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ZOHAR Bereshis 3

ZOHAR Bereshis 3
 

demás, el Eterno los rodeó con cinturones de las letras del Nombre Santo, que impedían que la  serpiente ganara poder sobre ellos o los contaminara como antes. Cuando pecaron adorando el becerro, fueron degradados de su estado elevado y perdieron su iluminación; fueron despojados del cinturón protector del Nombre Santo y se vieron expuestos a los ataques de la mala serpiente como antes, y así trajeron muerte al mundo. Después de su pecado, se cuenta que “Aarón y los hijos de Israel vieron a Moishé y miraron, la piel de su rostro brillaba, y temían acercándosele” (Shemót, Éxodo 34:30). Pero antes de eso, se nos dice que “Israel vio la gran mano” (Shemót, Éxodo 14:31), en el Mar Rojo y que en Monte Sinaí todos ellos vieron luces celestiales y estaban iluminados con la visión de clara profecía, como está escrito: “Y todo el pueblo vio las voces” (Shemót, Éxodo 20:18), y junto al Mar Rojo vieron al Eterno y no temieron, como está escrito: “Este es mi El Eterno y Lo alabaré” (Shemót, Éxodo 15:2).  Pero después de que pecaron, no fueron capaces de mirar aun al rostro del emisario (Moishé). ¿Cómo ocurrió eso? Porque, “los hijos de Israel fueron despojados de su ornamento del Monte Sinaí”, es decir, de la coraza que en el Monte Sinaí los protegía para que la mala serpiente no tuviera poder sobre ellos. Después de que se los despojó, leemos que “Moishé tomó la tienda y la trasladó fuera del campamento, lejos del campamento” (Shemót, Éxodo 33:7). R. Eleazar explicó la conexión de la manera siguiente: Cuando Moishé percibió que Israel había sido despojado de su coraza celestial, dijo: “De seguro la mala serpiente vendrá ahora a morar entre ellos, y si el santuario queda aquí con ellos será contaminado” y por eso tomó la tienda y la sacó afuera, lejos del campamento. Y la llamó: “la tienda de reunión”. En vez de llamarse simplemente tienda; según R. Eleazar se la llamó tienda de reunión como elogio; en cambio, según R. Abba se la llamó tienda de reunión como expresión de desprecio. R. Eleazar defendió su opinión sobre la base de que moed, (“reunión”, “tiempo asignado”), es la palabra que se emplea para el día en la Luna está llena, cuando su santidad está aumentada y está libre de defecto; así, aquí, Moishé dio este nombre a la tienda para mostrar que ella estaba apartada del contagio del pueblo. R. Abba arguyó que el simple nombre “tienda” implica lo mismo que en el versículo: “Una tienda que no será trasladada, cuyas estacas no serán arrancadas” (Yeshayahu, Isaías 33:20), es decir, que designa algo que confiere eternidad al mundo y lo salva de la muerte, mientras que el epíteto “reunión” se emplea en el mismo sentido que en la frase “una casa de reunión para toda carne”, es decir, el sepulcro, (Yov, Job 30:23), e indica que ahora la vida que confería, sólo era por un período limitado. Al principio no fue deteriorada, pero ahora fue deteriorada; primero, el Sol y la Luna estaban en unión continua, pero ahora su unión era solamente de estación a estación (moed); de ahí el nombre “tienda de estación”, moed. R. Simeón estaba una noche estudiando la Toráh en compañía de R. Judá, R. Yitzjak y R. Yose. R. Judá le dijo: Leemos que: “Los israelitas se sacaron su ornamento del Monte Horeb” y afirmamos que con esto trajeron muerte para ellos y una vez más se pusieron en poder de la mala serpiente de cuyas garras habían escapado antes. Esto puede ser verdad tratándose de los israelitas; ¿pero qué hay con Josué que no había pecado? ¿Hemos de decir, o no, que fue despojado de la coraza que recibió con ellos? Si no, ¿por qué murió como otra gente? Si decís que fue despojado, ¿cuál fue la razón de ello, dado que él no pecó, pues estaba con Moishé cuando el pueblo pecó? Y si decís que no recibió en el Monte Sinaí la misma corona que el resto del pueblo, ¿cuál fue la razón de ello? En respuesta, R. Simeón citó el texto: “Pues el Eterno es justo, ama la justicia, es recto, los hombres verán su rostro” (Tehilím, Salmos 11:7). Dijo: Nuestros colegas han explicado de maneras diversas este versículo, pero se lo puede tomar de la manera siguiente: “Pues el Eterno es justo”, es decir, el es justo y Su nombre es Justo –Tzadik- y por eso ama las acciones justas. También es recto, como está escrito: “Es justo y recto” (Devarím, Deuteronomio 32:4). y por eso todos los habitantes del mundo miran su rostro, para que puedan corregir sus pasos y seguir por la senda recta. Pues cuando El Eterno juzga al mundo, sólo dicta sentencia tomando en cuenta la conducta de la mayoría. Y bien, cuando Adán pecó comiendo del árbol prohibido, hizo que ese árbol se tornara en fuente de muerte para todo el mundo. También causó imperfección al separar la esposa de su Marido. Estas imperfecciones se exhibieron en la Luna, hasta el tiempo en que Israel estuvo ante el Monte Sinaí, cuando la Luna estaba liberada de este defecto y se hallaba en una posición para brillar continuamente. Cuando Israel pecó haciendo el becerro, la Luna volvió a su anterior imperfección, y la mala serpiente fue capaz de apoderarse de ella y atraérsela. Cuando Moishé vio que los hijos de Israel habían pecado y que habían sido despojados de su santa coraza, supo plenamente que la serpiente había captado la Luna para acercársela, y que ella se tornó defectuosa, y por eso la excluyó. Así ella retornó a su estado defectuoso al que fue llevada por el pecado de Adán, y por eso, con excepción de Moishé, que la controla, nadie puede vivir permanentemente; y la muerte de Moishé se debió a una causa diferente. De ahí que ella no tiene poder para acosar permanentemente aun a Josué a pesar de que retuvo su santa coraza; y fue por eso que Moishé la llamó: “Tienda del tiempo designado” (Moed), es decir, la tienda en que hay un tiempo designado para todo viviente. Para hablar más esotéricamente: Hay una Derecha arriba y hay una Derecha abajo. Hay una Derecha arriba en el reino de la suprema santidad, y hay una Derecha abajo ubicada en el “otro lado”. Hay una Izquierda arriba en el reino de la suprema santidad para procurar indulgencia para la Luna, de modo de ligarla al lugar santo y capacitarla para brillar. Hay una Izquierda abajo que aleja de ella el reino superior y evita que refleje la luz del Sol y acercársele. Este es el lado de la mala serpiente, que, cuando esta Izquierda del reino inferior se mueve, acerca a sí la Luna y la separa del mundo superior, de modo que su luz es oscurecida. Entonces ella hace que la muerte descienda como una corriente sobre todo lo que hay abajo; se une a la serpiente y parte del Árbol de la Vida, y así trae muerte a todo el mundo. En tal tiempo el santuario es contaminado hasta un tiempo designado cuando la Luna es reparada y brilla de nuevo. De ahí el nombre: “Tienda del tiempo designado” (moed) y de ahí que Josué murió sólo por la instigación de la serpiente, que llegó a la tienda y la volvió imperfecta como antes. Este es el

sentido interno del versículo: “Y Josué el hijo de Nun, un joven, naar, no partió de fuera de la tienda” (Shemót, Éxodo 33:11). Aunque fue un “joven”, un asistente, debajo de la calificación para recibir la luz celestial, no partió de fuera de la tienda. Participó de su imperfección; a pesar de que aún tenía la santa coraza; cuando la Luna se volvió imperfecta él mismo no se libró del poder que causó esa imperfección. De manera similar, cuando Adán pecó, El Eterno tomó de él la coraza de las santas y brillantes letras con las que había estado rodeado. Entonces él y su mujer se atemorizaron, advirtiendo que habían sido despojados; así, se dice: “Y supieron que estaban desnudos”. Primero fueron dotados con esas coronas gloriosas que les daban protección y exención de la muerte. Cuando pecaron, fueron despojados de ellas y, entonces, supieron que la muerte los llamaba, que habían sido despojados de su exención y que habían traído muerte para ellos y para todo el mundo. “Y cosieron hojas de higuera”. Esto, como ya se explicó, en otra parte, significa que aprendieron toda clase de encantamientos y magia, y, como se dijo, adhirieron al conocimiento mundanal. En ese momento la estatura del hombre fue disminuida en cien codos. Así tuvo lugar una separación del hombre de El Eterno; el hombre fue traído a juicio y la tierra fue maldecida, como lo hemos explicado. “Y El expulsó al hombre”. R. Eleazar dijo: Naturalmente hemos supuesto que “él” es el sujeto y “hombre” el objeto. Pero, la verdad es que el “hombre” es el sujeto y el objeto es la partícula acusativa et, de modo que traducimos: “Y el hombre expulsó a et”. De ahí que está escrito: “Y El Eterno lo hizo salir del Jardín del Edén”, por la razón de que, como lo hemos explicado, se había divorciado de et. Y él colocó: el sujeto aún es “hombre”; fue él quien fijó los Querubines en este lugar, que cerró la senda al Paraíso, que sometió el mundo al castigo y atrajo maldiciones sobre sí desde ese día. “La llama de una espada que giraba a todos lados” se refiere a los seres que siempre están prontos para castigar al mundo, y que adoptan toda clase de formas, siendo a veces masculinos, a veces femeninos, a veces fuego llameante y a veces vientos irresistibles. Todo esto es para guardar el camino del Árbol de la Vida, de modo que el hombre no pudiera hacer más daño allí. La “espada flamígera” denota a los espíritus punitivos que en el infierno apilan fuego sobre la cabeza de los malvados y pecadores. Adoptan formas variadas según las ofensas de los que son castigados. La palabra “flamígera”, lajat, aquí, tiene su analogía en el versículo: “El día que viene los quemará”, ve-lijat (Malají, Malaquías 3:19). La “espada” es la mencionada en el versículo: “La espada del Eterno está llena de sangre, etc.” (Yeshayahu, Isaías 34:6). R. Judá dijo: Todos los espíritus punitivos que hemos mencionado, que asumen formas tan variadas, están encargados de maltratar y molestar en este mundo a los pecadores que deliberadamente transgreden los preceptos de su Amo. Pues cuando un hombre peca, atrae hacia sí numerosos malos espíritus y emisarios de castigo, ante los cuales se descorazona de miedo. Salomón dialogaba con los misterios de la Sabiduría, y El Eterno puso sobre su cabeza la corona de la realeza, y el mundo todo lo temió. Pero, cuando pecó atrajo hacia sí numerosos espíritus malos y punitivos, de los que estaba aterrado, de modo que fueron capaces de maltratarlo y arrebatarle sus preciosas posesiones. En verdad, todo hombre, por sus acciones,  siempre se atrae algún emisarios del otro mundo, bueno o malo según la senda que sigue. Y Adán atrajo a sí un emisario de contaminación que lo contaminó a él, y a toda la humanidad después de él. Fue la mala serpiente que es impura e impurificó el mundo. Nuestros Sabios han enseñado que cuando se extrae el alma de un hombre, queda un cuerpo impuro que hace impura toda la casa, y todo lo que nos concierne y todo lo que la toca, como está escrito: “El que toca un cuerpo muerto, etc.” (Bamidbar, Números 19:11). La razón es que cuando toma el alma y deja el cuerpo impuro, se autoriza a todos los espíritus impuros, que son afines a la mala serpiente, para descansar en él, y así todo el lugar donde está presente la mala serpiente se torna impuro. Además, cuando los hombres duermen en sus camas de noche y la noche tiende sus alas sobre el mundo, tienen un pregusto de la muerte, y, consiguientemente, el espíritu impuro, suelto en el mundo, lleva la polución. En particular, descansa sobre las manos del hombre y las impurifica, de modo que cuando despierta y su alma le es restaurada todo lo que toca con sus manos se vuelve impuro. De ahí que el hombre ha de ser cuidadoso al vestirse para no tomar sus ropas de una persona que no se ha lavado las manos, porque de esta manera atrae sobre si el espíritu impuro y se vuelve contaminado. Este espíritu está autorizado para asentarse en todo lugar donde hay el menor rastro del lado del cual sale. De ahí que el hombre no ha de dejar que derrame agua sobre sus manos uno que aún no lavó las suyas, porque de esta manera atrae sobre sí el espíritu impuro, del contacto con el de quien derrama sobre él agua. Por eso, el hombre ha de estar en guardia en cada lado contra el lado de esta mala serpiente, que de otro modo se ganaría lo mejor de él. El Eterno ha prometido un día apartarla de este mundo, como está escrito: “Yo haré que el espíritu impuro desaparezca del país” (Zajariyahu, Zacarías 13:2). y también: “El retirará la muerte para siempre” (Yeshayahu, Isaías 25:8). “Y el hombre conoció a Eva su mujer”. En conexión con este versículo R. Abba discurrió sobre el texto: ¿Quién conoce el espíritu del hombre que asciende, el espíritu de la bestia que baja a la tierra? (Kohelet, Eclesiastés 3:21). Dijo: Este versículo puede tomar muchas construcciones y así ocurre con todas las palabras de la Toráh; todas son susceptibles de varios sentidos, y todos buenos, y la Toráh entera puede exponerse en setenta maneras, correspondientes a setenta lados y setenta alas. Pero lo expondremos así: Cuando un hombre camina por la senda de la verdad, marcha hacia la derecha y se atrae un espíritu santo desde arriba, que a su turno asciende con santa intención de ligarse al mundo superior y adherir a la santidad superior. Pero cuando un hombre camina por la senda del mal, se atrae un espíritu impuro que pertenece al lado izquierdo, que lo vuelve impuro; así está escrito: “No os hagáis inmundos de modo que os hagáis contaminados”, que quien primero se contamina es llevado más a la contaminación (Vayikrá, Levítico 11:43). Además, cuando un hombre camina por la senda recta y atrae a sí un espíritu de santidad de arriba y se le adhiere, también atrae un espíritu de santidad al hijo que trae al mundo de modo que es como si se dotara con la santidad de su Amo, como está escrito: “Si os santificáis, seréis santos” (Vayikrá, Levítico 11:44). Por el contrario, cuando el hombre va al lado de la izquierda y se atrae el espíritu de impureza sobre el hijo que sale de él, de modo que es como para ser contaminado por la impureza del lado izquierdo. Este es el significado de las palabras: “El que conoce al espíritu de los hijos de los hombres, es decir, el que asciende a lo alto...”. Cuando un hombre se inclina a la derecha, el espíritu sube ligero, pero cuando se inclina a la izquierda, al lado de la izquierda, que es el espíritu de impureza desciende de arriba y fija su morada en un cuerpo humano, y el hijo que engendra en este estado de impureza es hijo de ese espíritu impuro. Y bien, Adán adhirió a ese espíritu impuro y a su mujer adhirió a él primero y recibió de él contaminación. De ahí que cuando Adán engendró un hijo, ese hijo fue el hijo del espíritu impuro. Hubo, pues, dos hijos, uno del espíritu impuro y otro después de que Adán se hubiera arrepentido. Así, uno fue del lado puro y uno del lado impuro. R. Eleazar dijo: Cuando la serpiente inyectó su impureza en Eva, ella la absorbió y, cuando Adán tuvo relación con ella, alumbró dos hijos, uno del lado impuro y uno del lado de Adán; Abel poseía una semejanza a la forma más elevada y Caín a la más baja. De ahí que sus caminos en la vida fueran diferentes. También fue natural que Caín, viniendo del lado del ángel de la muerte, matara a su hermano. También adhirió a su propio lado, y de él se originaron todas las malas habitaciones y demonios y duendes y malos espíritus en el mundo. R. Yose dijo: Caín fue el nido (Kiná) de las malas habitaciones que vinieron al mundo del lado impuro. Luego los dos, Caín y Abel, trajeron sacrificios, cada uno de su lado apropiado; de ahí que está escrito: “Y aconteció en los días postreros que Caín trajo el fruto del suelo...”. R. Simeón dijo: Este “días postreros” es el mismo que “el fin de toda carne” (Bereishís, Génesis 6:13). que es también el ángel de la muerte. Caín trajo su ofrenda de este “días postreros”; esto lo indica la expresión en el texto “del fin”, miketz. “Caín trajo del fruto del suelo”: Esto es paralelo a “del fruto del árbol” en las palabras del Eterno a Adán. R. Eleazar dijo: Podemos aplicar a Caín el versículo: “Desdichado el malvado, le será mal, pues le será dada la retribución de sus manos(Yeshayahu, Isaías 3:11). “La retribución de sus manos” se refiere al ángel de la muerte, que es atraído a ellas y adhiere a ellas para matar o impurificarlas. Entonces Caín ofreció del lado apropiado a él. Y Abel también trajo de los primerizos; para amplificar el lado más elevado que viene del lado de la santidad. De ahí que el Eterno tuvo respeto a Abel y su ofrenda, pero no tuvo respeto a Caín y su ofrenda, es decir, el Eterno no la aceptó y por eso Caín estuvo muy iracundo y su presencia se derribó, porque su presencia no fue recibida por ser del lado de la izquierda. Por otra parte, el Eterno recibió a Abel y por eso está escrito: “Y aconteció cuando se hallaban en el campo, etc.” “Campo” es aquí una designación para mujer; Caín estaba celoso de la hermana melliza que nació con Abel, de acuerdo a la interpretación que dimos de las palabras: “Y ella tuvo en adicción”, Si haces bien, ¿no habrá elevación? Esto ya se ha explicado, es decir, la palabra seot (“elevación”) significa, según R. Abba: “Subirás arriba y no descenderás abajo”. R. Yose dijo: Aceptamos esta explicación, que es buena, pero también he oído otra, que es: “Esta ligadura del espíritu impuro partirá de ti y te dejará”. Si no entonces: “El pecado yacía a la puerta”. “Puerta” significa el tribunal celestial que es la puerta por la que todos entran, como está escrito: “Abre para mí las puertas de la justicia” (Tehilím, Salmos 118:19)  “El pecado yacía” significa que el lado que adhería a ti fue atraído a ti a la espera de exacto castigo de ti. R. Yitzjak dijo: Cuando Caín quiso matar a Abel, no sabía como hacerle entregar el espectro y lo mordió como una culebra, como lo explicaron nuestros colegas. Entonces el Eterno lo maldijo y vagó por el mundo sin ser capaz de encontrar un lugar de reposo hasta que, golpeándose con las manos la cabeza, se arrepintió ante su Amo. Entonces la tierra encontró para él un lugar en uno de sus niveles más bajos. R. Yose dijo: La tierra le autorizó a pararse sobre su superficie, como está escrito: “Y el Eterno puso un signo sobre Caín”. R. Yitzjak dijo: Eso no es así. La tierra encontró un lugar para él en cierto nivel más bajo, como está escrito: “Mira, en este día me has arrojado de la faz del suelo”, implicando que fue expulsado de la superficie, pero no del subsuelo. El nivel en que encontró un lugar de reposo fue “Arka”, de cuyos habitantes está escrito: “Esos perecerán de la tierra y de debajo de los cielos” (Yeremiyahu, Jeremías 10:11). Se fijó allí su habitación y esto es lo que significan las palabras: “Y él residió en el país de Nod al Este de Edén” R. Yitzjak dijo luego: Desde el tiempo en que Caín mató a Abel, Adán se separó de su mujer. Dos espíritus femeninos acostumbraban entonces venir y tener relación con él, y tuvo de ellas espíritus y demonios que vagaban por el mundo. Esta necesidad no sorprende, porque ahora también, cuando un hombre durmiendo sueña, a menudo vienen espíritus femeninos y juguetean con él, y así conciben de él y subsiguientemente dan nacimiento. Las creaturas así producidas se llaman: “Plagas de la humanidad”; aparecen siempre bajo forma de seres humanos, pero no tienen pelo sobre sus cabezas. A ellos se refiriere el versículo: “Y yo lo castigaré con la vara de los hombres y con las plagas de los hijos de los hombres” (Shmuel 2, 2º Samuel 7:14). De la misma manera espíritus masculinos visitan a mujeres y las ponen encinta, de modo que produzcan espíritus que también se llaman: “Plagas de los hijos de los hombres”. Después de ciento treinta años, Adán volvió a sentirse atraído por deseo hacia su mujer, y tuvo de ella un hijo al que llamó Seth. Este nombre simboliza un fin, estando compuesto de las últimas dos letras del alfabeto en orden regular. R. Judá dijo: Este nombre simbolizaba la reencarnación del espíritu que se había perdido, siendo de las mismas letras que la palabra schat (set) en la sentencia: “el Eterno ha reemplazado para mí otra simiente en vez de Abel”. R. Judá dijo luego: Las palabras: “Y él concibió a su propia semejanza según su imagen” indican que sus otros hijos no eran plenamente a su semejanza, pero ese reproducía sus cualidades de cuerpo y alma. Esto concuerda con lo que R. Simeón dijo en nombre de R. Yeba el Anciano, que esos otros hijos fueron engendrados en impureza por la unión de la serpiente y su jinete, Samael, y por eso no fueron una  reproducción completa de Adán. Dijimos antes, es verdad que Abel no fue del mismo lado que Caín; sin embargo, en esto fueron afines: no estaban dotados de la plena figura humana. R. Yose dijo: Esta opinión surge del lenguaje del texto, que respecto del nacimiento de Caín dice: “Y Adán conoció a su mujer y ella concibió y ella tuvo a Caín”, y en cuanto a Abel: “Y ella nuevamente conllevó a su hermano Abel”, pero de Seth dice: “Y él tuvo en su semejanza según imagen”. R. Simeón dijo: Durante ciento treinta años Adán se separó de su mujer, y durante ese tiempo engendró muchos espíritus y demonios, por la fuerza de la impureza que había absorbido. Cuando esa impureza se agotó, volvió una vez más a su mujer y concibió lla un hijo del cual está escrito: “Engendró en su propia semejanza, a su imagen”. Pues cuando un hombre va al lado de la izquierda y camina en impureza, atrae a sí toda suerte de espíritus impuros, y se le adhiere un espíritu impuro y se rehusa abandonarlo, pues esos espíritus sólo adhieren a quienes primero adhieren a ellos. Felices los justos que caminan por la senda recta, que son los verdaderamente justos; también sus hijos son bendecidos, y de ellos está escrito: “Y los rectos residirán sobre la tierra” (Mishlei, Proverbios 2:21).  “Y la hermana de Tubal Caín fue Naamá R. Jiyá dijo: ¿Por qué la Escritura menciona particularmente a Naamá? La razón es que ella fue la gran seductora, no sólo de hombres, sino también de espíritus y demonios. R. Yitzjak dijo: Los “hijos de El Eterno” que la Escritura menciona (Bereishís, Génesis 6:4), que eran Uza y Azael, fueron seducidos por ella. R. Simeón dijo: Ella fue la madre de los demonios, siendo del lado de Caín, y es ella quien, en compañía de Lilit, trajo epilepsia a los niños. R. Abba le preguntó: ¿No dijiste antes que la función de ella es seducir hombres? Él respondió: Así es; ella se distrae con hombres a veces conlleva espíritus de ellos. Y ella aún existe para seducir hombres. R. Abba preguntó: ¿Y esos demonios no mueren como seres humanos? ¿Cómo, entonces, existe ella hasta el día de hoy? Él contestó: Así es. Lilit y Naamá e Iguéret, la hija de Majlat, que se originaron del lado de ellas, continuarán todas existiendo hasta que el Santo, Bendito Sea, elimine el espíritu impuro, como está escrito: “Yo haré que el espíritu impuro desaparezca del país” (Zajariyahu, Zacarías 13:2). R. Simeón dijo: Desdicha para la ceguera de los hijos de los hombres, todos ignorantes de cómo la tierra toda está llena de seres extraños e invisibles peligros, que si los vieran se maravillarían de cómo pueden existir sobre la tierra. Esa Naamá fue la madre de los demonios y de ella se originaron todos esos malos espíritus que se mezclan con los hombres y suscitan en ellos concupiscencia que los lleva a la contaminación. Porque tal azar viene del lado del espíritu impuro que acarrea la necesidad de la purificación por la ablución, como lo explicaron nuestros colegas. “Este es el libro de las generaciones de Adán”, es decir, los que heredaron su semejanza. R. Yitzjak dijo: el Eterno mostró a Adán los rostros de todas las generaciones futuras, de todos los hombres y de todos los reyes que estaban destinados a gobernar sobre Israel. Cuando vio a David que estaba destinado a morir tan pronto naciera, dijo: “Yo le cederé setenta años de mi vida”, y así ocurrió. A esto se refirió David cuando dijo: “Pues Tú, oh Eterno, me has alegrado con tu obra, yo triunfaré en las obras de tus manos” (Tehilím, Salmos 92:5). en este pasaje las expresiones “obras” y “obras de tus manos” se refieren a Adán, que fue hecho por el Eterno y no por carne y sangre. De ahí que los días de Adán se acortaron en setenta años de los mil a que hubiera tenido derecho a vivir. el Eterno también le mostró los hombres sabios de cada generación. Cuando llegó a R. Akibá y vio su gran saber, se regocijó, pero cuando vio su martirio fue tristemente condolido. Sin embargo, exclamó: “Cuán preciosos son mis ojos tus camaradas, oh Eterno, cuán potentes son los jefes de ellos” (Tehilím, Salmos 139:17). “Este es el libro”: literalmente así, como hemos explicado, es decir, cuando Adán estaba en el Jardín de Edén, el Eterno le envió un libro por mano de Raziel, el ángel encargado de los misterios sagrados. En este libro había inscripciones superiores que contenían la sabiduría sagrada, y setenta y dos ramas de sabiduría expuestas de modo de mostrar la formación de seiscientos y setenta inscripciones de misterios elevados. En medio del libro había un escrito secreto que explicaba las mil y quinientas llaves que no estaban reveladas ni siquiera a los ángeles santos, y que estaban todas cerradas en este libro hasta que llegó a las manos de Adán. Cuando Adán lo obtuvo, lo rodearon todos los ángeles santos para oírlo leer el libro, y cuando empezó, exclamaron: “Exaltado seas, oh Eterno, por encima de los cielos, que tu gloria sea por encima de toda la tierra” (Tehilím, Salmos 57:12). Entonces le fué enviado secretamente el ángel Hadarniel para decirle: “Adán, Adán, no reveles la gloria del amo, pues sólo a ti, y no a los ángeles, es dado el privilegio de conocer la gloria de tu Amo”. Por eso lo guardó consigo secretamente hasta que dejó el Jardín de Edén. Mientras permaneció allí lo estudió diligentemente y empleó constantemente el don de su Amo hasta que descubrió misterios sublimes que ni los ministros celestiales conocían. Pero, cuando transgredió la orden de su amo, el libro huyó de él. Entonces Adán se golpeó su pecho y lloró, y entró en el río Gibon hasta su pescuezo, de modo que todo su cuerpo se volvió arrugado y su rostro se tornó macilento. Entonces el Eterno hizo una señal a Rafael de devolverle el libro, que entonces estudió para el resto de su vida. Adán se lo dejó a su hijo Seth que, a su vez, lo transmitió a su posteridad, y, así, hasta que llegó a Abraham, que aprendió de él cómo discernir la gloria de su Amo, según se ha dicho. De manera similar, Enoj poseía un libro por el cual aprendió a discernir la gloria divina. “Varón y hembra los creó”. R. Simeón dijo: Misterios profundos se hallan revelados en estos dos versículos, en éste y en el de Bereishís, (Bereishís, Génesis I, 27). Las palabras “varón y hembra los creó” hacen conocer la alta dignidad del hombre, la doctrina mística de su creación. Seguramente, en la misma manera en que fueron creados cielo y tierra, también fue creado el hombre. Pues, del cielo y la tierra está escrito: “Estas son las generaciones del cielo y la tierra”, y del hombre está escrito: “En el día en que fueron creados”: “Varón y hembra los creó”. De esto aprendemos que toda figura que no comprende elementos masculinos y femeninos, no es una verdadera y propia figura, y así lo hemos asentado en la enseñanza esotérica de nuestra Mischná. Observad lo siguiente. el Eterno no coloca Su morada en ningún lugar en que no se encuentran juntos varón y hembra, ni se hallan bendiciones en tal lugar, como está escrito, y los bendijo y llamó el nombre de ellos hombre, el día en que fueron creados; observad que dice ellos y el nombre de ellos, y no él y el nombre de él. El varón no es llamado hombre hasta que está unido con la mujer. R. Judá dijo: Desde la destrucción del Templo no llegaron al mundo bendiciones, sino que se desvían cada día, como está escrito: “El justo pierde”, es decir, las bendiciones que acostumbraban posarse sobre su cabeza, como está escrito: “Bendiciones sobre la cabeza del justo”. Y llamó su nombre Seth. Todas las generaciones que han sobrevivido en el mundo y todos los verdaderamente justos del mundo remontan su descendencia a Seth. R. Yose dijo: Las últimas dos letras del alfabeto fueron dejadas en su orden después de que el de las otras fue invertido a causa de la transgresión de Adán. Por eso cuando él se arrepintió captó estas dos y llamó Seth al hijo que nació a su semejanza. Pues el nombre Seth está formado por las últimas dos letras del alfabeto en su orden propio, pero las otras letras permanecieron en el orden invertido, y no recobraron su orden propio hasta que Israel estuvo en el Monte Sinaí, como en el día en que fueron creados cielo y tierra, y la tierra estuvo una vez más seguramente establecida. R. Abba dijo: En el día en que Adán transgredió el mandamiento de su Amo, el cielo y la tierra estaban como desarraigados, estando, como están, basados únicamente en el pacto, como está escrito: “Pero para mi pacto día y noche, no asenté los estatutos de cielo y tierra” (Yeremiyahu, Jeremías 33:25). y Adán quebró el pacto, como está escrito: “Y ellos como Adán transgredieron el pacto” (Hoshea, Oséas 6:7). El mundo no se habría preservado si el Eterno no hubiera previsto que un día Israel estuviera ante el Monte Sinaí para confirmar el pacto. R. Jizquiá dijo: Quien confiesa su pecado se procura con ellos el perdón del Eterno. Cuando el Eterno creó el mundo, hizo su pacto y estableció sobre él el mundo como está escrito: Bereschit, que interpretamos como bará schit, El creó el cimiento”, es decir, el pacto sobre el cual descansa el mundo, y que también se llama schit, porque es una artesana de la cual fluyen bendiciones al mundo. Adán rompió este pacto y lo apartó de su lugar. Este pacto está simbolizado por la pequeña letra Yod, la raíz y fundamento del mundo. Cuando Adán engendró un hijo, confesó su culpa y llamó al niño Seth; no se aventuró a insertar una Yod y llamarlo “schit”, porque quebró el pacto así simbolizado. En recompensa, el Eterno propagó la humanidad desde Seth y lo hizo el antepasado de todos los justos que vivieron desde entonces. También se ha de observar esto: Cuando Israel estuvo ante el Monte Sinaí, entró entre esas dos letras (Schin y Tav) un símbolo del pacto, la letra Beth. Y el Eterno dio a Israel la palabra formada por todas las tres letras, que es SchaBat, como está dicho: “Y los hijos de Israel guardarán el Schabat (Sábado), para hacer del Schabat un pacto perpetuo a través de las generaciones”. De esta manera, esas dos letras obtuvieron finalmente su potencia original, que quedó en suspenso hasta que el mundo fue traído a su estado completo y entró en vigencia entre ellos el santo pacto. R. Yose dijo: Estas dos letras fueron finalmente reafirmadas por la letra Beth, pero todas las letras comenzaron a volver a su orden propio con el nacimiento de Seth, y así en cada generación hasta que Israel estuvo en el Monte Sinaí, cuando fueron finalmente restauradas. R. Judá dijo: Ya han sido restauradas abajo, y en cada generación el mundo fue mantenido unido por las letras aunque no estaban propiamente ubicadas en sus lugares; pero cuando la Torá fue dada a Israel, toda cosa fue colocada según correspondía. R. Eleazar dijo: En tiempos de Enoj, los hombres fueron adiestrados en la magia y la adivinación, y en el arte de controlar las fuerzas celestiales. Adán trajo consigo del Jardín de Edén el conocimiento de “las hojas del árbol”, pero él y su mujer y sus hijos no lo practicaron. Pero cuando Enoj vino vio la ventaja de estas artes y cómo los cursos celestiales podían ser alterados por ellas, y él y sus contemporáneos las estudiaron y practicaron la magia y la adivinación. De ellos estas descendieron a la generación del Diluvio y fueron practicadas para malos propósitos por todos los hombres de ese tiempo. Confiando en esas artes, desafiaron a Noé, diciendo que nunca ejecutaría sobre ellos la justicia divina porque conocían una manera de evitarla. La práctica de estas artes comenzó con Enoj, y por eso se dice de su tiempo: Entonces empezaron a llamar el nombre del Eterno profanamente. R. Yitzjak dijo: Todos los hombres justos que había entre ellos trataron de retenerlos, como Jeret, Matusalem y Enoj, pero sin éxito, y el mundo se llenó de pecadores que se rebelaron contra su Amo diciendo: “Qué es el Todopoderoso que hayamos de servirlo?” (Yov, Job 21:15). Esto no es tan tonto como suena, pues ellos conocían todas las artes como hemos mencionado y a todos los capitanes gobernantes encargados del mundo. Confiaban en este conocimiento, hasta que el Eterno hizo que no abusaran más y restauró la tierra a su estado primitivo y la cubrió con agua. Más tarde, El la restauró de nuevo y la hizo productiva, pues la miraba con misericordia, como está escrito: “El Eterno estuvo sentado en el Diluvio” significando “el Eterno” el atributo de la misericordia. En los días de Enoj, hasta los niños conocían estas artes misteriosas. R. Yesa dijo: Si es así, ¿cómo podían ser tan ciegos y no ver que el Eterno se proponía traer el diluvio sobre ellos y destruirlos? R. Yitzjak respondió: Ellos sabían, pero pensaban que estaban a salvo porque conocían al ángel encargado del fuego y al ángel encargado del agua y tenían meel Eterno de prevenir que ejecutaran juicio sobre ellos. Lo que no sabían era que el Eterno gobierna el mundo y que el castigo procede de El. Ellos solamente vieron que el mundo estaba confiado a esos capitanes y que todo se hacía por ellos, y por eso no prestaron atención al Eterno y sus obras hasta que llegó para la tierra el tiempo de ser destruida y que el espíritu Santo fuese proclamado cada día: “Que los pecadores sean consumidos de la tierra y que los malvados no sean más” (Tehilím, Salmos 104:35). el Eterno les dio un respiro todo el tiempo en que los hombres justos, Jeret, Matusalem y Enoj estaban con vida. Pero cuando ellos partieron del mundo, el Eterno hizo que el castigo descendiera sobre ellos y perecieran, como se dice: “Y fueron borrados de la tierra” (Bereishís, Génesis 7:23).  “Y Enoj caminaba con el Eterno, y él no estaba, pues el Eterno lo había tomado”. R. Yose ilustró este versículo con el pasaje: “Mientras el rey aún estaba a la mesa con su compañía, mi nardo enviaba su fragancia”. (Shir hashirím, Cantar de  Cantares 1:12). Este versículo –dijo- se puede exponer como refiriéndose a los caminos del Eterno. Cuando el Eterno ve que un hombre que adhiere a El y con el cual El mora, degenera un día, lo saca del mundo prematuramente entresacando el olor cuando aun es suave; de ahí que está escrito: “Mientras el rey estaba con su compañía mi nardo entregó su perfume”. “El Rey” es el Eterno; “La compañía” es el hombre bueno que adhiere al Eterno y sigue su camino; “El nardo” indica las buenas acciones por las que es sacado del mundo antes de su tiempo. De un caso así dijo el rey Salomón: “Hay una vanidad hecha sobre la tierra, que hay hombres justos a quienes acontece según la obra de los malvados...” (Kohelet, Eclesiastés 8:14). Cómo hay “hombres justos a quienes aconteció de acuerdo a la obra de los malvados” es algo que acabamos de explicar. Es decir, porque sus acciones son buenas, el Eterno los saca del mundo antes de su tiempo y antes de que se vuelvan susceptibles de castigo. El resto del versículo: “Habrá hombres malvados a quienes acontezca según la obra de los justos”, significa que el Eterno les da un respiro y sufre con ellos. Así los buenos mueren temprano para que no puedan degenerar, y los malvados viven para que tengan una posiblidad de arrepentirse, o para que salga de ellos una progenie virtuosa. Observad: Enoj fue virtuoso, pero el Eterno vio que degeneraría y por eso lo tomó en tiempo como uno “junta lirios” (Shir hashirím, Cantar de Cantares 6:2). A causa de su buen aroma. “Y no estaba, porque el Eterno lo había tomado”. Esto significa que no vivió hasta una alta edad como sus contemporáneos, porque el Eterno lo tomó antes de su tiempo. R. Eleazar dijo: el Eterno sacó a Enoj de la tierra y lo llevó a los cielos más altos y allí le presentó tesoros maravillosos, incluyendo cuarenta y cinco místicas combinaciones clave de letras grabadas que emplean los rangos más altos de ángeles, como se explicó en otra parte. “Y el Eterno vio que la maldad del hombre era muy grande en la tierra, y que toda imaginación de los pensamientos de su corazón sólo era de continuo mal” R. Judá citó en conexión con esto el versículo: “Pues tú eres no un El Eterno a quien place la maldad, el mal no estará contigo”. (Tehilím, Salmos 5:5). Dijo: De este versículo puede derivar la lección de que si un hombre adhiere a la mala imaginación y la sigue, no sólo se contamina con esto, sino que es llevado a más contaminación, como ya se asentó. Los hombres del tiempo del Diluvio cometieron toda suerte de pecados, pero la medida de su culpa no estuvo completa hasta que derramaron su sangre, es decir, su simiente, sobre el suelo. Esto lo sabemos del hecho de que la palabra ra (“mal”) se emplea aquí, y también en el versículo: “Y Er, el hijo de Judá, fue malo (ra) a ojos del Eterno” (Bereishís, Génesis  38:7). R. Yose dijo: ¿No es mal (ra) lo mismo que “maldad” (Rischá)? Él dijo: No. Un hombre es llamado malvado cuando meramente levanta su mano contra su vecino sin hacerle ningún daño, como está escrito: “Y dijo al malvado, ¿por qué quieres golpear a tu vecino?”. la forma futura de la expresión implica que aún no le había hecho nada. Pero solamente es llamado mal (ra) quien corrompe su camino y se contamina y contamina la tierra y así da fuerza al espíritu impuro que se llama ra. Uno así nunca entrará en el palacio celestial y mirará la Schejiná, pues por este pecado la Schejiná es rechazada del mundo. Esto lo sabemos de Yaakov, el cual, cuando la Schejiná partió de él, concluyó que había alguna mancha ligada a su descendencia, debido a lo cual el espíritu impuro había adquirido fuerza y la luz de la Luna había sido deteriorada; pues este pecado contamina el santuario. Si por eso la Schejiná partió de Yaakov, cuánto más cierto es que ella partirá de uno que corrompe su camino y se contamina, dando así poder al espíritu impuro. De ahí que cuando un hombre se contamina, se lo llama ra. Además, cuando un hombre se contamina, no es favorecido, en sueños, con la visitación del Santo, Bendito Sea, sino que, al contrario, está sujeto en todo momento a las visitas del espíritu que se llama ra, como está escrito: “El que duerme sin mala pasión, no será visitado por el mal” (Mishlei, Proverbios 19:23). que es como decir que cuando camina por la senda recta, no será visitado por ra. De ahí que está dicho de los hombres del diluvio que sus pensamientos sólo fueron malos, y el salmista dice: “El mal no permanecerá contigo”. Los que tal cometen en cuanto a pecado son llamados ra, y no raschá. De ahí también que esté escrito: “Aunque camino por el valle de la sombra de muerte, no temeré el mal (ra), pues Tú eres conmigo”. “Y se arrepintió el Eterno que había hecho al hombre sobre la tierra, y ello le dolía en su corazón”. R. Yose comenzó una de sus conferencias refiriéndose al versículo siguiente: “Desdichados nosotros que lleváis tras vuestro la mentira con cuerdas y que tiráis tras de vosotros el pecado con trazos unidos al carro”. (Yeshayahu,  Isaías 5:18). Dijo: “Desdicha a vosotros que lleváis tras vuestro la mentira con cuerdas...”. Las palabras que se refieren a la mentira designan a esas clases de hombres que cada día se hacen culpables ante su Amo y a los ojos de los cuales los pecados que cometen parecen ser de muy poca importancia. Por eso la escritura habla de pequeñas cuerdas porque a esas gentes la mentira les parece un pecado mínimo. El Santo, Bendito Sea, ejerce su magnanimidad con esas clases de gentes y solamente las golpea cuando se hacen culpables de malas acciones cuya gravedad no puede escapar a sus propios ojos. Sobre este grado de impiedad la Escritura dice: “Y que tiráis  tras vosotros el pecado por trazos que afectan al Carro”. Cuando el Santo, Bendito Sea, juzga a los culpables de este mundo, no puede decidirse a exterminarlos aunque pequen contra El y todos los días provoquen su cólera. Pues cuando los mira, se arrepiente de la sentencia pronunciada contra ellos, porque son la obra de Sus manos. Y entonces, aunque se hace indispensable el castigo de los culpables, el Santo, Bendito Sea, se apiadó de su suerte y la tristeza “penetra hasta el fondo de su corazón”. Es que se trata de la obra de sus manos como está escrito: “El rey, habiendo entrado en su casa, se acostó sin haber comido; ningún alimento fue servido a su mesa, y tuvo insomnio durante la noche” (Daniel 6:19). Y en otra parte está dicho: “Vio delante suyo gloria y alabanzas; la santidad y la magnificencia brillan en su santo lugar” (Tehilím, Salmos 96:6). R. Yose dijo: Observad que la Escritura dice que fue penetrado de tristeza hasta el fondo de su corazón es decir, que se trata de la esencia divina llamada “corazón”, y no de esa otra esencia divina que se llama “espíritu”. R. Yitzjak dijo: Las palabras: “Y el Eterno se arrepintió de haber hecho al hombre sobre la tierra” tienen la misma significación que las palabras: “Y El Eterno se arrepintió del mal que había pronunciado contra su pueblo” (Shemót, Éxodo 32:14). Según Rabí Yesa la interpretación de R. Yitzjak es favorable a los hombres; según R. Jizquiá, al contrario, ella es desfavorable. Según R. Yesa, R. Yitzjak quiere decir que las palabras de la Escritura significan que El Eterno se arrepintió de los castigos decretados contra los hombres que son la obra de sus manos. Según R. Jizquiá, al contrario, R. Yitzjak quiere decir que el Santo, Bendito Sea, se consoló de la pérdida del hombre, aunque sea la obra de su mano, como un hombre que se consuela de la pérdida de un miembro de su familia; es decir, el Santo, Bendito Sea, tomó la decisión de hacer desaparecer de este mundo a los culpables. Se ha de observar que cada vez que un castigo decretado contra un culpable, el Santo, Bendito Sea, no se ha consolado todavía; pero si ya se hizo, la penitencia es incapaz de apartar el castigo decretado: Por eso la Escritura dice primeramente: “Y El Eterno se consoló”, y luego agrega: “Y fue penetrado de tristeza hasta el fondo del corazón”. R. Judá dijo: Las palabras del versículo precitado significan que el Santo, Bendito Sea, se consoló de la pérdida del hombre. Cuando creó al hombre sobre la tierra, lo formó a la imagen de la figura celeste; y, a la vista de la figura del hombre que tanto se asemeja a la de lo Alto, todos los ángeles superiores alabaron al Santo, Bendito Sea, exclamando: “Sólo lo has hecho un poco más bajo de Elohim; lo has coronado de gloria y de honor”. Pero cuando el hombre pecó, el Santo, Bendito Sea, se entristeció; porque este pecado ofreció a los ángeles la ocasión de renovar la recriminación que ya habían formulado antes de la creación del hombre. Pues cuando el Eterno quiso crear al hombre los ángeles exclamaron: “¿Qué es el hombre para merecer que te acuerdes de él?, ¿qué es el hombre para ser digno de que tú lo visites? (Tehilím, Salmos 8:5). R. Judá dijo: El Eterno se había entristecido porque debía ensañarse contra los hombres. Ahora bien, R. Yitzjak preguntó por qué en el respectivo cántico no se dice lo mismo que en los cánticos análogos de los Salmos que comienzan con las palabras: “Alabad al Eterno porque es bueno”. Pero la verdad es que no cabía servirse de la palabra “bueno” en circunstancias en que ante Israel exterminó a tantos hombres que son la obra de el Eterno. Del mismo modo, cuando Israel pasó el Mar Rojo los ángeles superiores vinieron a cantar un cántico ante el Santo, Bendito Sea. Este cántico, decía el Santo, Bendito Sea, lo pronunciáis en momentos en que se hunden en el mar quienes son obra de mi mano. Se ha de concluir, pues, que cada vez que un culpable es exterminado en este mundo, el Santo, Bendito Sea, se entristece. R. Abba dijo: El Santo, Bendito Sea, no se entristece en el momento en que el culpable es exterminado, sino en el momento en que peca contra el mandamiento de su Amo. Cuando Adán pecó, el Santo, Bendito Sea, dijo: Desdichado tú, que has debilitado la fuerza de arriba y has extinguido la luz celestial. Y enseguida lo arrojó del Jardín de Edén. Además el Santo, Bendito Sea, le dijo a Adán: Te he hecho subir al Jardín de Edén para que ofrezcas allí sacrificios, y tú profanaste el altar; por eso decreto que en adelante debas trabajar la tierra”. El Eterno también decretó que Adán debía morir. Pero se apiadó de él y consintió que, cuando hubiese muerto, se lo sepultara cerca del Jardín de Edén. Pues Adán había hecho una cueva cerca del Jardín, y se había escondido allí con su mujer. Sabía que era cerca del Jardín, porque vio entrar desde el Jardín un rayo de luz en la cueva, y por eso quiso ser sepultado en ella; y allí fue sepultado, cerca del Jardín de Edén Y acontece que cuando u hombre está por partir de la vida, se le aparece Adán, el primer hombre, y le pregunta por qué y en cuál estado abandona el mundo. El dice: “Desdichado tú, que por ti yo he de morir”. A lo cual Adán responde: “Hijo mío, yo he transgredido un mandamiento y fui por ello castigado; mira tú cuántos mandamientos, negativos y positivos, de tu Amo, has transgredido”. R. Jiyá dijo: Adán existe hasta hoy, y cada día ve dos veces a los patriarcas y confiesa sus pecados y les muestra el lugar donde una vez moró en gloria celestial. También camina y mira a todos los piadosos y justos entre sus descendientes que han alcanzado la gloria celestial en el Jardín de Edén. Entonces todos los patriarcas alaban a el Eterno diciendo: “Cuán grande es tu generosidad, oh Eterno, y los hijos de los hombres pueden refugiarse bajo la sombra de tus alas” (Tehilím, Salmos 36:8). .R. Yesa dijo: Adán aparece a cada hombre en el momento de su partida de la vida para atestiguar que ese hombre muere por causa de sus propios pecados y no por causa del pecado de Adán, de acuerdo con el dicho: “No hay muerte sin pecado”. Solamente hay tres excepciones: Amram, Leví y Benjamín, que fueron privados de la vida por causa de la serpiente primordial. Algunos también agregan a Ischay. Estos no pecaron y para su muerte no hay otra explicación que la incitación de la serpiente, como hemos dicho. Todas las generaciones contemporáneas de Noé cometieron sus pecados abiertamente, a la vista de todos. R. Simeón caminaba un día por la puerta de Tiberíades y vio a algunos hombres lanzar flechas contra vasijas de tierra. R. Simeón exclamó: “Estos criminales se atreven a irritar a su Amo públicamente”. Dirigió una mirada sobre los culpables y éstos fueron precipitados al mar y  perecieron. Observad que todo pecado cometido públicamente aleja la Schejiná de la tierra y hace que ella, la Schejiná, abandone su residencia en este mundo. La generación de la de la época de Noé cometió sus pecados a la vista de todos y también alejó la Schejiná del mundo. Esto tuvo como  consecuencia que el Santo, Bendito Sea, la alejara de sí, en conformidad con la máxima: “Aparta la escoria de la plata y habrá una vasija para lo más fino; aparta al malvado de delante del rey y su trono será establecido en justicia” (Mishlei, Proverbios 25:4 y 5). “Y el Eterno dijo: Mí espíritu no permanecerá para siempre con el hombre, por que él también es carne”. R. Eleazar dijo: Observad que cuando el Santo, Bendito Sea, creó el mundo lo hizo de tal manera que fuese servido por el mundo de arriba. También cuando los hijos de este mundo tienen mérito al marchar por la senda recta, el Santo, Bendito Sea, hace descender el espíritu de vida de arriba hasta la región donde reside Yaakov; de allí ese espíritu de vida desciende en el mundo donde reside David, y de ahí, finalmente, las bendiciones celestes se expanden sobre todas las regiones inferiores. De esta manera, el espíritu de vida desciende por etapas desde arriba hasta llegar a nuestro mundo. Por eso está escrito: “Alabad al Eterno, pues él es bueno, y su gracia se extiende hasta el mundo (olam)”. Esta palabra “mundo” designa al mundo del rey David. Pero como los hombres han pecado, ese espíritu de vida fue enteramente excluido de las regiones inferiores para que no llegar a los seres de aquí abajo y no los fortificara. Las palabras de la Escritura expresan que el espíritu de vida no descenderá más en este mundo para que la serpiente no sea fortalecida y a fin de que el espíritu santo no entre en contacto con el espíritu impuro. Las palabras: “Pues él es carne” designa la primera serpiente que sería igualmente bendecida. La Escritura la llama “carne” como está escrito: “Yo he resuelto el fin de toda carne” (Bereishís, Génesis 6:13). Y la Escritura agrega: “Y los días del hombre serán de ciento veinte años”. Esto quiere decir que el lazo que une el cuerpo con el alma será disuelto al cabo de ciento veinte años de unión. Está escrito: “Los caídos (nefilim) estaban sobre la tierra”. R. Yose dijo: En la Escritura la palabra nefilim designa a Uza y Azael, como ya se dijo. El Santo, Bendito Sea, los arrojó desde la altura donde estaban colocados. Según R. Jiyá esos ángeles han podido existir en este bajo mundo perteneciendo a la categoría de la cual está dicho: “Y pájaros que vuelan sobre la tierra”  (Bereishís, Génesis 1:20). Hemos aprendido que las palabras de la Escritura designan a esas clases de ángeles que aparecen a los hombres bajo la forma de hombres. En cuento a la pregunta de cómo estos ángeles pueden transformarse, responderemos: Hemos aprendido que estos ángeles pueden transformarse de diversas maneras y que en el momento de descender aquí abajo son materializados, tomando cuerpos, y así aparecen a los hombres; Uza y Azael, que se han rebelado contra el cielo, fueron precipitados abajo por el Santo, Bendito Sea; tomaron cuerpos sobre la tierra y no pudieron despojarse de ellos. Luego fueron seducidos por las mujeres de aquí abajo, y viven aún hasta hoy y enseñan la magia a los hombres. Tal es el sentido de la palabra nefilim, los cuales también son llamados “hijos de El Eterno”. “Y el Eterno dijo: Yo destruiré de sobre la tierra al hombre que he creado”. R. Yose disertó entonces citando este versículo: “Pues mis pensamientos no son vuestros pensamientos, y mis caminos no son vuestros caminos, dice el Eterno”. (Yeshayahu, Isaías 55:8).  Dijo: Cuando un hombre quiere vengarse en otro, guarda silencio y no dice nada por temor a que el otro descubra su intención y escape de él. el Eterno no procede así. El no teme aquellos a quienes quiere castigar, pues nadie puede esconderse de El ni oponerse a sus decisiones. Las Escrituras nos enseñan que cuando El Eterno dijo: “Exterminaré de sobre la tierra al hombre que he creado” hizo conocer a esa generación, por intermedio de Noé, la decisión que había tomado. Y Noé les advirtió varias veces y por último El Eterno aplicó el castigo que se había propuesto. “Y llamó su nombre Noé, diciendo: éste nos confortará, nos consolará en la tierra que el Eterno ha maldecido”. ¿Cómo lo supo el padre de Noé? De la manera siguiente. Cuando El Eterno maldijo la tierra, Adán le dijo: “Soberano del universo, ¿durante cuánto tiempo la tierra estará sujeta a esta maldición? La respuesta del Eterno fue: Hasta que le naciera al padre un descendiente circunciso. Así esperaron hasta que nació un niño circunciso, marcado por la santa señal. Cuando su padre lo vio, y observó a la Schejiná revoloteando sobre él, lo llamó Noé, que literalmente significa: “El que queda”, anticipando su carrera futura. Pues hasta entonces los hombres no conocían la manera adecuada para sembrar y arar y trabajar el suelo con sus manos. Pero cuando vino Noé, él les enseñó las artes domésticas y se proveyó de los implementos necesarios. De ahí que está escrito que Noé efectivamente liberó la tierra de su maldición. Y por eso Noé es llamado: “Un hombre del suelo” (Bereishís, Génesis 9:20). R. Judá dijo: La palabra isch (“hombre”) se le aplica porque fue justo y por el sacrificio que hizo liberar la tierra de su maldición. Por consiguiente vemos que recibió su nombre en anticipación del futuro. R. Judá expuso una vez el texto: “Ven, mira las obras del Eterno, que ha hecho desolaciones en la tierra”.  (Tehilím, Salmos 46:9). Sí, dijo, hubieran sido obras de YHVH habrían traído más vida al mundo, pero siendo obras de Elohim, hicieron desolaciones en el mundo. R. Jiyá le dijo: Ya que planteaste este punto, estoy en desacuerdo contigo. Según mi opinión, cualquiera que sea el nombre que se emplee, el resultado es benéfico; y en este versículo debemos leer, no Schammot (“desolaciones”), sino Schemot (“nombres”). R. Yitzjak dijo: Ambos tenéis razón. Como dice R. Jiyá, si el mundo hubiera sido creado mediante el nombre que denota justicia (Elohim): “Han sido impuestas desolaciones en la tierra”, y así ha de ser, pues de otro modo el mundo no habría sido capaz de resistir los pecados de la humanidad. Considerad también lo siguiente: Cuando Noé nació le dieron un nombre que denota consuelo, con la esperanza que obrara para ellos su propia realización. Pero su relación con el Eterno se expresa con las mismas letras en el orden invertido, es decir Hen (“favor”), como está escrito: “Y Noé encontró favor a los ojos del Eterno” R. Yose dijo: Los nombres de los justos influyen en su destino para bien, y los de los malvados para mal. Así, el anagrama del nombre de Noé es Hen (“favor”), y hemos encontrado que de él se ha escrito: “Y Noé encontró favor en los ojos del Eterno”; mientras que el anagrama del nombre Er (“malvado”) hijo de Judá es ra (“malo”), y de él está escrito: “Y Er era malo a la vista del Eterno” (Bereishís, Génesis 38:7). Cuando Noé creció y vio cómo la humanidad estaba pecando ante el Eterno, se retrajo de la sociedad de los hombres y procuró servir a su Amo, de modo de no ser desviado por ellos. Fue especialmente diligente en el estudio del libro de Adán y del libro de Enoj que hemos mencionado, y de ellos aprendió las formas propias par adorar al Eterno. Esto explica cómo llegó a saber que le incumbía traer una ofrenda. Estos libros le revelaron la base de que depende la existencia del mundo, es decir, los sacrificios, sin los cuales no pueden perdurar ni el mundo de en lo alto ni el mundo de en lo bajo. R. Simeón marchaba un día en compañía de su hijo R. Eleazar y R. Yose y R. Jiyá. Mientras caminaban, R. Eleazar dijo: Es esta una oportunidad favorable para oír alguna explicación de la Torá. R. Simeón empezó entonces un discurso sobre el texto: “También cuando el tonto caminaba por el camino, su entendimiento le faltó”. (Kohelet, Eclesiastés 10:3). Dijo: Si un hombre desea que su viaje pueda ser grato al Eterno, antes de partir ha de aconsejarse con El y ofrecer la plegaria apropiada, de acuerdo con el dicho rabínico basado en el versículo: “Cuando la justicia marcha delante de él, entonces pondrá sus pies en el camino” (Tehilím,  Salmos 85:14). pues entonces la Schejiná no partirá de él. Pero de aquel que no cree en su amo está escrito: “También cuando el tonto marcha por el camino, su corazón, es decir, su entendimiento, lo abandona”. Por “corazón” se designa aquí al Santo, Bendito Sea, que no lo acompañará en el camino ni le ofrecerá Su apoyo antes de partir de viaje. Análogamente, en el viaje mismo no ocupa sus pensamientos con la Torá, y por esta razón se dice que su corazón le falla, porque no anda con su Amo y no se encuentra en Su senda. Además: “Él dice de todo, que es tonto”: Es decir, cuando no oye una palabra de doctrina verdadera dice que es tonto prestarle atención; como el hombre que fue preguntado acerca de la señal del pacto impresa en la carne, y contestó que no era artículo de fe, a lo cual R. Yeba el Anciano lo miró con dureza y lo convirtió en un montón de huesos. Por eso, nosotros, en este viaje que hacemos con el apoyo del Todopoderoso, hemos de comentar algún punto de la Torá. Y entonces tomó el texto siguiente: “Enséñame tu camino, oh Eterno, yo andaré en tu verdad, une mi corazón para temer tu nombre”. (Tehilím, Salmos 86:11). Dijo: Este versículo parece estar en conflicto con el dicho rabínico de que toda la carrera de un hombre está en manos del cielo, salvo su elección de la virtud o el vicio. Si es así, ¿cómo pudo David hacerle tal requerimiento a el Eterno? Lo que David realmente pidió fue sólo que el Eterno le enseñara Sus caminos, es decir, que abriera sus ojos para conocer el camino recto y apropiado; entonces él mismo sería capaz de andar por el camino de la verdad sin apartarse a derecha o a izquierda. En cuanto a la expresión “mi corazón”, ella tiene el mismo significado que en el versículo: “La roca del corazón y mi parte” (Tehilím, Salmos 73:26). Todo esto lo insinuó, dijo, para temer Tu nombre, para adherir a tu temor y guardar la senda recta. Las palabras: “Para temer tu nombre” se refieren al lugar adjudicado a David, en el cual se halla localizado el temor del Eterno. Has de considerar esto. Todo hombre que teme al Eterno está seguro en su fe, pues de corazón pleno en el servicio de su Amo. Pero aquel que no teme constantemente a su amo no está verdaderamente poseído de la fe ni es conceptuado digno de tener parte en el mundo futuro. R. Simeón discurrió después sobre el texto: “Pero la senda del justo es como la luz que alumbra, que alumbra más y más en el día perfecto”. (Mishlei, Proverbios 55:18) Dijo: Felices son los justos en este mundo y en el mundo por venir, porque el Eterno desea glorificarlos. Pues la senda de ellos es como “la luz que brilla”, es decir, esa luz radiante que el Eterno creó en el comienzo de las cosas, y que El puso aparte para los justos en el mundo futuro. Este “brilla más y más”, pues su brillo aumenta continuamente. Pero de los malvados está escrito: “El camino de los malvados es como la oscuridad, ellos no saben en qué tropiezan” (Mishlei, Proverbios 4:19). En verdad, ellos lo saben; pero caminan por una senda torcida y no se detienen a reflexionar sobre que un día el Eterno los juzgará en el mundo futuro y los castigará con los castigos del guehinóm. Entonces se lamentarán cada día diciendo: “Pobres de nosotros que no inclinamos nuestros oídos para escuchar”. Pero en cuanto a los justos, el Eterno los iluminará en el mundo futuro y les dará su debido retribución en un lugar que nunca ha visto un ojo, como está escrito en (Yeshayahu, Isaías 64:3). También,: “Y ellos seguirán y mirarán los esqueletos de los hombres que transgredieron contra mí” (Yeshayahu, Isaías 66:24). y luego: “Serán pisoteados los malvados, pues serán cenizas bajo las pisadas de vuestros pies” (Malají, Malaquías 3:21) Felices son los justos en este mundo y en el mundo por venir; de ellos está escrito: “Los justos heredarán para siempre la tierra” (Yeshayahu, Isaías 60:21).  y, también: “Verdaderamente los justos alabarán Tu nombre, los rectos morarán en Tu presencia” (Tehilím, Salmos 140:14)

Bendito es el Eterno por siempre.

Amén y Amén.


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