un viento tormentoso que venía del norte, una gran nube... y un resplandor alrededor” (Yejezkel, Ezequiel 1,4).  Y él vio este resplandor desde una distancia, pero a través de una división. Por eso, aunque profetizó, no sabía lo que profetizaba: miraba la luz con “ojos cerrados” (Bamidbar, Números 24,4).porque no hay en el “otro lado” esfera que carezca enteramente de alguna luz del lado de la santidad. Así como en un campo de paja hay algunos granos de trigo, salvo solamente ciertos poderes menores de especial desvergüenza e impureza. Y fue ese pequeño lugar de luz lo que Balaam vio. Bendito es Moisés que se movió en todas las superiores regiones santas y que vio lo que no es dado ver a ningún otro ser humano. Más aún, como Balaam vio de una distancia una pequeña luz de dentro del “otro lado”, a través de una división, así vio Moisés a través de la gran luz, como a través de un muro, un rayo de oscuridad a su filo. Pero aun él no lo vio siempre, como Balaam no vio siempre el rayo de luz. Feliz fue la suerte del fiel profeta Moisés, por la que leemos acerca de él “Y se le apareció el ángel del Eterno en una llama de fuego en medio de una zarza” (Shemós, Éxodo 3,2) La zarza efectivamente estaba en esa región de santidad y se apegó a ella, pues todas las cosas tienden la una a la otra, las puras y las impuras, no hay pureza salvo a través de la impureza; un misterio que se expresa en las palabras: “Una cosa limpia desde una no limpia” (Yiov, Job 14 4). El cerebro está contenido en una vaina, una vaina que no se romperá hasta el tiempo cuando los muertos vuelvan a levantarse. Entonces la cáscara se quebrará y la luz brillará en el mundo desde el cerebro, sin ninguna cubierta sobre él. Bienaventurados los justos en este mundo y en el mundo por venir. Y Jetró tomó a Tzipora y sus dos hijos. ¿Por qué se los llama “sus dos hijos” y no “hijos de Moisés”? R. Jiyá dijo que debido a que ella los había criado. Pero R. Eleazar lo explicó de manera diferente, diciendo que por haberse Moisés unido a una esfera superior de santidad (la Shejiná), habría sido irreverente llamarlos 'los hijos de él”, aunque eran en realidad hijos suyos, y más tarde, cuando se hubo separado de la Shejiná y fue a encontrarse con su suegro, leemos: “Y Jetró, el suegro de Moisés, vino con los hijos de éste” (Shemós, Éxodo 18,5).  R. Simeón dijo: ¡Eleazar, Eleazar! Veo que el comienzo de tu interpretación es completamente exacto, pero no el final. Ciertamente, a causa del honor de la Shejiná que estaba unida con él en ese tiempo, está escrito “los hijos de ella”, pero cuando después dice '“los hijos de él” se refiere, no a Moisés, sino a Jetró. el cual engendró hijos después de que Moisés vino a él, como Labán, el cual no tuvo hijos antes de que Yaakov vino y residió en su casa. Por consideración a Moisés, y por su mérito, Jetró engendró hijos, los cuales trajo entonces consigo a Moisés, de modo que pudieran entrar juntos bajo las alas de la Shejiná. Por eso dice en el versículo siguiente: “Yo, tu suegro, Jetró, vengo a ti con tu mujer y sus dos hijos con ella” (Shemós, Éxodo 18, 6). Y que Jetró tuvo hijos, es algo definitivamente asentado: “Y los hijos del Kenita, el suegro de Moisés” (Shofetím, Jueces 1,16). y dejó sus hijos para que estuvieran con Moisés. Entonces R. Simeón expuso, en relación con este tema, las palabras del profeta Isaías “y muchos pueblos caminarán, y dirán, ‘venid y subamos al monte del Eterno, a la casa del El Eterno de Yaakov” (Yeshayahu, Isaías 2,3). Dijo: Vendrá un tiempo cuando las naciones paganas andarán y serán traídas bajo las alas de la Shejiná. Dirán “Subamos”, pues todo paganismo es un descenso, y la adhesión al Santo es un ascenso “al monte del Eterno”, es decir, el El Eterno de Abraham, el cual dijo: “En el monte del Eterno se verá” (Bereishis, génesis 22, 14). Porque así como el monte es libre para todos, paraque asciendan a él, así el lugar santo está abierto para recibir a todos los que vienen. El versículo continúa: “A la casa del El Eterno de Yaakov”, porque Yaakov llamó al mismo lugar '“una casa de El Eterno” (Bereishis, génesis 28,17).  o, más bien se llama “monte” y también se llama “casa”, aunque es la misma esfera de lo Divino, pues es un “monte” para las naciones del mundo que han de ascender si desean entrar bajo las alas de la Shejiná, pero es una “casa” para Israel, a quien la Shejiná apoya en la relación de una mujer a un marido, unidos en amor y gozo, revoloteando sobre Israel como una madre sobre sus hijos. De Jetró leemos: “Y Jetró... vino con sus hijos... a Moisés en el desierto”. Cuando dice “a Moisés”, ¿por qué agrega “en el desierto”? Porque en esto reside toda la significación de su venida; el “desierto” simbolizaba la “montaña del Eterno”, el lugar de la recepción de prosélitos. En otras palabras, Jetró vino a Moisés con la intención de hacerse prosélito y entrar bajo las alas de la Shejiná. Cada uno que viene a la región llamada “Monte” se vuelve participante en este misterio y se lo llama “un prosélito de justicia”. Pero aunque está unido a esta Santa esfera superior, se lo llama “Guer”, una persona que vive fuera de su propio país, porque ha dejado a su pueblo y su parentela y toma su morada en un lugar nuevo. Más aún, mirarás en torno y, de entre todo el pueblo, elegirás hombres capaces. R. Yitzjak y R. Yose estaban un día estudiando la Torá en Tiberíades. R. Simeón pasó junto a ellos y les preguntó con qué se estaban ocupando. Se contestaron: De las palabras que hemos aprendido de ti, Maestro. ¿Cuáles?, preguntó él. Ellos contestaron: Surge del versículo: “Este es el libro de las generaciones del hombre, en el día cuando El Eterno creó al hombre, a semejanza de El Eterno lo hizo” (Bereishis, génesis 5,1).  Dijeron: Se nos ha enseñado que el Santo mostró al primer hombre todas las generaciones futuras de la humanidad; todos los jefes, todos los sabios de cada período. Además, se nos enseñó acerca del misterio qua contienen las palabras “este es el libro” que hay dos libros, un libro superior y uno inferior. El libro inferior es el “libro del recuerdo”, y al libro superior se lo llama “este”. Y para mostrar que los dos no están separados, sino que forman uno, está escrito “este es el libro”. Hay dos grados, masculino y femenino. Porque a todas las almas y espíritus que entran en los seres humanos se alude en las palabras “generaciones del hombre (Adán)”, porque todos salen del “Justo”, y ésta es la “irrigación del río que salió de Edén para irrigar el Jardín”(Bereishis, génesis 2,10). Hay también otro “Adán”, inferior, al cual aluden las palabras “el día en que El Eterno creó al hombre (Adán)”, en el mismo versículo. Acerca del Adán superior, se alude a la unión de masculino y femenino primero sólo lejanamente con las palabras “este es el libro”, pero después de que produjeron descendencia se los llama abiertamente '“Adán”. Luego se dice que El Eterno hizo al hombre a “semejanza” de El Eterno. Pero la palabra “semejanza” la hemos de entender como una especie de espejo en el cual las imágenes aparecen momentáneamente y luego pasan. Según otra explicación, la palabra “semejanza” se refiere a la unión de los órganos masculino y femenino, y así lo afirmó el Maestro. Además: “este es el libro de las generaciones del Hombre”, es decir, el libro que revela el sentido interno de los rasgos del hombre, de modo de enseñar el conocimiento de la naturaleza humana. El carácter del hombre se revela en el cabello, la frente, los ojos, los labios, los rasgos de la cara, las líneas de las manos y aun las orejas. Por estos siete se pueden reconocer diferentes tipos de hombres. Los colores de un ojo y el tipo al cual su poseedor se conforma están contenidos en el misterio de la letra He cuando se halla en las letras Zain y Sámej. Aquel cuyos ojos son de un color azul amarillento tiene locura en sus venas. Por eso sufre de megalomanía y es grandilocuente en su manera y en su lenguaje. En la discusión es fácilmente derrotado. No merece ser instruido en el sentido místico de la Torá, pues no lo acepta humildemente y se infla con su conocimiento. Este tipo pertenece al misterio de la letra He, que está incluida en la letra Zain solamente, estando muy alejada de la letra Sámej debido a su fatuidad. Cuando un hombre así habla, aparecen en su frente muchos surcos. Uno cuyos ojos son pálidos con una cierta mezcla de un matiz verdoso es de disposición irascible, pero también es a menudo de corazón bastante benigno. Pero cuando se enoja se vuelve cruel. No se le puede confiar un secreto. Pertenece a la señal de la letra He cuando está incluida en la letra Sámej. El hombre cuyos ojos son blanco y azul, con solamente un punto negro en ellos, es alguien a quien se le puede confiar secretos y hace buen uso de ellos. Si hace un buen comienzo en algo, continúa prosperando. Sus enemigos no pueden prevalecer contra él, no le pueden hacer daño y eventualmente él los somete del todo. El se encuentra bajo la señal de la letra Kaf cuando está incluida en la letra Sámej. Esto en cuanto a los misterios concernientes a los ojos, misterios revelados a los sabios. Los lineamientos del rostro. Para los maestros de la sabiduría interior, los rasgos del rostro no son los que aparecen exteriormente, sino los de adentro formados por fuerzas internas; porque los rasgos del rostro están modelados por la impresión del rostro interior que se oculta en el espíritu que en él reside. Este espíritu produce hacia afuera rasgos que los sabios reconocen, siendo los verdaderos rasgos discernibles desde el espíritu. El hombre tiene un espíritu en el cual las letras del alfabeto están diseñadas de cierta manera. Todas esas letras están encerradas en ese espíritu y durante un tiempo los diseños de esas letras entran en el rostro. Y cuando entran el rostro aparece con el diseño de estas letras sobre él. Pero esta semblanza sólo dura por un tiempo breve, salvo sobre los rostros de los adeptos de la sabiduría, en quienes es siempre visible. Hay un lugar que se llama “el mundo por venir”, desde donde sale el misterio de la Toráh con su alfabeto de veinte y dos letras que es la esencia de todas las cosas. Y ese “río que sale de Edén” lleva todo esto consigo, de modo que cuando de allí emergen los espíritus y las almas, están todos sellados con la impronta de esas letras; las que cuando el espíritu de un hombre se encuentra así estampado por ellas, también hacen una cierta impresión en el rostro. (R. Simeón les dijo: si es así, la semejanza de la Madre no está impresa sobre la forma de ese espíritu. Ellos respondieron: Esta, Maestro, es la enseñanza que hemos oído de tus propios labios: El diseño de las letras proviene del lado que está arriba y la imagen de la Madre está impresa sobre el espíritu, mientras abajo la forma de la letra está oculta en el espíritu. El diseño de la Madre que se puede discernir exteriormente sigue a los cuatro prototipos, Hombre, León, Toro y Águila, en la Carroza Superior; y el espíritu proyecta la imagen de ellos todos por un tiempo, porque lo que pertenece al dominio del espíritu se abro camino y es a la vez visible e invisible. Todas estas formas están diseñadas en la figura de las letras y aunque están ocultas, las disciernen por un lapso breve aquellos que tienen ojos para ver; las disciernen los sabios que pueden comprender el misterio de la sabiduría, contemplar en él. Ahora, estos son los cuatro diseños, sus manifestaciones y significación: UNO Cuando un hombre anda en el camino de la verdad, los que conocen los misterios de la sabiduría interior pueden reconocerlo, porque el espíritu interior está debidamente preparado en él y proyecta su pleno diseño desde adentro hacia afuera, de lo invisible a lo visible. Y es este diseño el que se vuelve la forma exterior de un hombre. Este es el diseño que es más perfecto que cualquier otro. Este diseño es el que se hace visible brevemente a los ojos de la Sabiduría y de los hijos de ella. Cuando uno mira el rostro de un hombre así, está movido a quererlo. En él está trazado el diseño de cuatro letras por medio de una vena fina que se proyecta desde el lado derecho, y otra vena, que contiene dos más, que se proyecta desde la izquierda. Estas cuatro señales forman variadamente las cuatro letras que constituyen la palabra Edut (testimonio). La señal de la primera letra está representada por la vena que se encuentra en el lado derecho, y a cada una de las otras tres letras la representa una de las otras tres venas. Esto lo expresan las palabras: “Un testimonio (Edut) en José” (Tehilím, Salmos 81,6). porque quien lo miraba lo quería, y él era perfecto en amor. En la simiente de David los colores están invertidos y esto lo desorientó a Samuel  (Shmuel 1, 1° de Samuel 16,7). Un rostro así contiene todas las formas. Un hombre así es atemperado, tiene autocontrol, aun cuando está encolerizado, y se apacigua rápidamente. DOS Cuando un hombre, no enteramente malo, cambia sus maneras y se vuelve al Eterno, comienza a posarse sobre él un buen espíritu, de modo que se encuentra capacitado para prevalecer contra el mal que había en él, y durante un tiempo este espíritu nuevo se abre camino en la expresión de su rostro en la forma de un león, A un primer examen casual su rostro no inspiraría amor, pero gradualmente se lo comprende mejor y se lo ama mejor. Cuando la gente lo mira aparece sobre él un sentido de vergüenza por sus pasadas malas acciones, porque siente que todos conocen sus anteriores malos caminos y la sangre afluye a su rostro, y luego se vuelve pálido de nuevo. Hay en su cara tres venas, una a la derecha, una que sube al puente de la nariz y una tercera que se une a ellas y desde ellas se ramifica hacia abajo. Estas venas forman las figuras de las letras que están trazadas sobre su cara. Habitualmente están hacia afuera de manera prominente, temblorosa, pero cuando él es penitente y gradualmente se acostumbra a andar en el camino de la verdad, ellas se calman. El misterio de estas letras se halla contenido en la palabra Kariv (“cerca”), que significa que ha estado lejos de la santidad. Aunque también hay otras venas en su rostro, éstas no se salen afuera, excepto cuando él anda por las sendas torcidas y de iniquidad. Aquí también la simiente de David es lo inverso de otros hombres, apareciendo primero en la forma de Hombre y luego en la de León y finalmente separándose y tomando la forma del “otro lado”. TRES Cuando un hombre abandona los caminos de la Torá y sigue por caminos de iniquidad, el espíritu Santo, que primero residía en su yo interior, retira su influencia de él y otro espíritu ocupa su residencia allí, con otra forma que se imprime en los lineamientos exteriores y se manifiesta allí a la visión de los sabios en la forma de un Buey. Cuando miran a la persona así poseída, ven mentalmente esta forma y observan en ella dos venas rojas, granulosas en el lado derecho de la cara, y tres en el izquierdo. Estas son las letras simbólicas de su tipo que así se configuran visiblemente en su cara: una esférica y delgada, y sobre ella, las otras dos, también redondas. Los ojos de semejante hombre están profundamente hundidos en su cabeza. La expresión simbólica de estas letras es la siguiente: la primera vena tiene la forma de la letra Kaf y las otras dos variadamente la de Resch y Tav (Karet, igual a ser cortado). Las mismas letras están marcadas por las venas en el lado izquierdo de la cara. Su significación la indican las palabras “La insolencia de su semblante testifica contra ellos” (Yeshayahu, Isaías 3,9). Estas venas se hinchan en la cara más que todas las otras. Pero cuando el pecador se arrepiente y del camino del lado izquierdo vuelve a la mano derecha de misericordia y justicia, ese espíritu cuya forma es el buey es sometido, y prevalece el espíritu de santidad; entonces esas venas delgadas no asoman más, sino que se alojan en los huecos internos de la cara y dejan de ser vistas, y se vuelven evidentes aquellas que son el símbolo del buen espíritu. Se hacen evidentes en su posición. Con la simiente de David el caso fue a la inversa: primero dominó el león y luego el buey. En su rostro se hicieron visibles dos venas oscuras, una en el lado derecho y otra en el lado izquierdo, que formaban las dos letras, Dalet y Ain: lo que es completamente el reverso de otros hombres. CUATRO Esta es la señal de un hombre que se halla perpetuamente en estado de reparar malas acciones pasadas, corrigiendo los defectos de su vida anterior sobre la tierra. Lo simboliza la forma de un águila. Su espíritu es débil. En los lineamientos de su rostro no se disciernen venas protuberantes con un significado simbólico, pues ellas se perdieron durante el período de su vida anterior. Pero la señal por la que se lo puede reconocer es ésta. Sus ojos no chispean aun cuando está contento, porque su espíritu no brilla en las letras y la chispa de luz que había en él en su estado anterior se ha extinguido. El no pertenece al grado de aquellos cuyo carácter se puede leer en sus rostros. A él se le pueden aplicar las palabras: “Por lo cual yo consideré como felices a los muertos que ya fenecieron, más que a los vivos que viven todavía” (Koheles, Eclesiastés 4,2).    Pero la simiente de David la indican las palabras: “El secreto del Eterno está con aquellos que Lo temen, para mostrarles su pacto”. Así, en el espíritu del hombre, como lo hemos mostrado, están inscriptas letras que pugnan por ser visibles. Es privilegio de los sabios solamente el penetrar a través de esos reflejos en los símbolos interiores y descifrar rectamente estos símbolos, de modo que ellos, los sabios, puedan finalmente alcanzar el conocimiento del espíritu del cual los símbolos son la manifestación, a través del significado esotérico de las palabras “Este es el libro”(Bereishis, génesis 5, 1). A través de esto se le revela todo, con excepción del rostro que ha de ser juzgado según una regla diferente, de acuerdo a la dominación del espíritu o el Eterno del espíritu. Felices y realmente bienaventurados son aquellos a quienes les está confiado el conocimiento de todas estas cosas. Esto en cuanto al misterio de la cara. Los labios. El misterio de los labios pertenece a la letra פ Pe cuando está incluida en la letra ס Sámej. Un hombre cuyos labios son grandes y gruesos es un cuentero, sin vergüenza o temor, un hombre de contienda y agravio. No es capaz de guardar un secreto, pero cuando es un estudioso da la Toráh puede por un tiempo guardar y mantener ocultas materias secretas. Su signo es la letra Pe cuando está incluida en la letra ר  Resch, pero no en ס Sámej. Finge ser piadoso, pero no lo es; no se debe tener ningunos asuntos con él, porque todas sus palabras sólo salen de su boca, pero no de su corazón. Gruesos labios secos indican un hombre de temperamento rápido e insolente, intolerante, que habla mal de su prójimo, sin ningún sentido de vergüenza. Le agrada burlarse y mofarse de los otros. Se debe evitar a un hombre de esta clase. Y cuando todo su rostro se vuelve velludo, su mala lengua atestigua claramente contra él.. Es totalmente desvergonzado, ama las querellas. Es capaz de ser

exitoso en asuntos mundanales. Es de espíritu vengativo e implacable con sus enemigos. Acerca de él está dicho: “Un hombre malvado endurece su rostro” (Mishlei, Proverbios 21, 29). Se halla bajo la señal de la letra Pe sólo cuando no está incluida en la Sámej, aunque a veces puede estar incluida en la letra Resh. Las orejas. Orejas excesivamente grandes son un signo de estupidez en el corazón y locura en la mente. Pequeñas orejas conformadas denotan sabiduría y sensibilidad y el poseedor de ellas gusta probar de todo. Su tipo está bajo el signo de la letra Yod cuando está incluida en todas las otras letras. Esto en cuanto a los misterios de la fisonomía humana. Ahora volvemos a otros misterios que las letras contienen, pero no en cuanto aparezcan sobre la cara, y que conciernen a la aprehensión de tiempos y estaciones, misterios para los cuales no tenemos méritos. R. Simeón dijo: Sois dignos en este mundo y sois dignos en el mundo por venir. Bienaventurados son mis ojos que serán dignos de verlo todo cuando yo entre en el mundo por venir. Porque mi alma llama al Anciano de Días: “Aderezas una mesa delante de mí en presencia de mis adversarios; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebasando (Tehilím, Salmos 23, 5). Y el Santo, Bendito Sea, dice a nuestro respecto: “Abrid las puertas, para que entre la nación justa, guardadora de fidelidad” (Yeshayahu, Isaías 26, 2). Entonces comenzaron a discurrir sobre el versículo: “Y tenían (las Jayot) manos de hombre, debajo de sus alas, a sus cuatro lados; y a sus cuatro lados tenían sus caras y sus alas (Yejezkel, Ezequiel 1, .Dijeron: Esto lo explicó la Compañía como refiriéndose a las manos extendidas para recibir a penitentes que retornan a El Eterno. Pero la expresión “manos de hombre” también significa todas esas formas y misterios superiores que el Santo ha estampado sobre el hombre y ordenado en sus dedos hacia afuera y hacia adentro y en la “palma” (Kaf). Cuando el Santo creó al hombre, colocó en él todas las imágenes de los misterios superiores del mundo de arriba y todas las imágenes de los misterios inferiores del mundo de abajo, y todos están diseñados en el hombre, que permanece en la imagen de El Eterno, porque se lo llama “la creación de la palma”, y este es el misterio de la letra Kaf. En ésta se hallan contenidos superiores misterios y símbolos. También se hallan unidas en ella las Diez Palabras, cinco pertenecientes al lado derecho y cinco al izquierdo, unidas todas en ella como un solo misterio. Por eso está dicho: “Yo también golpearé una palma (kaf) mía sobre la otra” (Yejezkel, Ezequiel 22, 17). lo que significa que el Eterno hará que las dos manos se dividan de manera que la bendición partirá del

mundo y la gloria de Israel será impartida sobre las naciones. Pero cuando están unidas como una, es como está dicho: “Una cuchara (kaf, literalmente, palma) de diez siclos de oro, llena de incienso” (Bamirbar, Números 7, 14).   Cuando estaban unidas “El Eterno creó al ser humano a Su imagen”. El ser humano estaba en la mente Divina, en el misterio interior. El Eterno lo creó, masculino y femenino en uno, “a la imagen de El Eterno”, que la palma simboliza. Porque cuando el hombre fue creado, ¿qué fue escrito acerca de él? “Me revestiste de piel y de carne y me entretejiste con huesos y nervios” (Yiov, Job 10, 11). ¿Qué es, entonces, el ser humano? ¿Consiste él solamente de piel, carne, huesos y nervios? No, lo esencial del ser humano es su alma. La piel, la carne, los huesos y los nervios sólo son una cubierta exterior, las meras vestiduras, pero ellos no son el ser humano, la persona. Cuando la persona parte de este mundo se despoja de todas estas vestiduras. La piel con la que se cubre y todos esos huesos y nervios tienen todos un simbolismo en el misterio de la Sabiduría Superior, que corresponde a lo que es arriba. El simbolismo de la piel, como ha enseñado el Maestro, está en conexión con las palabras: “El que extiende los cielos como una cortina” (Tehilím, Salmos 104, 2). . y, luego: “y pieles de carneros teñidas de rojo y pieles de tejones.” (Shemos, Éxodo 25, 5). Estas pieles son una vestidura que protege a una vestidura, o sea, la extensión de los cielos, que es la vestidura exterior de lo Divino. Las cortinas (del Tabernáculo) son las vestiduras internas, que corresponden a la piel sobre la carne. Los huesos y los nervios simbolizan los Carros de los Ejércitos Celestiales, que están adentro. Todas éstas son vestiduras sobre lo que está adentro, lo cual también es el misterio del Adam Superior, que es el más interior. Lo mismo se encuentra aquí abajo. La persona es algo interno, y sus vestiduras corresponden a lo que es arriba. Como hemos dicho, los huesos y los nervios corresponden a los Carros y Ejércitos. La carne es una cubierta para esos ejércitos y carros y se manifiesta hacia afuera y simbólicamente está conectada con el “otro lado”, con el elemento puramente sensual. La piel, cubriendo todo, corresponde a los firmamentos que cubren todas las cosas. Y todas éstas son meramente vestiduras con las cuales cubrirse, porque adentro está el hombre esencial. Todo lo de abajo corresponde a lo que es arriba. Esta es la significación de las palabras: “Y El Eterno creó al hombre a Su propia imagen; a la imagen de El Eterno El lo creó”. cabalisticamente, el hombre abajo corresponde enteramente al Hombre arriba. En el firmamento, que cubre todo el universo, vemos diferentes figuras formadas por la conjunción de estrellas y planetas para hacernos conocer cosas ocultas y misterios profundos. Así, también, sobre la piel que cubre nuestro cuerpo y que es como el firmamento del cuerpo, que cubre todo, hay figuras y diseños, las estrellas y los planetas del firmamento del cuerpo, la piel por la cual los de corazón sabio pueden ver las cosas ocultas y los misterios profundos que esas figuras indican y expresan en la

forma humana. Acerca de esto está escrito: “los que contemplan los cielos, los que miran las  estrellas” (Yeshayahu, Isaías 47, 13). Pero todo esto sólo se puede discernir en el caso de las .estrellas, en un cielo claro, y, en el hombre, cuando el rostro brilla y no está nublado por la ira, pues entonces se aplica otra regla. Pero cuando los rostros de los hombres son serenos y están en su estado normal, sus figuras y lineamientos revelan a los sabios los pensamientos internos y las propensiones de la mente. Así, por las líneas de las manos y de los dedos es posible discernir hechos ocultos de la personalidad de un hombre. Ellos son las estrellas “brillantes que revelan las variedades de los tipos humanos y sus relaciones con los tesoros superiores. Más todavía, proveerás (literalmente, verás) de todo al pueblo. .. R. Simeón dijo: No dice, “elegirás”, sino “verás”, es decir, por medio del don de visión interna de las características que hemos mencionado. Todas están indicadas en este versículo: “Mirarás” se refiere al cabello; “de todo él pueblo”, a la frente; “por hombres capaces”, al rostro; “temerosos de El Eterno”, a los ojos; “hombres de verdad” a los labios; y 'colectores de codicia”, a las manos. Todos éstos son los signos para conocer a los hombres, es decir, signos para aquellos sobre quienes se posa el espíritu de sabiduría. Y, sin embargo, Moisés no tuvo necesidad de estos signos, pues leemos: “y Moisés escogió hombres hábiles de entre todo Israel” (Shemos, Éxodo 18, 25). Los eligió por la inspiración del Espíritu Santo, pues leemos: “Cuando tienen algún pleito, él viene a mi” (Shemos, Éxodo 18, 16)   Este “el” en singular en vez de “ellos” enplural indica que se refiere al Espíritu Santo. Así él no necesitó emplear el don dela visión interior para descubrir quiénes eran las personas apropiadas. Sabía de una sola vez a quién elegir por obra de la iluminación del Espíritu Santo. De manera similar, Salomón, en todos los casos jurídicos que se planteaban ante él, podía adoptar sus decisiones sin la ayuda de testigos, porque el Espíritu Santo estaba presente en su trono y cualquiera que se le acercaba estaba dominado por temor y temblor. Había oculta en el trono una figura invisible y cuando alguien expresaba un argumento falso, profería un sonido por el cual Salomón sabía inmediatamente que la persona no decía la verdad. Pero el Mesías discernirá las personas por su olor, porque de él está dicho: “Y él será de aguda percepción en el temor del Eterno; y no juzgará según la vista de sus ojos, ni fallará según la audición de sus oídos” (Yeshayahu, Isaías 11, 3). Estos tres juzgaban sin testigos y sin advertencia. Todos los otros deben juzgar de acuerdo a la ley y deben decidir según la palabra de testigos. Los sabios que son adeptos de la ciencia fisionómica deben prevenir a los hombres y proveer curación a sus almas. Bienaventurados son en este mundo y bienaventurados en el mundo por venir. En el tercer mes, cuando los hijos de Israel habían salido del país de Egipto... El tercer mes es uno en el cual tiene dominio el jefe celestial Uriel. El tiene consigo trescientas y sesenta y cinco miríadas de campamentos, que corresponden a todos los días del año. Todos tienen trescientas y sesenta y cinco llaves de luz que salen de la esfera superior interna que se llama “Jashmal” (Yejezkel, Ezequiel 1, 4). que está oculta y velada, y en la que están suspendidas, con las santas letras celestiales, los misterios del Nombre Santo. Este “jashmal” recibe !as supremas y recónditas luces y las trasmite, de modo que todos los campamentos reciben esas llaves de la luz —Tiféret— que sale de esa esfera. Y esa luz está contenida en dos luces que son, sin embargo, una. La primera luz —Jésed— es blanca, demasiado brillante para que el ojo la vea. Es la luz oculta y reservada para los justos en el mundo por venir, como está escrito: “Hay sembrada luz para los justos (Tehilím, Salmos 97, 11).  La segunda luz —Guevurá— es una que fulgura y chispea rojiza. Las dos están unidas y se vuelven una. Uriel, cabeza de los ángeles, y todos estos ejércitos participan de esta luz. Como está contenida en dos luces se la llama los “'mellizos”. Por esto, en ese mes en que fue dada la Torá (Sivan), rige la constelación de los “mellizos”, y de ellos salen luces de varios grados hacia abajo para alumbrar el mundo. Entre todos los otros signos del Zodíaco no hay ninguno que posea boca o lengua, pero éste tiene las dos, y las dos son una. Por eso está escrito respecto de la Torá: “Y meditarás en ella día y noche” (Yehoshúa, Josué 1, .  “día corresponde a la lengua y “noche” a la boca. Y ambas son una. Por eso la palabra teomim (gemelos), en relación con Yaakov y Esav (Bereishis, génesis 25, 24), está escrita en una forma defectuosa, a fin de indicar que solamente Yaakov se halla bajo el signo de esta constelación. Porque Yaakov tenía dos meses, Nisan e Iyar, como suyos, y por eso está dentro del simbolismo de los “gemelos”. En cambio, los meses de Esaú son Tamuz y Av, y solamente nueve días de Av, de modo que se ve que él no está incluido en los Gemelos. El se separó y se dirigió hacia la impureza, en el caos y la desolación. Y porque Yaakov está en el signo de los Gemelos la Torá fue dada a sus hijos en los meses de los Gemelos, siendo ella misma “gemela”, es decir, escrita y oral. Fue dada en el tercer mes (Sivan), simbolizando la triple Toráh (Ley, Profetas, Escritos). R. Jiyá dijo: Cuando los israelitas se acercaron al Monte Sinaí, el Santo reunió las familias de ellos y las examinó en cuanto a su linaje, y El encontró que eran todas de una simiente santa, de nacimiento genuino. Y así dijo él a Moisés: “'Ahora Yo deseo dar la Toráh a Israel, acércalos a Mí diciéndoles de Mi amor a sus padres y a ellos mismos y también respecto de todas las señales y maravillas que he manifestado a ellos. Y tú serás Mi mensajero”. Y Moisés fue y subió hacia El Eterno y el Eterno lo llamó desde la montaña. Fue a la región donde están tendidas las alas de la Shejiná, acerca de la cual está dicho: “inclinó los cielos y descendió” (Tehilím, Salmos 18, 10). R. Judá dijo: Mientras los trazos del Rey Superior —!as emanaciones de la Divinidad— adhieren a sus lugares propios, todos los mundos están impregnados de gozo y toda la creación es recta y estable. Respecto de ello está escrito: “Y toda la gente en medio de la cual estás, verá la obra del Eterno que será terrible” (Shemos, Éxodo 34, 10.  ¿Cuál es el sentido de “terrible”? R. Eleazar dijo: Significa la más elevada perfección de todas, como en la expresión: “un El Eterno grande, poderoso, terrible” (Devarím, Deuteronomio 10, 17). Tenemos una baratía al mismo efecto. R. Yose dijo una vez: un día estaba yo parado ante R. Judá el Anciano. Le pedí que me explicara el sentido de las palabras: “y él (Yaakov) estaba aterrado, y dijo, ¡Cuan terrible es este lugar!” ¿Qué vio allí y qué llamara terrible? Su respuesta fue: “En esa región vio Yaakov manifestada la consumación de la fe santa, que correspondía a la realidad de arriba. Y todo lugar donde se revela tal consumación se Mama terrible”. Entonces le pregunté: “Si es así, ¿por qué el Tárgum traduce la palabra norá (terrible) con temor (djilú), y no con completo (Shlim)? Su respuesta fue que no hay verdadero temor y pavor salvo en un lugar donde hay completitud, como está escrito, “Oh, temed al Eterno, vosotros sus santos, porque no hay carencia (majsor) para quienes lo temen” (Tehilím, Salmos 34, 10). y en la esfera donde no hay carencia, hay completitud. Una baraita también nos cuenta que R. Yose expuso una vez el versículo: “¿Quién ha ascendido al cielo y ha descendido? ¿Quién ha recordó el viento en sus puños? ¿Quién ha atado las aguas en un vestido? ¿Quién ha hecho estables todos los términos de la tierra? ¿Cuál es el nombre del que puede hacer todas estas cosas y cuál el nombre de su hijo si tú lo sabes? (Mishlei, Proverbios 30, 4). Es Moisés quien ascendió al cielo, como está dicho: “Y Moisés ascendió a El Eterno”. Es Aarón quien reunió el viento en sus puños, como está dicho: “Sus puños llenos de dulce incienso” (Vayikrá, Levítico 16, 12)  Es Elías quien ha atado las aguas en un vestido, porque está dicho: “No habrá rocío ni lluvia estos años, sino de acuerdo a mi palabra” (melajím 1, 1° de Reyes 17, 1). Y es Abraham quien “ha establecido todos los confines de la tierra” porque de él está dicho: “Estas son las generaciones de los cielos y la tierra cuando fueron creados (behibaram” (Bereshís, génesis 2, 4).  teniendo la última palabra las mismas letras que Abraham. Esta fue la primera interpretación de R. Yose. Entonces dio una interpretación diferente, diciendo: “¿Quién ha ascendido al ciclo?” El Santo, del cual está dicho: “El Eterno ha ascendido con un grito” (Tehilím, Salmos 47, 6).  “¿Quién ha juntado el viento en sus puños?” El Santo, “en cuya mano está el alma de toda cosa viviente” (Yiov, Job 12, 10)    “¿Quién ha atado las aguas en un vestido?” El Santo, que “ata las aguas en sus nubes espesas” (Yiov, Job 26, .  “¿Quién ha establecido todos los confines de la tierra?” El Santo, de quien está dicho: “En el día cuando el Eterno El Eterno hizo el dala y la tierra” (Bereishis, génesis 2, 4).  Finalmente, afirmó que las palabras indican los cuatro nudos (elementos) del universo: fuego, aire, agua, tierra. R. Yose dijo: Es evidente que las varias aplicaciones de R. Yose de este versículo son entre sí, incompatibles. Pero cuando estas interpretaciones llegaron a los oídos de R. Simeón, éste puso sus manos sobre la cabeza de R. Yose y lo bendijo, diciendo: Lo que tú has dicho es completamente justo. Es completamente verdad, ¿pero de dónde tienes estas interpretaciones? R. Yose respondió: De mi padre que las oyó de R. Jamnuna el Anciano. Un día estaba R. Simeón sentado a la puerta de Seforis, cuando R. Yese le dijo: R. Yose aplicó el versículo “¿Quién ha ascendido...”, primero a Moisés, luego al Santo y, finalmente, a los cuatro elementos, y yo he visto que tú, Maestro, lo has bendecido. R. Simeón dijo: Lo que él ha dicho era perfectamente verdad. Todas las aplicaciones significan una y la misma cosa, porque todas ellas tienen raíz y cumplimiento en el Santo y todas son prácticamente equivalentes. R. Yese, vivamente impresionado por estas palabras, dijo: Ahora veo que realmente es así. Y también lo oí en otra ocasión de la boca del Maestro. ¿Pero cuál es el sentido de las palabras “y cuál es el nombre de su hijo?” R. Simeón respondió: El sentido intrínseco de esto yo se lo enseñé a mi hijo R. Eleazar. R. Yese dijo: Te ruego, dímelo porque yo te pregunté respecto de él en un sueño, pero cuando desperté había olvidado tu respuesta. Y ahora, si te lo digo, ¿lo recordarás? Seguramente, respondió R. Yese; yo siempre recuerdo lo que mi Maestro me dice. R. Simeón dijo: Las palabras deben entenderse a la luz de la expresión “Mi hijo primogénito Israel” (Shemos, Éxodo 4, 22). y de la expresión “Israel, en quien soy glorificado” (Yeshayahu, Isaías 49, 3).  “Israel” aquí se refiere al mundo superior, y es a éste a quien se llama “hijo”. A lo cual R. Yese respondió: Con todo el respeto debido al Maestro, es éste un secreto que yo ya conozco. Pero volvió a olvidarlo. Estaba muy perturbado. Pero cuando fue a su casa y se acostó para dormir, vio en su sueño un libro agádico (de leyendas talmúdicas) en el cual está escrito: “Sabiduría (Jojmá) y gloria (Tiféret) en Su santuario”'. Cuando despertó, fue inmediatamente a R. Simeón, besó su mano y dijo “Esta noche vi en mi sueño un libro agádico en el cual estaban escritas las palabras: “Sabiduría y gloria en Su santuario”, “Sabiduría” arriba, “Gloria” abajo, y “en Su santuario” al lado. Esto yo lo vi en un sueño y lo encontré sobre mis labios cuando desperté. R. Simeón le dijo: Hasta ahora fuiste demasiado joven para unirte a la compañía de los “cosecha-dores del campo”, pero ahora se te ha mostrado todo. Así, el sentido es: Sabiduría (Jojmá) es Su Nombre y Gloria (Tiféret) es el nombre de Su hijo. Y Moisés ascendió a El Eterno. Bienaventurado realmente fue Moisés al haber sido digno de este honor, sobre el cual atestigua la Torá misma. R. Judá dijo: Ved qué diferencia hay entre Moisés y otros hombres: “Subir” respecto de los hombres comunes significa “volverse rico”. “Adquirir”, honores, en el oficio, en rango, etc. Pero Moisés “ascendió a El Eterno”. Verdaderamente, él fue bienaventurado. R. Yose observó que éste es uno de los pasajes de los cuales los miembros de la

Compañía extraen la lección de que “quien viene-para ser purificado es asistido desde arriba”  Porque Moisés “ascendió a Dos”, “el Eterno lo llamó desde la montaña” Y el Eterno lo llamó de la montaña, diciendo, así dirás a la casa de Yaakov, y contarás a los hijos de Israel. En relación con esto, R. Yitzjak se refirió al versículo: “Bienaventurado es el hombre a quien escogiste e hiciste que se acercara a ti, para que pudiese residir en tus atrios” (Tehilím, Salmos 65, 5).   Dijo: Bienaventurado es el hombre con quien el Santo hace amistad y lo trae cerca de Sí para morar en el Palacio Santo. Quien está unido a El en adoración tiene sobre sí una señal inscrita desde arriba para hacer saber que es uno de los que el Rey Santo eligió para que moraran en Sus atrios. Un hombre que tiene sobre sí semejante señal puede pasar por todas las puertas superiores sin demora u obstáculo. R. Judá dijo: Bienaventurada fue Moisés acerca de quien fue escrito ese versículo. De él leemos: “Y Moisés se acercó a la espesa oscuridad donde El Eterno estaba” (Shemos, Éxodo 20, 21). Y también, “Moisés sólo vino cerca del Eterno, pero ellos no” (Shemos, Éxodo 24, 2). Así dirás a la casa de Yaakov: Esto se refiere a las mujeres; y cuenta a los hijos de Israel, esto significa los varones. R. Simeón conectó el “así” (kóh) en este versículo con el “así” en la ordenanza de la bendición sacerdotal: “Así (kóh) bendeciréis (Bamidbar, Números 6, 23). también con “tus santos Te bendicen” (yevarejujá), cuya última palabra puede separarse en dos palabras: yevareju koh, “ellos bendicen con Koh”  (es decir la Sefirá Maljut); “Diciendo” indica el lado de la Justicia (Severidad) mientras que “contar” indica e-1 lado de la Misericordia, como en el versículo: “Y él declaró (vayagued) a vosotros su pacto (Misericordia)” (Devarím, Deuteronomio 4, 13). y también en la declaración que hacía el israelita al traer el canasto de las frutas primicias al sacerdote: “Yo proclamo (higadti) este día al Eterno tu El Eterno” (Devarím, Deuteronomio 26, 3). R. Yose dijo: Como hemos mencionado este versículo, yo quisiera preguntar ¿por qué dice “al Eterno tu El Eterno” en vez de “al Eterno nuestro El Eterno”? R. Simeón respondió: Este no es el único caso en que “tu” se emplea en vez de “nuestro”. Por ejemplo: “El Eterno tu Dios, te traerá a un buen país” (Devarím, Deuteronomio 8, 7). “porque el Eterno tu Dios es fuego que consume” (Devarím, Deuteronomio 4, 23). Moisés mismo, que empleó esta expresión, no podía decir “nuestro” El Eterno, porque, según nuestro dicho, “quien vive fuera del País de Israel, es como si viviera sin El Eterno”. Así dijo a los hijos de Israel, que iban a instalarse en la Tierra Santa y a recibir allí a la Shejiná, “tu El Eterno”, pero no podía decir “nuestro Elokim”, porque no hubo de entrar en Tierra Santa. R. Yose replicó: Pero ¿por qué los israelitas hubieron de decir “tu El Eterno”, si ya estaban en el país? R. Simeón replicó que ellos debían proclamar que fue debido a la Gracia Superior que ellos estuvieran tan favorecidos por El Eterno y bendecidos con tantas cosas buenas. Todo esto ellos lo dijeron al sacerdote que, como tal, está relacionado con el atributo de la Gracia (perdón del pecado y mediación). “Di a la casa de Yaakov” es la forma adecuada para ella, “y cuenta a los hijos de Israel” es la más perfecta forma que les cuadra. Pues, Yaakov e Israel representan dos grados (Maljut y Tiféret), y aunque se unen en uno, el producto completo es llamado Israel. De ahí, “contarás a los hijos de Israel”, para revelarles la sabiduría y para decirles en el espíritu de la sabiduría la gracia y la verdad que el Santo, Bendito Sea, les ha mostrado. R. Yose contó una vez la siguiente historia: Ocurrió en una ocasión que un día, cuando yo estaba caminando en compañía de mi hijo, R. Jiyá, llegamos a un hombre que juntaba hierbas medicinales. Cuando nos acercamos a él, le pregunté: “Dinos, ¿para qué son estos atados de hierbas?” El no contestó, y ni siquiera levantó su cabeza. Yo le dije a mi hijo R. Jiyá: “Ciertamente este hombre es o sordo o loco o muy sabio”. Y nos sentamos cerca de él. Cuando él hubo juntado todas las hierbas y hecho de ellas atados y cubierto cada atado con hojas de parra, también para el último, se dirigió a nosotros y dijo: “Veo que sois judíos, y se dice que los judíos son gente inteligente. Pero, si yo no tuviera piedad de vosotros, habríais en adelante de evitar la compañía de vuestros semejantes, porque os convertís como leprosos; porque como yo lo percibo, al olor de una de estas hierbas ha entrado en vuestros cuerpos y será causa para que se os aparte por tres días. Pero ahora comed este ajo y seréis curados”. Hicimos como se nos ordenó y caímos en un sueño profundo. Yo desperté para encontrarme bañado en transpiración. Entonces el hombre dijo: “Ahora vuestro Elokim está realmente con vosotros, porque El ha ordenado que me encontréis y que por intermedio mío os curarais”. Mientras caminábamos, él nos dijo: “Cada persona debe conversar con sus semejantes según el sexo y la clase a que pertenecen”. A mi me impresionó esta observación, y le dije a mi hijo R. Jiyá: “Esto concuerda con el versículo de la Escritura: “Así dirás a la casa de Yaakov y contarás a los hijos de Israel”. Entonces el hombre dijo: “Probablemente os asombro porque no os hablé ni os presté atención aparente cuando primero os dirigisteis a mi. La razón es que mi padre fue el más grande experto en hierbas y sus propiedades y de él yo aprendí los poderes y los usos de cada planta con propiedades curativas, y yo paso todo el año entre ellas. Ahora, respecto de la hierba que visteis que yo ataba en atados y cubría con hojas de parra: En un rincón septentrional de mi morada hay un lugar en el cual se encuentra una piedra de moler, de cuyo hueco emerge de cuando en cuando un hombre y este hombre tiene dos cabezas y lleva en la mano una espada filosa. Causa terror en los corazones de todos los que lo miran, y, efectivamente, es el veneno de nuestras vidas. Por su causa yo junté esta hierba. Ahora seguidme y veréis qué virtud hay en ella y lo que el supremo El Eterno ha revelado en el mundo y como ni siquiera los sabios pueden conjeturar o sondear todos Sus misterios”. Y así fuimos siguiéndolo, en el camino a su casa pasamos por un hoyo en el suelo en el que el hombre depositó algo de la hierba. Cuando el hombre así lo hizo, salió del hoyo una serpiente con una cabeza enorme. El hombre tomó de su cinturón un pedazo de tela y ató la serpiente como si fuera un corderito. Nosotros nos asustamos mucho, pero el hombre dijo: “Seguidme hasta que lleguemos a su morada”. Y nosotros los seguimos. Llegamos a su casa, y allí vimos el lugar del cual nos había hablado: en lo oscuro, detrás de una pared. Tomó una vela y encendió un fuego alrededor del lugar donde estaba colocada la piedra de moler. Luego nos dijo: “No os aterréis ante lo que veis, y guardad silencio”. Cuando dijo esto, soltó los lazos de la serpiente y la dejó libre, luego redujo a polvo algo de la hierba y lo espolvoreó sobre la cabeza de la serpiente. Inmediatamente la serpiente descendió en la abertura de la piedra de moler y nosotros de pronto oímos una voz que estremeció a todo el lugar. Quisimos huir, pues estábamos muy asustados, pero el hombre nos tomó de las manos, y dijo: “No temáis, acercaos a mi”. Entonces la serpiente reapareció y vimos que estaba chorreando sangre. Volvió a entrar en la abertura de la piedra de moler. Después de breve tiempo salió de la abertura un hombre con dos cabezas, con la serpiente arrollada en su cuello. Diez veces entró en la abertura de la piedra de moler, y salió de nuevo, diciendo: “¡Camaleón, camaleón, desdichada su madre que lo ha traído allí!” Entonces la piedra de moler se movió de su lugar y hombre y serpiente juntos fueron arrojados a nuestros pies, donde cayeron y murieron. Estuvimos aterrados, pero el hombre que nos trajo allí, dijo: “Así se manifiesta el poder de la hierba que junté en vuestra presencia. Por esta razón no os miré ni hablé una palabra. Si los hombres sólo conocieran la sabiduría de todo lo que el Santo, Bendito Sea, plantó en la tierra, y el poder de todo lo que se encuentra en el mundo, proclamarían el poder de su Eterno en Su gran Sabiduría. Pero el Santo deliberadamente ha ocultado su sabiduría de los hombres, a fin de que ellos no se apartaran de Su camino confiando en esa sabiduría solamente y olvidándolo a El”. Cuando después yo conté los hechos de ese día a R. Simeón, él dijo: “Ese seguramente era un hombre sabio. Porque efectivamente las cosas son como él dijo. Obsérvese esto. No hay pasto o hierba que crece en que no se manifieste grandemente la sabiduría de El Eterno y que no pueda ejercer gran influencia en el cielo. Esto lo podemos ver del hisopo. Cuando el Santo desea que los hombres se purifiquen de la contaminación, ordena que se use el hisopo como medio de purificación. ¿Y por qué es eso? Para que el poder de arriba que está representado por esa hierba pueda levantarse para exterminar el espíritu de impureza, para que el contaminado pueda purificarse. En cuanto a tí, dijo: Bendito sea el Misericordioso que te ha liberado”. Habéis visto lo que hice a los egipcios. Y cómo os conduje en alas de águilas. ¿Qué indican las “alas de águilas”? Según R. Judá, las “águilas” son un símbolo de la misericordia, como está dicho: “Como un águila se agita sobre su nido, aletea sobre sus polluelos, extiende sus alas, los toma, los conduce en sus alas, así el Eterno” (Devarím, Deuteronomio 32, 11). Así como el águila cuida amorosamente sus polluelos, pero es cruel con otros, así él Santo manifiesta su misericordia amorosa a Israel y Su juicio severo a las naciones paganas. R. Simeón encontró la misma indicación en el versículo: “El camino de un águila en los cielos” (Mishlei, Proverbios 30, 19). Una vez R. Eleazar iba de Capadocia a Lida, acompañado de R. Yose y R. Jiyá. Se habían levantado al amanecer, y cuando apareció la luz, R. Jiyá dijo: Veo ante mí la visión del profeta, “y la semejanza de rostros (de las Jayot) era: cara de hombre y cara de león a la derecha en las cuatro; y cara de toro a la izquierda de las cuatro; y cara de águila para las cuatro” (Yejezkel, Ezequiel 1, 10). Así el león está a la mano derecha, el toro a la izquierda, pero, ¿qué hay en cuanto al águila? R. Eleazar respondió: pertenece a la esfera del “niño” (es decir, la Misericordia), porque el águila combina la misericordia y la crueldad. Y así El Eterno condujo a Israel con amor y trató severamente a los otros, y la expresión “el camino de un águila en los cielos” ha de tomarse literalmente, porque el amor (la misericordia) está en el centro del cielo. De ahí que el león está a la derecha, el buey a la izquierda, y el águila entre los dos, uniéndolos. En cuanto al “hombre”, él comprende todo, como está escrito: “Y sobre la semejanza del trono, una semejanza como la apariencia de un hombre encima de él” (Yejezkel, Ezequiel 1, 26). Y aconteció en el tercer día. R. Abba vinculó esto con el versículo siguiente: “Tenemos una hermana pequeña, que aun no tiene pechos; ¿Qué haremos con nuestra hermana en el día en que haya de ser pedida?” (Shir hashirím, Cantar de los Cantares 8, . La “hermana pequeña” es la Comunidad de Israel, que se llama la hermana del Santo; “no tiene pechos”, es decir, cuando ellos se acercaron al Monte Sinaí, ella no tenía méritos, no tenía buenas obras que la protegieran; “¿Qué haremos con nuestra hermana?”, cuando el Santo se revelará en el Monte Sinaí para proclamar las palabras de la Torá, y el alma de ella, de temor se retirará. R. Yose dijo: Cuando los israelitas fueron al Monte Sinaí, en la noche que siguió a los tres días durante los cuales el pueblo se abstuvo de relación conyugal, los ángeles celestiales vinieron y los recibieron con afecto fraternal. Porque, así como ellos son ángeles arriba, así los israelitas son ángeles abajo; como ellos santifican el Nombre Supremo arriba, así los israelitas lo santifican abajo. Y los israelitas fueron coronados con setenta coronas en esa noche. Fue entonces que los ángeles dijeron: “Tenemos una hermana pequeña, que aun no tiene pechos: ¿Qué haremos con nuestra hermana? ¿Cómo la honraremos en el día cuando el Santo se revelará para darle la Toráh?” R. Simeón dijo que cuando el Santo vino para revelarse en el Monte Sinaí, El reunió toda su Familia Celestial y dijo: “En el presente los israelitas son como niños, no sabrán cómo conducirse en Mi Presencia. Si yo me revelara a ellos en el atributo de Poder (Guevurá) no serían capaces de resistirlo, pero cuando yo Me manifieste a ellos en amor (Rajamim) ellos aceptarán Mi Ley”. Por eso la manifestación en el Monte Sinaí tuvo lugar en el tercer día, que es el Día de amor (Rajamim). De esta manera El se reveló primero en Amor; y luego les dio la Toráh del lado da Poder; y esto en el tercer día porque es a causa del “Tres” que se lo llama Israel; y en la mañana, en “una mañana sin nubes” (Shmuel 2, 2° de Samuel 23, 4). pues si hubiera sido una oscuridad matinal nublada entonces, la Gracia no se habría revelado. ¿Y cuándo se revela la Gracia? En la mañana: “La mañana es luz”. Pues tan pronto como el día irrumpe, se manifiesta la Gracia, y el Juicio desaparece, pero cuando la luz de la mañana no entra, los juicios no desaparecen, como está escrito: “Cuando las estrellas matinales cantan juntas y todos los hijos de El Eterno proclaman júbilo” (Yiov, Job 38, 7). es decir, los ángeles del juicio proclaman alegría mientras la noche continúa. Pero tan pronto como las estrellas se ponen y el sol brilla, hay “una mañana sin nubes”, y la gracia despierta en el mundo inferior. R. Yose dijo: El Santo comenzó a revelarse en el Monte Sinaí “en la mañana”, y se nos ha enseñado que tuvo lugar cuando surgió el mérito de Abraham, el cual “se levantó temprano en la mañana”, para sacrificar a Yitzjak. (Bereishis, génesis 22, 3).  Y hubo voces tronantes y relámpagos y una nube espesa sobre el monte, y la voz de la trompeta extremadamente recia. R. Abba dijo: Como kolot (voces) está escrito en una forma defectuosa, ello indica que había dos voces unidas como una, emanando la una de la otra: aire (Tiféret) del agua (Jésed) y agua del aire, dos que eran uno y uno que eran dos. Pero R. Yose era de la opinión que la forma defectuosa de la palabra, que sugiere el singular, indica que es idéntica con la “gran voz que no cesaba” (Devarím, Deuteronomio 5, 19). porque todas las otras voces Divinas se interrumpen a veces, porque como se nos ha enseñado, cuatro veces al año la '“Voz” cesa y el castigo es mandado al mundo, pero esta grande y potente Voz (Biná) nunca cesa y nunca baja de su fuerza plena. También se nos ha enseñado que esta Voz es “la voz de las voces”, la voz que contiene todas las otras voces. R. Judá dijo: La “Voz” une aire, fuego y agua, y una voz hace la otra; de ahí el plural “voces”. “Y relámpagos”. R. Yose dijo: Por eso está dicho “El hace los relámpagos para la lluvia” (Tehilím, Salmos 135, 7).  hallándose la llama combinada con la humedad en una sobrenatural unión de amor y afección. R. Judá dijo que la Torá fue dada del lado del Poder. R. Yose dijo: En este caso, debió ser dada del lado izquierdo. No, respondió R. Judá: Para entonces la izquierda se tornó en derecha, porque está escrito: “A su diestra traía una ley de fuego para ellos” (Devarím, Deuteronomio 33, 2). En cambio, leemos respecto del juicio sobre Egipto: “Tu

diestra. oh Eterno, glorificada en poder” (Shemós, Éxodo 15, 6).  donde la diestra se convirtió en la izquierda (juicio). “Y una nube espesa sobre el monte”, es decir, una nube potente que permanecía en un lugar sin moverse. “Y la voz de la trompeta en extremo recia”: esta voz salía de en medio de la pesada nube, como está escrito, “Cuando oísteis la voz de en medio de la oscuridad”(Devarím, Deuteronomio 5, 24).

 

Según R. Judá, había tres grados de oscuridad: oscuridad, nube y nubes espesas (Arafel), y la voz salía desde sus profundidades más internas. R. Yose dijo que la más interna era esa a que se refieren las palabras “con una grande e ininterrumpida voz”. (Devarím, Deuteronomio 5, 19). R. Abba dijo: Está escrito: “y todo el pueblo estaba observando los truenos” (Shemos, Éxodo 20, 18). ¿Es seguro que debió haber oído los truenos? Pero se nos ha enseñado que las “Voces” fueron delineadas, labradas sobre la triple oscuridad, de modo que se las podía aprehender como algo visible, y ellos vieron y oyeron todas esas cosas maravillosas desde la oscuridad, la nube y la oscuridad neblinosa. Y porque vieron esa vista, irradió sobre ellos una luz superior y percibieron cosas más allá del alcance de todas las sucesivas generaciones y vieron cara a cara (Devarím, Deuteronomio 5, 4).¿Y desde dónde derivaron el poder de ver así? Según R. Yose, de la luz de esas voces, porque no hubo una de ellas que no emitiera luz que hiciera perceptibles todas las cosas ocultas y veladas, y aun todas las generaciones de hombres hasta los días del Rey Mesías. Por eso se dice: “Y todo el pueblo vio las luces”. Efectivamente las vio. La palabra Kolot está aquí precedida por la partícula et que, como es habitual, indica que hemos de entender otro objeto además del que se menciona; en este caso otra voz de abajo, que reunía en sí toda la luz (Shejiná) que emana de las otras voces en que vieron, en sublime sabiduría, todos los tesoros celestiales y todos los misterios ocultos que nunca fueron revelados a generaciones sucesivas y no serán revelados hasta que venga el Rey Mesías cuando “ellos verán ojo a ojo” (Yeshayahu, Isaías 53, . En este último pasaje, también encontramos “antorchas de fuego” que se mencionan en lugar de los “relámpagos” del anterior. Pero ambos significan la misma cosa: Cuando los relámpagos están completamente formados y prontos para aparecer se los llama “antorchas de fuego” (lapidim). La “voz de la trompeta” que se menciona en el mismo versículo

es, según R. Judá, esa voz que se llama “trompeta” con referencia al Día de la Expiación (Vayikrá, Levítico 25, 9).

 

Según R. Simeón, la “voz de la trompeta” es la “palabra que sale de la boca del Eterno” (Devarím, Deuteronomio 8, 3). por la que “el hombre vive”. Es más grande y más fuerte que todas las otras voces de abajo. De ella depende todo. Se la llama “gran voz” y también “voz silenciosa suave” (Melajim 1, 1° de Reyes 19, 12).  es decir, una clara delgada luz que ilumina todas las cosas, pero también “una voz silenciosa”, porque las érsonas deben llenarse de pavor y de silencio para oírla, como está escrito: “Yo dije: cuidaré de mis caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi boca con una mordaza” (Tehilím, Salmos 39, 2). El texto continúa: “Y cuando el pueblo lo vio, tembló y permaneció Alejado” (Shemos, Éxodo XX, 18). Aquí se emplea la misma palabra acerca del pueblo que la que se emplea respecto de los “pilares de la puerta” en el Templo, que se movieron cuando Isaías vio su visión (Yeshayahu, Isaías VI, 4).  ¿Y qué leemos de Ezequiel cuando vio la Presencia? “Pues miré, y he aquí un viento tormentoso que venía del norte; una gran nube y un fuego que se extendía; la cual nube estaba rodeada de un resplandor; y de en medio del fuego como una refulgencia del Jashmal” ( Yejezkel, Ezequiel I, 4). Según R. Yose, el viento tormentoso era simbólico del quebrantamiento del poder de los cuatro reinos. R. Judá agregó que de acuerdo a la tradición el fuerte viento que se movía del lado del Poder Celestial (Guevurá) vino del norte, la especial región oculta arriba, de la cual emana la justicia, pues no dice del “norte”, sino de “el norte”. “La gran nube y un fuego extendiéndose” son los elementos que despiertan: juicios tres veces al día desde la región del Poder. ¿Y qué lo hace soportable a pesar de su severidad? “El resplandor” que lo rodea, la luz que lo envuelve, de modo que el juicio no es tan duro para que lo sobrelleven los hombres. R. Yose, el hijo de R. Judá, dijo que los israelitas en el Monte Sinaí vieron de lo Divino más que el profeta Ezequiel y estaban todos unidos con la Sabiduría Superior. Ellos vieron cinco grados diferentes de voces, por los cuales cinco la Toráh fue dada, siendo la quinta la '“voz de la trompeta”, y, en cambio, Ezequiel sólo vio cinco grados inferiores: El viento tormentoso, la gran nube, el fuego, el resplandor y el color del jashmal. R. Eleazar dijo: De los israelitas está dicho: “Cara a cara el Eterno os habló” (Deuteronomio V, 4), pero Ezequiel solamente vio una “semejanza” (Ezequiel 1, 5). como uno que mira a través de una división. R. Eleazar dijo luego: Si los israelitas vieron lo que nunca vio un profeta, ¡cuánto más verdad es esto tratándose de Moisés! Cuan feliz fue la suerte de él, que “'estuvo allí con el Eterno” (Shemos, Éxodo 34, 28). y con quien El habló “no por enigma” (Bamidbar, Números 12, .  R. Yose llamó la atención sobre la expresión de Ezequiel “la palabra del Eterno vino a Ezequiel” ( Yejezkel, Ezequiel 1, 3).

que indica que su visión duró un breve espacio de tiempo. R. Eleazar observó que la expresión utilizada sugiere que él a la vez vio y no vio, oyó y no oyó —es decir que su visión y su audición fueron imperfectas—: como dice, él vio algo como jashmal, pero no realmente el jashmal mismo. En cambio, de los israelitas está dicho: “ellos vieron las voces”; cada uno vio efectivamente de acuerdo a su grado. Pues hay una tradición de que ellos permanecieron en grupos y divisiones, y cada uno vio según le cuadraba. De acuerdo a R. Simeón los jefes de las tribus permanecieron solos, las mujeres solas y los guías del pueblo solos, cinco grados a la derecha y cinco a la izquierda, como está escrito: “estad de pie este día todos vosotros ante el Eterno vuestro El Eterno; vuestros capitanes de vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros oficiales, con todos los hombres de Israel” —estos fueron los cinco grados a la derecha; “vuestros pequeños, vuestras esposas, el extranjero que está en tu campamento, desde tu leñador hasta tu aguador” (Devarím, Deuteronomio 29, 10). estos fueron los cinco grados que estaban a la izquierda. Todos estos grados correspondían a los diez grados celestiales y a las Diez Palabras (Decálogo), que son la posesión eterna de Israel, la esencia de todos los mandamientos, la buena porción de Israel.

Se nos ha enseñado que cuando el Santo se reveló en el Monte Sinaí todos los israelitas vieron la manifestación Divina como uno ve una luz que fluye a través del vidrio de una lámpara, y por medio de esa luz cada uno de ellos vio más que el profeta Ezequiel. Pues esas voces celestiales se revelaron todas juntas, mientras que a Ezequiel sólo se le reveló la Shejiná en su Carroza y él solamente captó de ella como a través de muchas barreras. R. Judá dijo: Bienaventurado fue Moisés, acerca del cual está dicho: “Y el Eterno bajó al Monte Sinaí... y el Eterno llamó a Moisés a la cumbre del monte”, y bienaventurada fue esa generación acerca le la cual está dicho: “Y el Eterno bajó al Monte Sinaí ante los ojos de todo el pueblo”. Pero, como la Torá fue dada desde la Mano Derecha “de su diestra salía una ley de fuego para ellos” (Devarím, Deuteronomio 32, 2). ¿qué diferencia esencial había entre la manifestación al pueblo y la manifestación a Ezequiel? R. Yose respondió: En el Sinaí se revelaron la “Cabeza” y el “Cuerpo” del Rey, como está escrito: “El inclinó los cielos y bajó” (Shmuel 2, 2° de Samuel 22, 10).  pero a Ezequiel solamente se le mostró la “Mano”: “Y la mano del Eterno estaba allí sobre él” ( Yejezkel, Ezequiel  1, 3). Y aun la “Mano” tiene dos aspectos. uno más elevado y uno más bajo. Observad qué dice: “Los cielos estaban abiertos y yo vi visiones (marot) de El Eterno”  (Yejezkel, Ezequiel 1, 1). “Marot está escrito en una forma defectuosa, para indicar que tuvo meramente una visión de la Shejiná. R. Yese dijo: ¿Y no es la Shejiná una representación del todo de la Divinidad? R. Yose respondió: No se puede comparar la “Cabeza” del Rey a sus “Pies”, aunque ambos están en el “Cuerpo” del Rey. Observad que Isaías dijo “yo vi (et) al Eterno” (Yeshayahu, Isaías 6, 1). pero Ezequiel dijo “yo vi visiones de El Eterno”. Mas, los dos, sin embargo, querían significar la misma cosa y ambos pertenecieron al mismo grado de percepción espiritual. ¿Por qué, entonces, Isaías no dio de sus visiones un informe detallado como el que dio Ezequiel? Según R. Yose, fue necesario que Ezequiel hablara en una manera detallada a fin de impresionar al pueblo en exilio con el hecho de que el Santo lo amaba a ese pueblo y que la Shejiná y Sus carrozas habían bajado al exilio también para acompañar al pueblo. R. Jiyá preguntó: ¿Por qué la Shejiná se reveló en “el país de los Caldeos?” ( Yejezkel, Ezequiel 1, 3). del cual está dicho: “he aquí el país de los Caldeos, un pueblo que no existe” (Yeshayahu, Isaías 23, 13).  es decir, en ruinas? Si fue por consideración a Israel, seguramente ella pudo haber estado presente entre los israelitas, ¿sin manifestarse en ese lugar no propicio? Sin embargo, si ella no se hubiera revelado, el pueblo no habría sabido que ella lo acompañaba. Además, la revelación tuvo lugar “junto al río Kevar” ( Yejezkel, Ezequiel 1, 3). , junto a aguas no contaminadas, donde no hay impureza, siendo ese río uno de los cuatro que salían del Jardín de Edén. Fue allí, y no en ninguna otra parte, que “la mano del Eterno estaba sobre él”, como se ha afirmado directamente. R. Jiyá también expuso, de acuerdo con la enseñanza esotérica, ]a visión de Ezequiel: “y procedente de en medio del mismo (se veía) una semejanza de cuatro seres vivientes (Jayot), y ésta era su apariencia: tenían la semejanza de hombres” ( Yejezkel, Ezequiel 1, 5).  que dice que hay un Salón Sagrado en el cual residen cuatro Creaturas vivientes, que son los más antiguos seres celestiales que ayudan al Anciano Santo y que constituyen la esencia del Nombre Superior; y que Ezequiel solamente vio la semejanza de las Carrozas superiores, porque su mirar lo era desde una región que no estaba muy alumbrada. Dijo, además, que hay seres inferiores que corresponden a estos superiores, y así sucesivamente, y que todos están ligados entre sí. Nuestros maestros han asentado que Moisés derivó su visión profética de un espejo brillante, mientras que los otros profetas derivaron sus visiones de un espejo mate. Así está escrito respecto de Ezequiel: “Yo vi visiones de El Eterno”, mientras que en relación con la diferencia entre Moisés y todos los otros profetas se dice: “Si hay un profeta entre vosotros, Yo el Eterno me haré conocer a él en una visión... Mi servidor Moisés no es así, pues él es fiel en toda mi casa: y con él hablaré boca a boca” (Bamidbar, Números 12, 7-8).    R. Yose observó que todos los profetas son en comparación con Moisés como mujeres en comparación con varones. El Eterno no le habló “por enigmas” (Bamidbar,Números 12, . sino que le mostró todo claramente. Bienaventurada ciertamente fue la generación en medio de la cual vivió este profeta. R. Yose; el hijo de R. Judá, dijo: Los israelitas vieron el esplendor de la gloria de su Dios cara a cara; y, más aún, no hubo entre ellos ciego, ni paralítico, ni sordo; todos ellos vieron (Shemos, Éxodo 20, 18).  todos ellos estuvieron de pie (Shemos, Éxodo 19, 17). ; todos ellos oyeron  (Shemos, Éxodo 19, .  Y de la Edad Mesiánica está dicho: “Entonces serán abiertos los ojos de los ciegos, y los oídos de los sordos serán destapados; entonces el paralítico saltará como ciervo, y cantará la lengua del mundo” (Yeshayahu, Isaías 35, 5-6). Y El Eterno habló todas estas palabras diciendo. R. Judá reflexionó aquí sobre el versículo: ¿Quién podrá decir las poderosas obras del Eterno? ¿Quién podrá contar todas sus alabanzas? (Tehilím, Salmos 106, 2). Dijo: ¡De cuántas maneras testifica la Toráh la gloria de El Eterno y advierte al hombre que no ha de pecar! ¡Cuántas son las formas en que le recomienda no apartarse del camino, ni a la derecha ni a la izquierda! Y cuan numerosas son las señales que desparrama en su camino para devolverlo a la verdadera senda de modo que pueda retornar al Eterno y recibir perdón. Se nos ha enseñado que el Santo, Bendito Sea, dio al hombre seiscientas trece ordenanzas, para que pudiese, ser perfecto en apego a su Eterno, porque el Rey Santo solamente desea su bien, en este mundo y en el mundo por venir; pues cualquier bien que el Santo otorga al hombre en este mundo, se toma de la suma de bien que tiene título para recibir en el mundo por venir. ¿Por qué es esto? Porque, como se nos enseñó, el mundo por venir es la posesión propia de El Eterno. Esto no significa, ciertamente, que este mundo no es también Suyo, sino que, como se dijo, es cual una antecámara en comparación con la sala misma. Y la retribución de un hombre verdaderamente meritorio se toma de lo que es propiamente del Eterno, como se dice de la tribu de Leví: “El no tendrá posesión entre sus hermanos, porque el Eterno es su posesión” (Devarím, Deuteronomio 18, 2). ¡Cuan feliz es la suerte de quien es considerado digno de tan superior heredad! El es efectivamente bendecido en este mundo y en la “casa” de este mundo, lo mismo que en el mundo por venir y en la santa casa celestial de ese mundo, como está escrito: “Yo les daré en Mi casa, y dentro de Mis muros, memorial y nombre mejor que el de hijos e hijas; les daré un nombre externo que nunca les será quitado”(Yeshayahu, Isaías 56, 5). Bienaventurado es aquel que es digno de morar con el Rey en Su Casa. R. Simeón dijo: Bienaventurado es aquel que es digno de este mayor privilegio que está predicho en las palabras: “Entonces te deleitarás en el Eterno” (Yeshayahu, Isaías 58, 14). No dice “con el Eterno”, es decir, en el lugar de donde los mundos superior e inferior derivan igualmente, y al cual retornan, esa esfera de la cual está escrito: “Alzaré mis ojos a las colinas, de donde viene mi ayuda” (Tehilím, Salmos 121, 2).  y también: “y vino al Anciano de Días y lo llevaron ante Él”  (Daniel 7, 13). El anhelo y el deleite del justo es contemplar ese esplendor desde el cual emanan todas las luces y son iluminadas todas las coronas celestiales. R. Simeón continuó: Hemos expuesto las palabras final es de este versículo: “Yo haré que cabalgues sobre los lugares altos de la tierra”, para significar el mundo supermundano llamado “cielo”, y está por encima de éste. R Abba dijo que “el Eterno” aquí significa Cielo, y los altos lugares de la tierra, el “país de los Vivientes”, que consisten de Sion y Jerusalém que son arriba, el cielo superior y la tierra superior. Sin embargo, esto armoniza completamente con la interpretación de R. Simeón, pues todo es una esfera celestial. Entonces le dijo a R. Simeón: ¿Le placería al Maestro dignarse a interpretar todo el versículo, incluyendo las últimas palabras “y alimentarte con la heredad de Yaakov tu padre”? Entonces R. Simeón repitió lo que había dicho antes, y agregó que las últimas palabras son una referencia a la bendición de Yitzjak, “y El Eterno te dé del rocío del cielo”  (Bereishis, génesis 27, 2). siendo ésta “le heredad de Yaakov”. Y esta bendición con la cual Yitzjak bendijo a Yaakov fue hecha con vistas a ese  “cielo” del cual hemos hablado. En estas palabras él indicó que los hijos de Yaakov volverán a levantarse de los muertos en el tiempo de la Resurrección, por medio de ese rocío celestial, en el tiempo cuando saldrá del Anciano de Días al '“Pequeño de Rostro”. R. Abba pensó por un momento, y dijo: Ahora todo está claro y veo que hay en la bendición de Yitzjak más aún de lo que había pensado. Y El Eterno habló todas estas palabras. Según R. Simeón, la palabra “habló” designa una proclama. Cuando el Santo se revelo y comenzó a hablar, los seres celestiales y terrenales comenzaron a temblar fuertemente, y por su gran pavor las almas de los israelitas abandonaron sus cuerpos. Entonces la palabra Divina descendió del cielo, grabándose en su camino sobre los cuatro vientos del universo. Y entonces se levantó una vez más y volvió a descender Cuando se elevó tomó de las montañas bálsamo puro y fue irrigada con el rocío celestial y cuando alcanzó esta tierra rodeó a los israelitas y les devolvió sus almas. Entonces volvió a circundarlos y se imprimió sobre las tablas de piedra, hasta que todas las Diez Palabras fueron diseñadas sobre ella. R. Simeón dijo, además, que cada palabra contenía toda suerte de implicaciones y derivaciones legales, como también todos los misterios y aspectos ocultos. Pues cada palabra efectivamente era como una casa de tesoro, llena de todas las cosas preciosas. Y aunque cuando una Palabra se pronunciaba ella sonaba sólo como ella misma, sin embargo, ciando estaba estampada sobre la piedra se revelaban en ella setenta aspectos diferentes, cincuenta coronas menos una en un lado y cincuenta menos una en el otro lado (los llamados cuarenta y nueve aspectos de lo puro y cuarenta y nueve de lo impuro), “como un martillo que rompe la piedra en pedazos”  (Yeremiyahu, Jeremías 23, 29). y todo Israel vio ojo a ojo y se regocijó extremadamente. Y estaban presentes allí las almas de todos los hijos de Israel, pasados y presentes y por ser nacidos y no nacidos, para que todos pudiesen aceptar la Torá otorgada en el Monte Sinaí, como está escrito: “Y no solamente con vosotros hago este pacto y este juramento, sino con aquel que está aquí con nosotros hoy delante del Eterno, nuestro El Eterno, y también con aquel que no está aquí hoy con nosotros” (Devarím, Deuteronomio 29, 13, 14). Y cada uno vio y recibió las Palabras de acuerdo a su grado. Y El Eterno habló. La palabra “El Eterno” (Elohim) aquí indica que la proclama emanaba de la región de Poder (Guevurá); la palabra siguiente, et, indica que Guevurá estaba junto con la Mano Derecha; la palabra kol (todo), que las otras Coronas estaban también asociadas; la palabra hadevarim (palabras), que las palabras salían continuamente; la palabra haeleh (éstas), que ellas incluían todos los sentidos secretos y las razones y penalidades secretas: y la palabra lemor (es decir), que era una heredad de todos. R. Yitzjak dijo: ¿Por qué la Torá fue dada en fuego y oscuridad? Para mostrar que quien se ocupa constante y diligentemente con el estudio de ella será salvado del fuego del infierno (Guehinóm) y de la oscuridad del exilio en países paganos. Fue el mérito de Abraham quien salvó a Israel del fuego infernal, ya que, según la tradición, el Santo le dijo a Abraham: “Mientras tus hijos estarán absorbidos en los caminos de la Torá, ellos serán salvados de castigo, pero si se apartaran de ella y olvidaran sus sendas, el fuego del infierno tendrá sobre ellos dominio y los someterán las naciones de la tierra” Y Abraham argumentó: “Dos castigos son seguramente demasiado; si será Tu voluntad, déjalos escapar del fuego del infierno y más bien que vayan al exilio”. El Santo respondió: “Sea así”. Y así fue. Por esta razón está dicho: “Si su Roca no los hubiera vendido, y el Eterno no los hubiera entregado” (Devarím, Deuteronomio 32, 30). significando que Abraham, la “roca” de ellos, era la causa de su ir al exilio; “y el Eterno no los hubiera entregado” porque El aceptó la petición de Abraham y su inorada con su elección. R. Judá dijo: Cincuenta días transcurrieron entre el Éxodo y el otorgamiento de la Ley. ¿Por qué fue eso? Para que el número de días correspondiera al número de años del Jubileo, como está escrito: “Y dejaréis el quincuagésimo año y proclamaréis libertad

(Vayikrá, Levítico 25, 10). R. Simeón observó que fue el Jubileo quien condujo a Israel de  Egipto; es decir, que la liberación divina emanó del lado del Yovel, (Jubileo) y del mismo lado fue el juicio aplicado a los egipcios. Por esta razón la liberación de Egipto se menciona en el Pentateuco cincuenta veces en expresiones como “Yo te he sacado del país de Egipto”, Yo te he sacado con mano fuerte...”.

 

R. Simeón dijo, además: Cuando los israelitas recibieron la Toráh el Yovel, (Jubileo) coronaba al Santo, Bendito Sea, corno un rey es coronado en medio de su ejército, como está dicho, “Avanzad, vosotras, hijas de Sion, y mirad al Rey Salomón con la corona con la cual su madre lo coronó en el día de sus esponsales” (Shir hashirím, Cantar de los Cantares 3, 11). ¿Quién es Su “madre”? El Jubileo. Y el Jubileo se coronó con gozo perfecto, como está escrito: “La madre gozosa de hijos” (Tehilím, Salmos 113). R. Judá dijo: Acerca de esto está escrito: 'Tu padre y tu madre estarán alegres, y la que te concibió se regocijará”, (Mishlei, Proverbios 23, 25). R. Yitzjak dijo: En la hora cuando el Santo, Bendito Sea, se reveló en el Monte Sinaí, este monte comenzó a sacudirse fuertemente y de acuerdo con él temblaron todas las colinas y los lugares altos de la tierra, de modo que temblaron hasta que el Santo extendió Su mano y los calmó, y se oyó una voz: “¿Qué tienes, oh mar, que huyes, y tú, oh Jordán, que te vuelves atrás? Oh montañas, que saltáis como carneros, ¿y vosotros, collados, como corderos?” Y la respuesta fue: “Tiembla, oh tierra, a la presencia del Eterno, a la presencia del El Eterno de Yaakov” (Tehilím, Salmos 114, 5-7). Y “el Eterno” en este versículo se refiere a la “Madre” (Biná); “tierra”, a la “Madre” abajo (Maljut); “el El Eterno de Yaakov”, al Padre (Jojmá), cuyo “hijo primogénito es

Israel” (Shemos, Éxodo 4, 23). a quien “su madre coronó en el día de sus esponsales”; ella lo coronó con los colores simbólicos, blanco, rojo y verde, en los que están incluidos todos los otros colores, y en él estaban unidos todos. Según R. Judá, la “Corona” simboliza a Israel, que es la gloria de El Eterno, como está escrito: “Israel, en quien yo soy glorificado” (Yeshayahu, Isaías 49, 3) “y yo glorificaré la casa de mi gloria” (Yeshayahu, Isaías 60, 7). R. Yitzjak dijo: La Torá se manifestó en un fuego negro que estaba puesto sobre un fuego blanco, significando que por medio de la Torá la “Mano Derecha” golpeó la “Mano Izquierda”, para que las dos pudiesen fusionarse, como está escrito: “De su mano derecha una ley de fuego para ellos  (Devarím, Deuteronomio 33, 2). R. Abba dijo: Cuando salió el humo del Monte Sinaí ascendió envuelto en él un fuego, de modo que sus llamas eran de un color azul. Ellas se levantaban y bajaban y él humo emitía toda clase de aromas del Paraíso, desplegándose en los colores de blanco, rojo y negro, como está dicho, “perfumada con mirra e incienso y con todos los polvos aromáticos del perfumista” (Shir ha shirim, Cantar de los Cantares 3, 6).  Fue la Shejiná quien se manifestó así cuando se otorgó la Ley en el desierto, sobre el Monte Sinaí, como está dicho, “¿Quién es esta que viene subiendo del desierto como columna de humo?” (Shir ha shirim, Cantar de los Cantares 3, 6). R. Judá dijo: Pero seguramente no es necesario ir tan lejos para encontrar esto. ¿No tenemos la afirmación directa de que “el Monte Sinaí estaba todo en un humo, porque el Eterno descendió sobre él en fuego y el humo de él ascendió como el humo de un horno”  (Shemót, Éxodo 19, 18).  ¡Bienaventurado fue el pueblo que vio esta cosa maravillosa y aprehendió su misterio! R. Jiyá dijo: Las letras, cuando fueron grabadas sobre las dos tablas de piedra, eran visibles a ambos lados de las tablas. Las tablas eran de piedra de zafiro y las letras estaban formadas de fuego blanco y cubiertas luego con fuego negro y estaban grabadas sobre ambos lados. Según R. Abba las tablas no estaban grabadas, sino que las letras flotaban sobre ellas, siendo visibles en dos colores de fuego, blanco y negro, para demostrar la unión de Derecha e Izquierda como está escrito, “largura de días hay a su mano derecha, y a su izquierda, riqueza y honor”(Mishlei, Proverbios 3, 16). ¿Pero no se nos ha dicho que “de su mano derecha (vino) una ley de fuego para ellos”(Devarím, Deuteronomio 33, 2).  La verdad es que a pesar de que la Torá emanaba del lado del Poder —es decir la Izquierda— el Lado Izquierdo fue incluido en el Derecho, y así a la Justicia la atemperó la Misericordia, que fue simbolizada por los dos fuegos: el blanco para la Misericordia y el negro para el Poder y la Severidad.

 

Está escrito: “Y las tablas fueron la obra del Eterno”(Shemót, Éxodo 33, 18). Efectivamente Así fueron, porque como ha dicho R. Judá: la palabra halujot (las tablas), por estar escrita en forma defectuosa, indica que a pesar de ser dos aparecían como una, y las Diez Palabras fueron grabadas sobre ellas, una sección de cinco estaba incluida en o sobrepuesta sobre las otras cinco, de modo que pudiesen incluirse en la emanación del Lado Derecho, es decir, de la Misericordia;

y de esta manera fueron efectivamente la propia “obra de El Eterno”. R. Yitzjak dijo:  originalmente fueron dos piedras de zafiro que estaban ásperamente cortadas, pero el Santo hizo

que un viento soplara sobre ellas, las puliera y las transformara en dos tablas. A esto intervino R. Judá, sosteniendo que sólo parecían como zafiro, pero que en realidad eran una creación  nueva. Dijo: Esto ha de ser así, pues está dicho que eran “la obra de El Eterno”. A lo cual R. Yitzjak replicó: ¿Pero no es el zafiro, la más preciosa de todas las piedras, una “obra de El Eterno”? R. Judá dijo: ¿Por qué, entonces, dice que ellas eran especialmente una “obra de El Eterno”? R. Yitzjak respondió: no dice que las piedras eran una especial obra de El Eterno, sino las tablas. Y el deletreo de la palabra lujot (sin vav) (tablas) sugiere que lo milagroso no estaba tanto en las piedras mismas como en su formación como tablas y en la escritura. R. Simeón dijo: Ambas interpretaciones son correctas. Estas dos tablas existieron desde antes de la Creación, pero fueron perfeccionadas en el sexto día de la Creación especialmente con este propósito; así fueron una creación especial del Santo. ¿De qué estaban formadas? Del rocío superior que sale del Anciano Santo, del cual, cuando descendía sobre el “Campo de las Manzanas Sagradas”, el Santo tomó dos gotas e hizo que se solidificaran y se volvieran dos piedras preciosas. Luego El sopló sobre ellas y se volvieron planas como dos tablas. Así fueron “obra de El Eterno” las dos piedras y la escritura, “escrita con el dedo de El Eterno” (Devarím, Deuteronomio 9, 10). Ese “dedo” tiene el mismo significado simbólico que el “Dedo de El Eterno” del cual hablaban los magos egipcios  (Shemót, Éxodo 8, 19). expandiéndose cada “dedo” en diez hasta que se torna la mano completa, como vio Israel junto al mar. R. Judá dijo: Cuando dice que la “escritura estaba... grabada sobre las tablas” (Shemót, Éxodo 32, 16). significa que las tablas estaban agujereadas, de modo que la escritura pudiese verse de cada lado; la escritura formaba un grabado dentro de un grabado. Según R. Abba, era posible ver un lado desde el otro, y leer en él la escritura. R. Eleazar dijo: Estaban escritas milagrosamente para que cada hombre pudiese advertir que era “escritura de El Eterno”, al no ser capaz de encontrar ninguna otra explicación de esta doble apariencia. Además, si las tablas estaban agujereadas, como se ha sugerido, ¿por qué no dice que la Escritura estaba grabada “dentro de las tablas” en vez de “sobre las tablas”? Pero el hecho es que, como se nos ha enseñado, cinco Palabras estaban escritas a la derecha y cinco a la izquierda, y las de la izquierda estaban incluidas en las de la derecha, y de la derecha uno podía ver las de la izquierda, de modo que todas estaban a la derecha y todas se hallaban fusionadas entre sí. Quien se encontrara a un lado podía ver lo que estaba del otro lado y leerlo, pues se nos ha enseñado que la Izquierda se había convertido en la Derecha. Así fue efectivamente “la escritura de El Eterno”. Lo que aconteció fue lo siguiente: El que estaba a un lado leía “Yo soy el Eterno tu El Eterno” y fuera de estas letras podía ver las palabras “no matarás”. Luego leía, “tú no tendrás (otros dioses)”, y al mismo tiempo podía ver las palabras “No cometerás adulterio”. Luego seguía leyendo “No emplearás el nombre del Eterno tu El Eterno en vano” y ver del otro lado las palabras “no robarás”, y así sucesivamente. Y a la inversa, si miraba al otro lado. Y Moisés bajó al pueblo y le dijo. R. Yose preguntó: ¿A qué viene esta observación, si no se nos dice lo que él dijo? R. Yitzjak respondió: Es bien sabido que cuando una persona espera una gran fortuna o un gran infortunio, antes de que el acontecimiento ocurra se halla en un estado de gran tensión nerviosa y difícilmente puede controlarse. Pero una vez conocido lo mejor o lo peor, recupera su ecuanimidad. Y en este caso Moisés realmente preparaba a los israelitas para el gran acontecimiento que estaba por ocurrir, y, sin embargo, cuando ocurrió casi los anonadó. Podemos, pues, imaginar lo que habría acontecido si él no lo hubiera preparado al pueblo. Y este es el sentido de “dijo”: le dijo al pueblo lo que estaba por pasar para así fortalecerlo anticipadamente y con todo esto, como ya se indicó, el pueblo no pudo resistir la revelación cuando ella vino, porque, como dijo R. Judá, en nombre de R. Jiyá, en el nombre de R. Yose: “Cuando los israelitas oyeron las palabras del Santo, sus almas huyeron de ellos y ascendieron al Trono de Gloria para apegarse a él. Dijo la Torá al Santo: ¿Fue por nada, para ningún propósito, que Yo fui modelada dos mil años antes de

la creación del mundo? ¿Es en vano que en mí está inscrito “Cada uno de los hijos de Israel”,  habla a los hijos de Israel”, “los hijos de Israel son Mis servidores”, “Estos son los hijos de Israel” y oirás diversas palabras de carácter parecido? ¿Dónde, entonces, están los hijos de Israel? A esa hora los hijos de Israel recibieron de nuevo las almas que habían huido en el despertar del esplendor Divino, pues la Torá las devolvió a cada una a su propio sitio; sí, ella las tomó y las devolvió a sus dueños, cada una al cuerpo que fuera su propia morada. Esta es la significación de las palabras: “La Torá del Eterno es perfecta, restituye el alma” (Tehilím, Salmos 19, 7). y “restituye” se emplea en el sentido literal. Hay una tradición concerniente al Rey Salomón de que cuando él primero se sentó en su trono la Luna estaba en su plenitud, porque él era el decimoquinto en descendencia de Abraham. y el linaje era: Abraham, Yitzjak, Yaakov, Judá, Peretz, Jezrón, Ram (Ruth IV, 19), Aminadab, Najshón, Shalmon, Boaz, Obed, Yese. David. Salomón. Por eso está escrito: Entonces Salomón se sentó en el trono del Eterno” (Divrei ha Devarím 1, 1° de Crónicas 29, 23). y también “el trono tenía seis subidas”, siendo así una réplica del Trono Superior. En los días de Zedequías, la Luna estaba en su menguante y el rostro de Israel estaba oscurecido. El era el decimoquinto desde Salomón. Su linaje era: Rejoboam, Abiaj, Asa, Josafat, Jehoram, Ajazia, Joasch, Amazía, Uzía, Jotam, Ajaz, Ezequías, Manase, Amón, Josías, Zedequías. Cuando vino Zedequías la Luna menguó y permaneció así, pues está escrito: “El (el rey de Babilonia) cegó los ojos de Zedequías”(Yeremiyahu, Jeremías 52, 11). Entonces “El arrojó desde el cielo hacia la tierra la belleza de Israel” (Mijá, Lamentaciones 2, 1).  La tierra estaba apartada lejos del cielo y se oscureció. Cuando los israelitas estaban junto al Monte Sinaí la Luna comenzó a brillar, como está escrito: “El inclinó los cielos y bajó” (Shmuel 2, 2° de Samuel, 22, 10). significando que el Sol se acercó a la Luna, y la Luna comenzó a brillar, como se expresa en las palabras: “Y los acampados de la parte del oriente, hacia donde se levanta el sol, serán los de la bandera del campamento de Judá, según sus escuadrones” (Bamidbar, Números 2, 3). En el Monte Sinaí fue Judá designado jefe en el reino. R. Yitzjak encontró esto expresado en las palabras: “Pero Judá anda aún con El Eterno y es leal con los fieles” (Hoshea, Oséas 12, 1). que significa que cuando El Eterno gobernaba en Su Reino en el Monte Sinaí, estaba Judá gobernando en el suyo; cuando el Santo dijo a Israel: “Y seréis para Mí un reino de sacerdotes y una nación santa”, fue Judá considerado fiel y digno para recibir el reino, y por eso la Luna comenzó a brillar. Yo soy el Eterno tu El Eterno que te sacó del país de Egipto. R. Eleazar se refirió al versículo: “Hijo mío, oye la instrucción de tu padre y no abandones la Toráh de tu madre” (Mishlei, Proverbios 1, 18). Dijo: “La instrucción de tu padre” se refiere al Santo; “La Toráh de tu madre” se refiere a la Comunidad de Israel. Según R. Judá, “padre” representa la Sabiduría (Jojmá) y “madre” representa el Entendimiento (Biná). R. Judá dijo: Ambas interpretaciones significan una y la misma cosa, porque se nos ha enseñado que la Toráh emanó de la Sabiduría Superior. R. Yose dijo que la Toráh emanó del Entendimiento, porque está dicho: “para percibir las palabras de entendimiento” y “no abandones la Toráh de tu madre”. R. Judá dijo: La Toráh es una emanación de ambos: la Sabiduría y el Entendimiento, y combina la influencia de ambos, porque está dicho: “Hijo mío, oye la instrucción de tu padre y no abandones la Toráh de tu madre”. R. Abba dijo: Ella contiene la influencia de todas las emanaciones, en virtud de que contiene estas dos, y así contiene: gracia, juicio y misericordia y cada cual que se requiera para la perfección. Cuando el Rey y la Matrona están en unión armoniosa hállanse armoniosamente unidos todos los atributos, y donde se encuentran éstos, se encuentran igualmente todos los otros. R. Yose dijo: El “Yo” en el primer mandamiento representa la Shejiná, como en “Yo bajaré contigo a Egipto”(Bereishis, génesis 46, 4). R. Yitzjak dijo que después de “Yo” hay una pausa, y las palabras siguientes, “el Eterno es tu El Eterno”, se refieren al Santo, Bendito Sea, idéntico con los “Cielos”, como está escrito: “desde los cielos te hizo oír Su Voz”(Devarím, Deuteronomio 4, 36). y también, “Vosotros habéis visto que Yo he hablado con vosotros desde el cielo”(Shemót, Éxodo 20, 19). El “que” (asher) designa la esfera que todos consideran bendecida (ashar). El “sacar de Egipto” designa el “Jubileo”, pues hemos aprendido que el “Jubileo” fue la causa inmediata del éxodo de Israel de Egipto; por cuya razón este suceso se menciona cincuenta veces en la Toráh. Cincuenta días pasaron desde el Éxodo a la Revelación en el Sinaí, y cincuenta años han de pasar para la liberación de los esclavos. “De la casa de esclavos”, como está escrito: “El Eterno golpeó a todo primogénito en la tierra de Egipto” (Shemót, Éxodo 12, 29). que, según se nos enseñó, significa la “corona” inferior que los egipcios adoraron. Porque, en verdad, como hay una “Casa” arriba, así hay también una “casa” abajo; una “casa” santa arriba —”con sabiduría es construida una casa” (Mishlei, Proverbios 24, 3).  y una “casa” no santa abajo, una “casa de esclavos”. Se nos ha enseñado que cuando fue proclamado el “Yo”, todos los mandamientos de la Toráh que están unidos en el “Cuerpo” del Santo Rey Superior estaban en él comprendidos. Pues, efectivamente, todos los mandamientos tienen su centro unificador en el “Cuerpo” del Rey; algunos en la “Cabeza”, algunos en el “Tronco”, algunos en las “Manos”, y algunos en los “Pies”, y ninguno de ellos nunca sale y se vuelve separado del “Cuerpo” del Rey, o pierde conexión con él. Por eso quien comete transgresión aunque fuese contra uno de los mandamientos de la Toráh es como si transgrediera contra el “Cuerpo” del Rey, como está escrito: “Y ellos saldrán y mirarán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra Mí”(Yeshayahu, Isaías 66, 24) es decir, “contra Mí Mismo”. Desdichados los pecadores que quebrantan las palabras de la Torá; no saben lo que hacen. Y así dijo R. Simeón: El lugar contra el cual se comete un pecado revela el pecado. Cuando se ha cometido un pecado contra el Santo, es El Mismo quien lo revela, como está escrito: “El cielo revelará su iniquidad y la tierra se levantará contra él”  (Yiov,  Job 20, 27).“El cielo” significa el Santo; “la tierra”, la Comunidad de Israel. También se nos enseñó que “cielo” revela la culpa del hombre y “tierra” ejecuta juicio sobre los pecadores, como está escrito: “Y la tierra se levantará contra él”. R. Yose dijo: En nombre de R. Simeón se nos enseñó que a la hora cuando la Toráh fue dada a Israel, Madre e hijos estaban juntos en armonía perfecta, como está escrito, “la madre de los hijos se regocijaba” (Tehilím, Salmos 93, 9). Así “Yo” en este versículo se refiere a la Shejiná, a la que se llama “hija” en el dicho “Abraham tuvo una hija, la Shejiná”. “El Eterno tu El Eterno” tiene la misma referencia que en el versículo “Mi primogénito Israel” (Shemót, Éxodo 4, 22), o sea Tiféret: mientras que las palabras “que te sacó del país de Egipto” se refieren al misterio del “Jubileo” (la Madre). Así la Madre estaba allí y allí estaban los Hijos, todos en gozo y plenitud. Así aplicamos el versículo “la Madre de los hijos se regocija”. De ahí que hemos aprendido que el hombre ha de poner cuidado en no pecar, para no ser causa de que la Madre parta de los Hijos. R. Yitzjak dijo: Todas estas expresiones se refieren al Santo, Bendito Sea, y ésta es cosa descubierta para los “cosechadores del campo”. R. Eleazar dijo: En un lugar dice: “En el comienzo El Eterno creó el cielo y la tierra” y en otro lugar dice “En el día cuando El Eterno el Eterno hizo la tierra y el cielo” (Bereishis, génesis 2, 4). De este hecho se ha concluido que ambos, cielo y tierra, fueron creados como uno; el Santo extendió Su mano derecha y creó el cielo y luego extendió Su mano izquierda y creó la tierra. También cuando dice: “Y acontecerá en ese día que Yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra” (Hoshea, Oseas 2, 21).

se refiere a los cielos Superiores y a la tierra Superior, la tierra que se llama “el escabel de Su pie” (Yeshayahu, Isaías 66, I).  La significación de esto es que el cielo anhelaba la tierra, para poder unirse con ella en la esfera que se llama “Justo”, como está escrito: “El Justo es el cimiento del mundo” (Mishlei, Proverbios 10, 25). De la cabeza del Rey al lugar donde comienza este Justo fluye un río santo, el óleo de ungimiento, que se derrama en plenitud de deseo sobre esta tierra; y la tierra habiéndolo recibido de allí nutre, a la vez, arriba y abajo. R. Yitzjak dijo: Leemos: “y el Eterno bajó sobre el Monte Sinaí” (Shemót, Éxodo 19 20). “El inclinó los cielos y bajó” (Shmuel 2, 2° de Samuel 22, 10). ¿Cómo bajó El? Pues, el texto nos dice que El descendió sobre el Monte Sinaí, encima de él, y no al Sinaí. R. Yose respondió: El bajó de grado en grado, de corona en corona, hasta que llegó a esta “tierra”, y entonces la Luna brilló y se reveló en integridad en los cielos. Y de ahí que se dice “El descendió sobre el Monte Sinaí”. ¿Qué hay encima del Monte Sinaí? Seguramente, la Shejiná. No tendrás otros el Eternoes delante de Mí (literalmente, delante de Mi Rostro). R. Yitzjak dijo: Esta prohibición de “otros dioses” no incluye a la Shejiná; “delante de Mi Rostro” no incluye los “Rostros del Rey” (las sefirot), en las que el Rey Santo se manifiesta y que son Su Nombre e idénticos con El. Que son Su nombre, lo muestra el versículo: “Yo soy YHVH, este es Mi Nombre” (Yeshayahu, Isaías 42, . Así, El y Su Nombre son uno. Bendito sea Su Nombre por siempre jamás. R. Simeón enseñó: Bienaventurados son los israelitas, porque el Santo los llama “'Hombres” (Adán), como está escrito, “Vosotros sois mis ovejas; las ovejas de mi rebaño; sois hombres” (Yejezkel, Ezequiel 34, 31). ¿Porqué se los llama “hombres” en contradicción a las naciones paganas? Porque ellos “adhieren al Eterno su El Eterno” (Devarím, Deuteronomio 4, 4). Cuando un niño judío es circuncidado, entra a la vez en la alianza Abrahamítica; y cuando comienza a guardar los preceptos de la Toráh, entra en el grado de “hombre” y se une al “Cuerpo del Rey” y así obtiene el título de “hombre”. Por el contrario, Ismael era un “hombre salvaje” (Bereishis, génesis 16, 12) sólo parcialmente era un “hombre”; había en él los comienzos de la “masculinidad”, porque estaba circuncidado, pero esta “masculinidad” no llegaba en él a la complacencia, porque no ¡recibió los mandamientos de la Toráh. Pero, los de la simiente de Israel, que eran perfeccionados en todas las cosas, son “hombres” en sentido pleno: “Porque la porción del Eterno es Su pueblo; Yaakov es Su posesión especial” (Devarím, Deuteronomio 32, 9). R. Yose dijo: Por eso están permitidos el grabado y la pintura de todas las formas, excepto de la figura humana. R. Yitzjak dijo: La razón es porque cuando una figura humana es representada en la escultura o en la pintura, no sólo es modelado el cuerpo en la imagen de la persona, sino que es reproducida la totalidad del hombre, su forma interior, es decir, su espíritu, lo mismo que su exterior forma corpórea. R. Judá dijo: Esto concuerda con el dicho popular: “Como es el aliento del artesano así es la forma del navío”. Una vez iba R. Judá de Capadocia a Lida para ver a R. Simeón, que residía allí en aquel tiempo, y R. Ezequías lo acompañaba. R. Judá le dijo a R. Ezequías: Lo que R. Simeón nos enseñó acerca del sentido del término “hombre salvaje” aplicado a Ismael es perfectamente verdadero y completamente claro. Pero, ¿cuál es el significado de la segunda mitad del versículo: “y él morará en la presencia (literalmente, ante los rostros) de todos sus hermanos”? R. Ezequías respondió: no he oído interpretación alguna y no daré ninguna, porque está escrito: “Y esta es la Torá que Moisés puso ante los hijos de Israel” (Devarím, Deuteronomio 4, 44). Lo que fue puesto por Moisés lo podemos enunciar; lo que él no puso, no podemos enunciarlo. Entonces dijo R. Judá: está escrito: “Porque El es tu vida y la longitud de tus días” (Devarím, Deuteronomio 30, 20). El que es digno de la Torá y no se separa de ella es merecedor de dos vidas: vida en este mundo y vida en el mundo por venir. Pero quien se separa de ella, se separa de la vida. Y quien se separa de R. Simeón, se separa de todas las cosas. He aquí un versículo el cual ya ha abierto una puerta, y, sin embargo, no podemos entrar en ella sin su ayuda. ¡Cuánto más difícil será para nosotros el entrar en las palabras más recónditas de la Toráh! Desdichada la generación de la que se  separará R. Simeón. Mientras estamos en su presencia las fuentes del corazón están abiertas en cada lado para la aprehensión de la verdad y toda cosa es desplegada, pero tan pronto como nos separamos de él, nada conocemos y todas las fuentes están cerradas. R. Ezequías dijo: Está escrito: “y tomó del espíritu que estaba en él (en Moisés) y lo puso en los setenta ancianos” (Bamidbar, Números 11, 25).   Era como una luz de la cual son encendidas muchas luces y que sin embargo retiene su resplandor. R. Simeón es una luz así. Ilumina a cada uno y sin embargo su luz no es disminuida, sino que permanece firme en todo su esplendor. Fueron caminando hasta que llegaron al lugar donde él residía en ese entonces. Lo encontraron absorbido en el estudio de la Torá. El estaba meditando en voz alta sobre el versículo: “Una plegaria del afligido (pobre) cuando desfallece y derrama ante el Eterno su pena” (Tehilím, Salmos 102, 1). Dijo: “Todas las plegarias de Israel son efectivas, pero la plegaria del hombre pobre lo es más que todas las otras. ¿Por qué? Porque llega a la Corona de la Gloria del Rey y se vuelve una guirnalda para Su Cabeza, y el Santo se viste con esta plegaria como con una vestidura. “Cuando desfallece...” El no desfallece en vestimentas porque no tiene ninguna, estando necesitado, sino que la palabra yaatof tiene aquí el mismo significado que en las palabras “la vida de los niños pequeños que desfallecen (atufim) de hambre” (Mijá, Lamentaciones 2, 19)..   El “derrama delante del Eterno su pena”. Esto le es grato al Eterno, porque de esto se sostiene el mundo. ¡Desdichado aquel contra quien un pobre se queja ante su Amo! Porque los pobres son los más próximos al Rey. Acerca del pobre el Eterno dice: “Cuando él clama a mí, Yo oigo, porque Yo soy benigno”  (Shemót, Éxodo 22, 26). Que significa que las plegarias de otros son unas veces aceptadas y otras veces rechazadas, pero la plegaria del pobre siempre tiene respuesta. ¿Y por qué? Porque el Rey reside en vasijas rotas: “A este hombre miraré; al que es humilde y de espíritu contrito” (Yeshayahu, Isaías 66, 2).  “El Eterno está cerca de los que son de corazón quebrantado” (Tehilím, Salmos 34, 19).  “Oh Eterno, no despreciarás un corazón quebrantado y contrito” (Tehilím, Salmos 2, 19). De ahí que hemos aprendido que quien daña a un hombre pobre, daña a la Shejiná. “Porque el Eterno defenderá la causa de ellos” (Mishlei, Proverbios 22, 23). El Protector de ellos es omnipotente; no necesita testigos, ni otro juez, ni acepta alegato, salvo el del alma: “y a aquellos que los despojan, El los despojará de la vida” (Mishlei, Proverbios 22, 23). Prosiguió: “Una plegaria del pobre...” La palabra “plegaria” (tefilá) significa, toda vez que se la menciona, algo precioso, algo que asciende a una esfera superior, a la filacteria de la cabeza que lleva el Rey. En este punto R. Simeón giró su cabeza y vio que se le acercaban R. Judá y R. Ezequías. Cuando hubo terminado sus reflexiones los miró, y dijo: Estáis mirando como si hubieseis perdido algo valioso. Ellos respondieron: Sí, porque el Maestro abrió una puerta preciosa pero no podemos entrar en ella. Dijo él: ¿Y qué es? Ellos dijeron: Nos referimos al versículo concerniente a Ismael: ¿Cuál es el sentido de las últimas palabras: “y él morará ante los astros de todos sus hermanos”? El comienzo del versículo nos es claro. ¿Pero qué hay del resto? No sabemos el significado de estas palabras. El final no parece ser continuación del comienzo. ¡Por vuestra vida! Respondió R. Simeón; ambas partes del versículo tienen un solo significado y apuntan a la misma verdad. Sabemos que el Santo tiene muchos aspectos, muchos rostros, en Sus manifestaciones a los hombres: El manifiesta a algunos un rostro radiante, a otros un rostro sombrío; a algunos un rostro distante, a otro? uno muy cercano; a algunos uno externo, a otros uno interno, es decir, un aspecto oculto; a algunos del lado derecho, a otros del lado izquierdo. Bienaventurados son los israelitas porque están unidos con el “rostro” más elevado del Rey, con el rostro en el cual El y Su Nombre son uno. En cambio, las naciones paganas están unidas al “rostro” más distante, al “rostro” inferior, y por eso están a gran distancia del “Cuerpo” del Rey. Pues vemos que todas esas naciones, como los egipcios, por ejemplo, que están relacionadas con Ismael —porque él tuvo muchos hermanos y parientes —estaban conectadas con los rostros “inferiores”, “distantes” de lo Divino. Pero Ismael, cuando estaba circuncidado, tuvo, en consideración a Abraham, el privilegio de tener su lugar de residencia y su porción en la esfera que dominaba todos estos rostros distantes e inferiores, los rostros de lo Divino que se dirigen hacia las otras naciones. Por eso está dicho de él: “Su mano estará en todo, en Kol, uno de los grados inferiores de lo Divino... y él morará ante los rostros de todos sus hermanos”, es decir, estará en una esfera superior a cualquier otra de las naciones paganas. Regirá sobre todos los “rostros” que están abajo. Entonces R. Judá y R. Ezequías se le acercaron y besaron sus manos. R. Judá dijo: Esto es una ilustración del Proverbio: “Vino clarificado de sus borras y una fuente burbujeante son una maravillosa combinación”. ¡Desdichado el mundo cuando el Maestro será apartado de él! Bienaventurada la generación que tiene el privilegio de escuchar sus palabras. Bienaventurada la generación en que él vive. R. Ezequías dijo: ¿No se nos ha enseñado que a un prosélito cuando es circuncidado se lo llama meramente “'prosélito de justicia”, y nada más? Pero de acuerdo a tu interpretación de este versículo, Maestro, “su mano estará en todo”. R. Simeón respondió: Así es. Ismael no fue meramente un “prosélito”, era un hijo de Abraham un hijo de hombre santo a quien el Eterno hizo la promesa : “En cuanto a Ismael, he aquí... Yo lo he bendecido” (Bereishis, génesis 17, 20). donde “bendición” tiene referencia a la sentencia “Y el Eterno bendijo a Abraham en todas las cosas (kol)”; que de nuevo está conectado con la promesa a Ismael de que “su mano estará en todo (kol)...” Esto indica que a los prosélitos de otras naciones, de la parentela de Ismael, se los llamará “prosélitos de justicia”, pero la nación que él mismo representa estará por encima de ellos, “morará sobre los rostros de sus hermanos”. R. Judá dijo: De ahí el mandamiento a Israel: “no tendrás otros dioses frente a El”, que significa “aun evitarán el concebirme a Mí en los aspectos (rostros) que constituyen la religión de Ismael”. No harás para ti ninguna imagen grabada ni ninguna semejanza de nada que hay en el cielo arriba o que hay en la tierra abajo. Ya hemos mencionado, con referencia a esta prohibición, la observación de R. Yose de que todas las presentaciones pictóricas están permitidas, excepto la de una cara humana, porque esta cara tiene dominio sobre todas las cosas. R. Yitzjak aplicó a este mandamiento la máxima: “No permitas que tu boca haga pecar a tu carne” (Koheles, Eclesiastés 5, 5). Dijo: Cuánto cuidado debe uno poner en no equivocarse acerca del sentido de las palabras de la Toráh y no extraer de ellas ninguna doctrina que no haya aprendido de libros o escuchado de sus maestros. Quién da sus propias interpretaciones de la Escritura, no derivadas de esas fuentes, transgrede el mandamiento: “No te harás ninguna imagen grabada...” El Santo lo castigará en el mundo por venir, cuando su alma desee entrar en su sitio. Entonces ella será apartada y eliminada de la región que está “'atada con el atado de la vida”, donde están las otras almas. Respecto de un hombre así está escrito: “¿Por qué ha de enojarse El Eterno a causa de tu palabra y destruir la obra de tu mano?”(Koheles, Eclesiastés 5, 5). donde “voz” simboliza al alma. R. Jiyá dijo: por esta razón a esta prohibición se le agregan las palabras “porque Yo el Eterno tu El Eterno soy un El Eterno celoso”. El Eterno es “celoso” por encima de todo de Su Nombre, ya sea por las presentaciones pictóricas en que se representa mal Su Nombre (carácter), o de la Torá cuando se la interpreta mal. Porque la Toráh, como se nos ha enseñado, consiste enteramente de Su Nombre Santo; en realidad, cada palabra escrita en ella consiste de este Nombre Santo, y lo contiene. Por esto debe uno cuidarse de errar respecto de este Nombre y representarlo equivocadamente. Quien es falso hacia el Rey Superior no podrá entrar en el Palacio del Rey y será arrojado del mundo por venir. R. Abba derivó la misma lección de las palabras de este mandamiento: “Tú no harás... ninguna imagen grabada (pesel)”, que él vinculó con el versículo “Lábrate (pesal) dos tablas de piedra”  (Shemót, Éxodo 34, 1). Interpretándolo así: “No te labrarás otra Toráh, que no conozcas de libros ni hayas aprendido de tu maestro; porque Yo el Eterno tu El Eterno soy un El Eterno celoso y te castigaré en el mundo por venir cuando tu alma anhele entrar en las esferas de gloria y encontrarse ante Mi Presencia”. ¡Cuántos emisarios estarán entonces prontos para frustrar su deseo y arrojarla en el guehinóm! De acuerdo, todavía, con otra interpretación, este mandamiento incluye la prohibición de profanar el signo de la alianza con Abraham, cuyo signo es un símbolo del Nombre Santo. Por medio de este signo Israel entró en el primer Pacto y unión con la Shejiná, y quien lo lleva a un dominio extraño es falso hacia el Santo Mismo. No te inclinarás ante ellos ni los adorarás. Mientras R. Eleazar caminaba una vez en compañía de R. Jiyá, este último dijo: Está escrito: “Cuando salieres a la guerra contra tus enemigos... y vieres entre los cautivos alguna mujer hermosa... la traerás a tu casa” (Devarím, Deuteronomio 21, 10- 11- 12).  ¿Cómo puede ser esto? ¿No está prohibido el matrimonio con paganos? R. Eleazar contestó: Esto sólo se aplica a las siete naciones cuando ellas eran independientes en sus propios países. Pero observa lo siguiente. Entre las mujeres de las naciones paganas no hay ninguna que esté libre de mancha. Por eso, a la sección concerniente a la mujer cautiva sigue inmediatamente la del hijo rebelde, para indicar que los hijos nacidos de tal unión distan de ser buenos, pues es difícil apartar la impureza de la idolatría heredada por la madre; tanto más si ya ha estado casada y la mancha de su marido se le pega. De ahí el mandamiento de Moisés de exterminar las mujeres midianitas que fueron la causa de la caída de Israel en el desierto”  (Bamidbar) Números 25, 1-9; 31, 15-19). Bienaventurado el hombre que guarda en pureza esta heredad (el pacto), porque en esta santa posesión se une con el Santo, Bendito Sea, especialmente si guarda los mandamientos de la Torá. Entonces el Santo extiende su Mano Derecha para recibirlo, y él adhiere al Cuerpo Santo. Respecto de esto se dice de Israel: 'Y vosotros que adherís al Eterno vuestro El Eterno” (Devarím Deuteronomio 4, 4). “Hijos sois para el Eterno vuestro El Eterno” (Devarím, Deuteronomio 14, 1).  literalmente “hijos”, como también está escrito: “Mi hijo primogénito Israel” (Shemos, Éxodo 4, 22.)  “Israel, en quien Yo soy glorificado”(Yeshayahu, Isaías X ILX, 3.?????????? No pronuncies el nombre del Eterno tu El Eterno en vano. En relación con esto R. Simeón habló sobre el pasaje: “Entonces Elíseo le dijo a ella: ¿Qué podré hacer yo por ti? Dime, ¿qué tienes en casa? Dijo: lo que Elíseo pensó fue: “¿No tienes nada sobre lo cual pueda posarse la bendición Divina?” Porque se afirma que está prohibido agradecer después de comidas ante una mesa vacía, porque la bendición superior no puede descansar sobre un lugar vacío. Por eso se debe poner sobre la mesa uno o dos panes antes de decir gracias, o por lo menos los restos de la comida anterior, a fin de que la bendición no sea pronunciada “en vacío”. Pero cuando la mujer dijo: “Nada tiene tu sierva en casa, sino una botija de aceite (Melajim 2, 2° de Reyes 4, 2.) el profeta respondió: “Verdaderamente, esto es adecuado para recibir una bendición perfecta, como está escrito: “el buen nombre (de El Eterno)

puede salir del óleo precioso” (Koheles, Eclesiastés 7, 1.) Porque el Nombre Santo sale de “Óleo”, para bendecir y para encender luces nuevas. ¿Qué es este “óleo”? R. Yitzjak dijo: representa el mismo “óleo precioso sobre la cabeza, que baja sobre la barba, sobre la barba de Aarón” (Tehilím, Salmos 133, 2.) el símbolo de la bendición, del cual era instrumento elSumo Sacerdote. R. Eleazar sostuvo que representa las montañas superiores de bálsamo puro. R. Simeón interpretó el versículo del Eclesiastés así: ¡Cuan bueno es el nombre celestial de las superiores luces santas, cuando todas ellas irradian desde el “óleo precioso” que hemos mencionado! Es un pecado mencionar el nombre del Santo en vano, en vacuidad. El hombre que lo hace, mejor sería que no hubiese nacido. Según R. Eleazar, esto también significa que uno no debe pronunciar el Nombre Santo por sí mismo, sino después de una palabra precedente, como en la Toráh ello ocurre por primera vez después de dos palabras, las que significan: Primero creó Elohim. R. Simeón dijo: En la Toráh el Nombre Santo se menciona solamente en relación con un mundo completado: “en el día cuando YHVH Elohim hizo los cielos y la tierra” (Bereshis génesis 2, 4.) De todo esto fluye que uno no debe mencionar el Nombre Santo en vano, es decir, en “vacuidad”. Uno sólo debe pronunciar el Nombre Santo dentro de una bendición o una plegaria. Pero quien pronuncia el Nombre en vano, ni en una bendición ni en una plegaria, será castigado cuando su alma lo esté abandonando: “porque el Eterno no tendrá por inocente a quien pronuncia Su Nombre en vano”. R Yose observó luego que nuestra Mishná dice: ¿Cuál es la naturaleza de la bendición? Es la presencia del Nombre Santo en la bendición lo que la hace significativa, porque este Nombre es la fuente de bendición en todo el universo. Por eso: “no pronunciarás el Nombre del Eterno tu El Eterno en vano”. Recuerda el día Shabat (Sábado), para santificarlo. R. Yitzjak dijo: Está escrito: “Y El Eterno bendijo el séptimo día” (Bereshis, génesis 2, 3.)  y aun leemos respecto del Maná “Seis días lo juntaréis, pero en el séptimo día. en el Shabat, no lo habrá en él” (Shemos, Éxodo 16, 26).  Si no había alimento en ese día, ¿qué bendición le corresponde? Sin embargo, se nos ha enseñado que todas las bendiciones de arriba y de abajo dependen de; séptimo día. ¿Por qué, entonces, no hubo maná justamente en ese día? La explicación es que todos los seis días del mundo trascendente derivan sus bendiciones del séptimo, y cada día superior envía alimento al mundo de abajo de aquello que ha recibido del séptimo día. Por eso quien ha alcanzado el grado de la Fe debe necesariamente preparar una mesa y una comida en la víspera del Shabat, en viernes, de modo que su mesa pueda ser bendecida durante todos los otros seis días de la semana. Porque, en realidad, en el tiempo de la preparación del Shabat también se prepara la bendición para todos los seis días que seguirán, pues no hay bendición en una mesa vacía. Así, uno ha de preparar la mesa en la noche del Shabat con pan y otros alimentos. R. Yitzjak agregó: también en el día Shabat. R. Judá dijo: Uno debe regalarse en ese día con tres comidas, a fin de que este día pueda serlo de satisfacción y refresco. R. Abba dijo: uno debe hacerlo para que la bendición pueda extenderse a los días superiores que reciben su bendición del séptimo. En ese día la cabeza del “Rostro Pequeño” se llena con el rocío que desciende del Anciano Santo, el Más Oculto: El lo hace descender al Santo “Campo de Manzanos” tres veces después de la entrada del Shabat, a fin de que todos puedan unidos gozar de la bendición. Por eso es necesario, no sólo para nosotros, el tener en ese día dichas tres comidas, sino para toda la creación, porque en esto se consuma la verdadera fe en el Anciano Santo, el “Rostro Pequeño” y el “Campo de Manzanos” y hemos de regocijarnos y deleitarnos en los tres. Pero quien disminuye el número de las comidas, trae imperfección y manchas a las regiones de arriba, y grande será su castigo. R. Simeón dijo: Cuando un hombre ha completado las tres comidas en Shabat, una voz proclama a su respecto: “Entonces te deleitarás en el Eterno”. Esto lo es con referencia a una comida, en honor del Anciano, el Santísimo. Luego proclama “y Yo haré que cabalgues sobre los lugares altos de la tierra” y esto es con referencia a una segunda comida, en honor del santo “Campo de Manzanos”; luego, “y nútrete con la herencia de Yaakov tu padre”  (Yeshayahu, Isaías 58, 14). con lo que se completa la tríada con una referencia al “Rostro Pequeño”. Correspondientemente el hombre debe completar el número de tres comidas y encontrar gozo y refresco en las tres y en

cada una separadamente, porque esto es una manifestación de fe perfeccionada. Por eso el Shabat es más perfecto que todos los otros tiempos, estaciones y festividades, pues contiene a todos y los une en sí, mientras que ninguna otra festividad o día santo lo hace. R. Jiyá dijo: Porque todas las cosas se encuentran en el Shabat, se lo menciona tres veces en el relato de la Creación: “Y en el séptimo día El Eterno terminó su obra”; “Y él descansó en el séptimo día”; “y El Eterno bendijo el séptimo día” (Bereishis, génesis 2, 2-3). R. Jamnuna el antiguo, cuando se sentaba a sus comidas sabáticas, acostumbraba encontrar gozo en cada una. De una exclamaba: esta es la santa comida del Anciano Santo, el siempre oculto. De otra decía: Esta es la comida del Santo, Bendito Sea. Y cuando llegaba a la última decía: Completas las comidas de la Fe. Siempre que llegaba el tiempo de la comida sabática, R. Simeón acostumbraba decir: Preparad la comida de la Fe Superior, Alistad la comida del Rey. Entonces estaba sentado con corazón alegre. Y tan pronto como terminaba la tercera comida, se proclamaba respecto de él: Entonces te deleitarás en el Eterno y Yo haré que cabalgues sobre los lugares altos de la tierra y te nutras con la herencia de Yaakov tu padre. R. Eleazar preguntó a su padre, R. Simeón, en qué orden las tres comidas correspondían a los tres grados divinos. R. Simeón contestó: Respecto de la comida de la noche del sábado, es decir, del viernes a la noche, está escrito: “Yo haré que cabalgues sobre los lugares altos de la tierra”. En esa noche la Santa Matrona —la Shejiná— es grandemente bendecida y también todo el “Campo de Manzanos” y es bendecida la mesa del hombre que participa de su comida debidamente y con júbilo, y se le agrega un alma nueva. Esta noche significa el regocijo de la Shejiná. Por eso el hombre ha de participar en el gozo de ella y tomar parte en su Comida. Respecto de la segunda comida en día de Shabat, está escrito: “Entonces te deleitarás en el Eterno”, es decir, en el mismo Eterno (YHVH); porque a esa hora el Anciano Santo se revela y todos los mundos se irradian con júbilo, y nosotros, al participar en esta comida, contribuimos a ese gozo. Respecto de la tercera comida está escrito: “Y nútrete con la herencia de Yaakov tu padre”. Esta es la comida del “Rostro Pequeño” que entonces está completo en perfección armoniosa, de cuya perfección reciben bendición todos los seis días que vendrán. Por eso uno debe regocijarse de todo corazón en estas comidas y completar su número, porque son comidas de la Fe perfecta, la Fe de la simiente santa de Israel, su Fe superior, que no es la de las naciones paganas: “Una señal entre mí y los hijos de Israel” (Shemos, Éxodo 31, 17).

Y observad esto. Con estas comidas los hijos de Israel son distinguidos como los hijos del Rey, como pertenecientes al Palacio, como hijos de la Fe; y quien se abstiene de una de estas comidas causa falta de completitud en las regiones de arriba; y así un hombre tal atestigua de sí mismo que no es uno de los hijos del Rey, que no es  uno del Palacio, ni de la santidad de la simiente de Israel, y él habrá de llevar la carga de ?m triple castigo en el guehinóm. Observad también esto. En todas las festividades y días santos un hombre debe regocijarse y dar gozo a los pobres. Si solamente se regala a sí mismo y no da parte a los pobres, grande será su castigo. Respecto de uno así está escrito: “He aquí que echaré Mi reprensión sobre vuestras sementeras y esparciré estiércol sobre vuestros rostros, el estiércol de vuestras fiestas solemnes” (Malaki, Malaquías 2, 3). Pero este versículo particular, solamente se aplica a las festividades, no al Shabat. De manera similar, las palabras “A vuestros novilunios y vuestras solemnidades los aborrece Mi alma” (Yeshayahu, Isaías 1, 14).. no incluyen el Shabat. El carácter único del Shabat se expresa en las palabras: “Entre Mi y los hijos de Israel”. Y porque la Fe se centra en el Shabat, en ese día le es dada al hombre un alma adicional, superior, un alma en la que todo es perfección, de acuerdo a la pauta del mundo por venir. ¿Qué significa la palabra “Shabat”? El Nombre del Santo, el Nombre que es en armonía perfecta en todos los lados. R. Yose dijo: Efectivamente es así. ¡Desdichado el que no ayuda a completar el gozo del Rey Santo! ¿Y qué es Su gozo? Esas tres comidas de la Fe, las comidas en que participan Abraham, Yitzjak y Yaakov, y que expresan gozo sobre gozo, la Fe perfecta de todos los lados. En ese día, así se nos enseñó, los Padres se coronan y todos los Hijos absorben poder y luz y gozo, como no se conoce ni siquiera en otros días festivos. En este día los pecadores encuentran reposo en el guehinóm. En este día el castigo es sustraído del mundo. En este día la Toráh se corona con coronas perfectas. En este día el gozo y la alegría resuenan a través de doscientos y cincuenta mundos. Observad también esto. En todos los seis días de la semana, cuando llega la hora de la plegaria de la tarde, el atributo de justicia está en ascenso y el castigo está en acción. Pero no así en Shabat. Cuando llega la hora de la plegaria de la tarde del Shabat, reinan influencias benignas, se manifiesta la bondad del Anciano Santo, todos los castigos están sujetados, y todo es satisfacción y júbilo. En ese tiempo de satisfacción y buena voluntad, falleció Moisés, el profeta santo y fiel, a fin de que se supiera que no fue quitado por juicio sino que en la hora de gracia del Anciano Santo ascendió su alma, para ser ocultada en El. Por eso “nadie conoce su sepulcro hasta este día” (Devarím, Deuteronomio 34. 6). Como el Anciano Santo es el siempre oculto, a quien nadie puede comprender, ni los de arriba ni los de abajo, así el alma de Moisés fue ocultada en la epifanía de la buena voluntad de El Eterno a la hora de plegaria de la tarde del Sábado. Esta alma es la más oculta de todas las cosas ocultas en el mundo, y el juicio no tiene dominio sobre ella. Bienaventurada es la suerte de Moisés. En éste día la Toráh se corona con toda belleza, con todos esos mandamientos, con todos esos decretos y castigos por transgresiones, en setenta ramas de luz que irradian a toda dirección. Lo que es cíe ver son las pequeñas ramitas que constantemente emanan de cada rama, cinco de las cuales se hallan en el árbol mismo y todas :as ramas están comprendidas en él. Como han de verse las puertas que se abren a todos los lados y a través de las cuales pasa en esplendor y belleza la luz fluyente, inagotable. Se oye una voz: “Despertad, santos superiores. Despertad, pueblo santo, elegido de arriba y de abajo. Despertad en gozo para encontrar vuestro El Eterno, despertad en alegría perfecta. Preparaos en el triple júbilo de los tres Patriarcas. Preparaos para la Fe, el gozo de los gozos. Felices sois, Oh israelitas, santos en este mundo y santos en el mundo por venir. Esta es vuestra heredad arriba y por encima de la de todas las naciones paganas, “una señal entre Mí y vosotros”. R. Judá dijo: Efectivamente es así. De ahí: “recordad el día sábado para santificarlo”; “Sed santos, porque yo, el Eterno soy santo” (Vayikrá Levítico 19, 2). “Llamad al sábado una delicia, la santidad del Eterno, honorable” (Yeshayahu, Isaías 58:13). Todas las almas de los justos —así lo hemos aprendido— son festejadas en este día con las delicias del Anciano Santo, el  todo oculto. Se extiende por todos los mundos un aliento de este arrobamiento; asciende y desciende y se desparrama a todos los hijos del Santo, a todos los guardianes de la Toráh, de modo que gocen de descanso perfecto, olvidando todos los cuidados, todas las penurias, toda lucha, toda tarea. En este día “el Eterno te da descanso de tu angustia, y de tu temor y de la dura servidumbre en la que hubiste de servir”  (Yeshayahu, Isaías 14, 3). Por eso el Shabat es igual en importancia a toda La Toráh y quien observa el Shabat cumple toda la Toráh: “Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de Adán que se atiene a ello; que guarda el Sábado y no lo profana, y cuida su mano de hacer cualquier mal” (Yeshayahu, Isaías 56, 2). R. Judá encontró un día a R. Simeón en el camino y le pidió que explicara las palabras del profeta: “Porque así dice el Eterno; En cuanto a los eunucos que guardan Mis sábados y escogen las cosas en que Yo me complazco y se esfuerzan por cumplir Mi pacto. Yo les daré en Mi casa y dentro de Mis muros, memorial y nombre mejor que el de hijos e hijas: les daré un nombre eterno que nunca les será quitado(Yeshayahu, Isaías 56, 4 5)  R. Simeón dijo: ¡Capadociano! Baja de tu burro y átalo a un árbol, o déjalo seguir detrás, y tú sígueme. La Sagrada Escritura requiere contemplación tranquila y solemne. El contestó: Es en consideración al Maestro que yo he emprendido este viaje, y al seguirlo veré la Shejiná. Entonces R. Simeón dijo: Este tema ya lo consideraron los miembros de la Compañía, pero no lo explicaron suficientemente. Los “eunucos” son, en realidad, estudios de la Toráh, que se hacen “eunucos” durante los seis días-de la semana en consideración a la Toráh, y en las noches de Sábado tienen su unión conyugal, porque aprehenden el misterio superior del momento justo cuando la Matrona (Shejiná) se une con el Rey. Tales adeptos de la ciencia mística concentran sus corazones en la. unión Divina, en la Fe de su Eterno, y son bendecidos en su propia unión. Por eso se dice: “Que guardan mis Sábados”, significando “los guardan en sus corazones”, como en la expresión: “Pero su padre (de José) guardó el asunto(Bereishis,génesis 36, 11). Ellos son “eunucos” porque esperan el Sábado, para “escoger lo que Me place”, es decir, Su unión con la Shejiná. Bienaventurado es el hombre

santificado en esta santidad y que abarca este misterio. Observad lo siguiente. Está escrito: “Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es el Shabat del Eterno tu El Eterno”. “Toda tu obra”: durante los seis días de la semana el hombre ha de trabajar, y por eso los que están absorbidos en el estudio de la Toráh tienen su unión conyugal en un tiempo cuando no trabajan, pero cuando el Santo trabaja. ¿Y cuál es Su trabajo, entonces? La unión con la Shejiná, para producir almas santas en el mundo. Por esta razón les místicos se .santifican en esa noche en la santidad de su Eterno con profunda contemplación y concentración y traen al mundo hijos buenos y santos; hijos que no se apartan a la derecha ni a la izquierda, hijos del Rey y la Reina: “hijos sois para el Eterno nuestro El Eterno”(Devarím, deuteronomio 14, 1). Sus hijos en el sentido más real. El mundo se sostiene por el mérito de estos hijos de El Eterno, y cuando el mundo es puesto a prueba el Santo mira a estos Sus hijos y ejerce Su piedad y misericordia. Ellos son “juntos uña simiente de verdad” (Yeremiyahu, Jeremías 2, 21). una simiente santa, perfecta, de acuerdo a la promesa, “Tú darás verdad a Yaakov” (Mijá, Miqueas 7, 20) .y “verdad” es el Santo Mismo, significa que él entra en el yo de ellos. R. Judá dijo: Bendito sea el misericordioso que me envió aquí. Bendito sea El porque me ha permitido oír tus palabras. Y estalló en llanto. ¿Por qué lloras?, preguntó R. Simeón. El dijo: lloro porque pienso; desdichados los hijos del mundo cuyos caminos son los caminos de bestias, sin conocimiento y comprensión. Mejor les habría sido que no hubieran sido creados. Desdichado el mundo cuando tú, Maestro, serás retirado de él. Pues entonces, ¿quién pondrá de manifiesto los misterios de la Toráh? ¿Quién comprenderá entonces y captará los caminos de ella? R. Simeón dijo: ¡Por tu vida! El mundo solamente pertenece a los que se ocupan con la Toráh y conocen sus misterios. Los Rabíes tenían razón en su duro juicio sobre quienes ignoran la Toráh y corrompen sus caminos, no distinguiendo su mano derecha de su izquierda; porque son realmente como animales, y cuadra castigarlos aun en el Día de la Expiación. Acerca de sus hijos está escrito: “Ellos son hijos de fornicaciones”( Hoshea, oseas 2, 6). R. Judá dijo: Maestro, hay una cierta peculiaridad en las palabras de este versículo; está escrito: “aun a ellos daré en mi casa y entre mis paredes un lugar y un nombre mejor que hijos e hijas, y luego “yo le daré un nombre eterno...”. ¿Por qué primero “a ellos” y luego “le”? R. Simeón contestó: “Casa” es aquí la región celestial de la que se dice respecto de Moisés: “El es fiel en toda mi casa”; las “paredes” son aquellas de las que se dice: “sobre tus muros, Oh Jerusalem, he puesto guardianes” Isaías 62, 6.  “un lugar y un nombre” significa que tomarán la más santa esfera celestial, la cual, en su perfección armoniosa, es “mejor que hijos e hijas”; y “a él”, es decir, a esta porción, El Eterno le dará un “nombre eterno”. Según otra explicación, “Yo le daré” —es decir, a quien abarca este misterio y sabe concentrarse en él con intención recta— “un nombre eterno que no será eliminado”. En esa ocasión R. Simeón explicó también por qué está escrito: “No encenderéis fuego en vuestras habitaciones en los días Sábado” (Shemót, Éxodo 25,3. Dijo: Es porque el fuego simboliza el juicio. En cuanto al fuego de los sacrificios en día Sábado, él se levanta para contener el juicio; pues, como hemos aprendido, “hay un fuego que consume a un fuego”; el fuego del altar consume al fuego del juicio. Por eso el Santo se revela en día Sábado más que en cualquier otro día, y cuando El se revela, no se evidencia del todo el juicio y todos, los seres celestiales superiores e inferiores están en júbilo perfecto, y el juicio no tiene dominio. Está escrito: “Pues para seis días él Eterno hizo el cielo y la tierra.” (Shemót, Éxodo 31,17).  no dice “en seis días”, que indica que los días mismos fueron una creación especial. Ellos son días santos, superiores, días en que se contiene el Nombre Santo. Bienaventurados los israelitas más que tudas las naciones paganas; de ellos está escrito, “Y vosotros que adherís al Eterno nuestro El Eterno, todos sois hoy vivientes”. Honra a tu padre y a tu madre. R. Jiyá vinculó este mandamiento con las palabras: “Y un río salía de Edén para irrigar el jardín” (Bereishis, génesis 2, 6). Dijo: El “río” proviene de la fuente que fluye perpetuamente y de la cual es irrigado todo el Jardín de Edén, y esta salida (Tiféret) de la fuente santa se llama Av, “Padre”. R. Abba dijo que Edén mismo —Jojmá— se llama padre —originándose del lugar que se llama Ain (nada)— como lo hemos asentado, que el “lugar del cual el Todo comienza a tomar su ser es designado, a la vez, “Tú” y “Padre”, como está dicho: “Porque tú eres nuestro padre” (Yeshayahu, Isaías 63, 16. R. Eleazar aplicó las palabras “honra a tu padre” al Santo; “a tu madre” a la Comunidad de Israel; y el artículo et a la Shejiná. Pero R. Judá sostuvo que, como en este mandamiento “Padre” y “Madre” no están particularizados, incluyen todos los aspectos de lo Divino, y el artículo et entre ellos indica todo lo que hay arriba y todo lo que hay abajo. R. Yose se refirió a la observación de R. Abba de que la esfera de la cual sale el “río” se llama “Tú”, y la confirmó con la referencia al dicho: “lo que está oculto y no tiene comienzo se designa El; pero el punto donde comienza a manifestarse se llama Tú y Padre, y todos son uno”. Bendito el nombre de El por siempre jamás. Amén. R. Ezequías dijo: verdaderamente, todos ellos son uno: “honra a tu padre”, es decir, al Santo, Bendito Sea; “y a tu madre”, a la Comunidad de Israel. Así, el mandamiento incluye todo, lo que es arriba y lo que es abajo. Según R. Yitzjak, también incluye a los maestros de la Torá, porque ellos son los medios de conducir a los hombres a la vida eterna. R. Judá sostuvo, sin embargo, que esto ha de incluirse en el mandamiento de honrar al Santo, Bendito Sea. Tenemos dicho ya que los primeros cinco mandamientos incluyen, por implicación, también a los otros cinco: en otras palabras, en los primeros cinco están grabados los segundos cinco, cinco en cinco. ¿Cómo? Tomad el primer mandamiento: “Yo soy el Eterno tu El Eterno”. ¿No incluye al primero de los segundos cinco? Efectivamente sí, porque el asesino disminuye la semejanza y la imagen de su Amo, por haber el hombre sido creado “a la imagen de El Eterno”, y también está escrito: “Y sobre la semejanza del trono, una semejanza como la apariencia de un hambre por encima de él” (Yejezkel, Ezequiel 1, 26  R. Jiyá dijo: Está escrito: “el que derramare la sangre del hombre, por el hombre será derramada su sangre; porque a la imagen de El Eterno hizo El al hombre” (Bereishis, génesis 9, 6). Así, se considera que el que derrama la sangre de un hambre hace disminuir a la vez, el arquetipo Divino. Así el primer mandamiento, “Yo soy el Eterno tu El Eterno”, contiene el motivo del sexto, “no matarás”. El segundo mandamiento, “No tendrás otros dioses”, contiene el motivo del séptimo, “No cometerás adulterio”; porque el adúltero miente pérfidamente contra el Nombre del Santo que está impreso sobre el hombre, un pecado que comprende muchos otros pecados y merece los castigos correspondientes. El que es infiel en esto es infiel hacia el Rey, como está escrito: “Han tratado traidoramente al Eterno, porque han engendrado hijos extraños”(Joshea, Oséas 5, 7).  El uno es resultado del otro. El tercer mandamiento, “No pronunciarás el nombre del Eterno tu Dios en vano”, corresponde al octavo mandamiento, “no robarás”. Porque un ladrón ciertamente está inclinado a jurar en falso, como está escrito: “quien se hace partícipe con un ladrón, aborrece su misma alma; pues oye la imprecación, pero no dice nada”(Mishlei, proverbios 29). . El cuarto mandamiento, “Recuerda el día Sábado”, corresponde al noveno, “No llevarás falso testimonio contra tu vecino”; porque, como lo dijo R. Yose, el Shabat es llamado un testigo de la actividad creadora de El Eterno, y al hombre se le requiere que atestigüe el hecho de que en seis días el Eterno hizo el cielo y la tierra... De ahí que R. Yose dijo: El Eterno “ha dado verdad a Yaakov”(Miká, Miqueas 7, 20). al requerir a Israel que guardara el Sábado; y el que lleva falso testimonio contra su vecino miente contra el Sábado, el testigo de la verdad; y quien miente contra el Sábado, miente contra toda la Toráh. El quinto mandamiento, “Honra a tu padre y a tu madre”, también implica el décimo, “No codiciarás la mujer de tu vecino”, porque quien tiene un hijo nacido en adulterio es “honrado” por él sobre falsas apariencias. Además está escrito en el quinto mandamiento “que tus días puedan ser largos sobre el país que el Eterno tu El Eterno te da”, que es como decir lo que El te da es tuyo, pero no codicies lo que no es tuyo”. Así los primeros cinco mandamientos implican los segundos cinco, Por eso: “De su diestra salió para ellos una ley de luego” (Devarím, deuteronomio 33, 2. porque todo estaba incluido en los cinco dedos de la Mano Derecha, Por eso también la Toráh fue proclamada en cinco voces, correspondientes a los cinco Libros de la Toráh. R. Eleazar enseñó que en las Diez Palabras (Decálogo) fueron grabadas, con todos los decretos y castigos, todas las leyes concernientes a la pureza y a la impureza, todas las ramas y raíces, todos los árboles y plantas, cielo y tierra, mares y océanos, en realidad, todas las cosas. Porque la Toráh es el Nombre del Santo, Bendito Sea. Como el Nombre del Santo está grabado en las Diez Palabras (expresiones creadoras) de la Creación, así toda la Toráh está grabada en las Diez Palabras (Decálogo), y estas Diez Palabras son el Nombré del Santo, y toda la Toráh es así un Nombre, el Nombre Santo de El Eterno Mismo, bienaventurado aquel que es digno de ella, de la Toráh, porque él será digno del Nombre Santo. R. Yose dijo: Esto significa que será digno del Santo Mismo, como El y Su Nombre son uno. Bendito, Sea Su Nombre por siempre jamás. Amén.

No hagáis ningún otro dios conmigo (Iti) de plata, ni hagáis para vosotros dioses de oro. R. Yose leyó iti (conmigo) como oti (a mi), y lo interpretó así: aunque “mía es la plata y mío el oro” (Jageo, Hageo 1, . no me representaréis (oti) en plata y oro. R. Yitzjak comentó las palabras “Mía es la plata y mío el oro” con el versículo: “Ninguno hay como Tú, oh Eterno. Grande eres, y Tu Nombre es grande en poder”(Yeremiyahu, Jeremías 10, 6). “Tú eres grande” corresponde, según él, a “Mía es la plata”; “y Tu Nombre es grande”, a 'Mío el oro”. Esto representa los dos colores que solamente son visibles en su plena belleza cuando están grabados en cierto lugar, en Israel: “Israel, en quien Yo soy glorificado”(Yeshayahu, Isaías 49, 4). R. Judá lo ilustró con el versículo: “Con sumo gozo me regocijaré en el Eterno, mi alma se alegrará en mi Dios, porque me ha hecho vestir ropas de salvación, me ha cubierto con mantos de justicia; como el novio, a la manera de sacerdote, que se viste espléndidamente, y como la novia que se engalana con sus joyas”(Yeshayahu, Isaías 61, 10). Dijo Benditos son los israelitas sobre todas las naciones” paganas porque tienen su gozo en el Eterno YHVH, que significa Misericordia, y su jubilo en su Dios, Elohim, que significa juicio. Así dice Israel: “Que El nos trate en Misericordia o en Juicio, nosotros nos regocijamos y nos alegramos en El”. Porque estos dos atributos pertenecen a Su Ser esencial, como lo indican las palabras “El me ha vestido con vestiduras de salvación (Yischa)”, es decir, con las vestiduras que consisten de colores en los que uno puede tener una percepción, una visión, de El (Shah, igual a mirar). El dice: “El que me mire a Mi debe mirar Mis colores, los atributos de la Misericordia y la Justicia”. Y a estos dos colores los indican las palabras “como un novio cubierto con sus ornamentos, y una novia que se adorna con sus joyas”. Cuando estos colores están unidos, su gloria es tal que todo está llameante para mirar su belleza. R. Yose dijo que las palabras “yo me regocijo grandemente en el Eterno” se refieren a dos especies de júbilo y que las palabras “mi alma está gozosa en mi Dios” se refieren a una especie de júbilo. R, Judá dijo: en cada una hay gozo sobre gozo, pero el gozo que el Santo otorgará a Israel en el futuro los superará a todos: “y los rescatados del Eterno volverán, y vendrán a Sion con canciones, y regocijo eterno estará sobre sus cabezas; alegría y regocijo recibirán, y huirán la tristeza y el gemido”(Yeshayahu, Isaías 35, 10).  “Ellos retornarán”; “vendrán. con canciones”; “regocijo eterno sobre sus cabezas”; “alegría y regocijo recibirán”, es decir son las cuatro noticias alegres correspondientes a los cuatro exilios de Israel entre las naciones (Egipcio, Asirio, Babilónico, Romano). Por eso: “y diréis en aquel día: Dad gracias al Eterno; proclamad su nombre; dad a conocer entre los pueblos Sus obras” (Yeshayahu, Isaías 12,4). Las Diez Palabras contienen la esencia de todos los mandamientos, la esencia de todos los misterios celestiales y terrenales, la esencia de las Diez Palabras de la Creación. Fueron grabadas en tablas de piedra, y todas las cosas ocultas las vieron los ojos y la percibieron las mentes de todo Israel, y todo se le hizo claro. A esa hora todos los misterios de la Toráh, todas las cosas ocultas del cielo y la tierra fueron manifestadas ante ellos y reveladas a sus ojos, por ellos vieron ojo a ojo el esplendor de la gloria de su Eterno. Nunca antes desde que el Santo creara el mundo, había tenido lugar semejante revelación de la Gloria Divina. Aun el cruce del Mar Rojo, donde, como se dijo, aun una simple servidora vio de lo Divino más que el profeta Ezequiel, no fue tan maravilloso como esto. Porque en este día fue apartada de ellos toda la escoria terrestre y eliminada, y sus cuerpos se hicieron tan lucientes como los ángeles arriba cuando están vestidos en vestiduras radiantes para el cumplimento de las órdenes de su Amo; con cuyas vestiduras penetraban en el fuego sin temor, como leemos acerca del ángel que se apareció a Manoá (Shofetim, jueces 13, 20). Y cuando toda la impureza carnal fue apartada de los israelitas, sus cuerpos, como dijimos, se volvieron lucientes como estrellas y sus almas fueron tan resplandecientes como el firmamento, para recibir la luz. Tal era el estado de los israelitas cuando vieron la gloria de su Eterno. No fue así en el Mar Rojo, cuando la inmundicia aun no había sido separada de ellos. Allí, en el Monte Sinaí, aun los embriones en las entrañas de sus madres tuvieron alguna percepción de la gloria de su Eterno, y cada uno recibió de acuerdo a su grado de percepción. En ese día el Santo, Bendito Sea, se regocijó más que en cualquier día anterior desde que El hubo creado el mundo, porque la Creación no tuvo base apropiada antes de que Israel recibiera la Toráh, como está implicado en las palabras: “Si no ha de subsistir Mi pacto con el día y con la noche, y si Yo no he establecido las leyes de los cielos y de la tierra”(Yeremiyahu, Jeremías 33, 25). Pero una vez que Israel ha recibido la Toráh en el Monte Sinaí el mundo fue debida y completamente establecido, y cielo y tierra recibieron un fundamento apropiado, y la gloria del Santo fue hecha conocer arriba y abajo, y El fue exaltado sobre todo. Respecto de este día está escrito: “El Eterno es Rey; se viste de majestad; se viste y se ciñe de fortaleza” (Tehilím, salmos 93, 1)  “Fortaleza” significa la Toráh, como está escrito: “El Eterno da fortaleza a su pueblo; bendice a su pueblo con paz”. Bendito el Eterno por siempre. Amén y Amén.



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